- Los defensores del
sandinismo y los
“paladines de la
libertad” se volvieron promotores de la paz
y abogados de la
resolución pacífica
de los conflictos - “Todos los acuerdos
de desmovilización nos
indicaban que iban a
darnos lo básico para
iniciar y reinsertarnos, pero como nada fue
cumplido por el
gobierno, empezamos
una lucha titánica
para fundar
nuestro barrio”,
recuerda “Chispero”
RAPHAELE [email protected]
La Red de Promotores de la Paz fue una iniciativa surgida del seno de los desmovilizados del Ejército y de la Resistencia. En 1993, bajo el auspicio del Programa de Educación y Acción para la Paz del Centro de Estudios Internacionales, los ex enemigos decidieron ser protagonistas de procesos de resolución de conflictos en todo el país.
El acompañamiento de la resolución de conflictos y la educación práctica a favor de la paz, han sido los ejes principales de una acción que hoy se ha ampliado a nuevas problemáticas, más allá de la lógica de posguerra.
De actores principales de la violencia que traumatizó a Nicaragua en los años ochenta, los defensores del sandinismo y los “paladines de la libertad” se volvieron promotores de la paz y abogados de la resolución pacífica de los conflictos. ¿Una paradoja? Más bien es la lección aprendida por estos hombres a lo largo de tantos años de guerra y de sufrimiento.
“Fue la voluntad de reintegrarse a la vida útil y la idea de sustituir a la violencia para resolver conflictos, lo que hizo conformar la Red de Promotores de la Paz”, cuenta Antonio Treminio, hoy oficial de la Red en Sébaco después de ser miembro del Ministerio del Interior entre 1979 y 1993.
El nivel de desconfianza entre los desmovilizados era alto al principio de la iniciativa, pero todos tuvieron que superar sentimientos de rencor antes de empezar a trabajar para sus colectividades.
Lograr la reconciliación entre ex enemigos fue un requisito y al mismo tiempo una meta de la Red de Promotores de Paz, “una primera misión fundamental”, dice Antonio Treminio. Es decir, que al promover la resolución pacífica de los conflictos, cada uno de los ex combatientes modificó su propia ética para dejar de lado la hostilidad de los enemigos de antes.
“Poco a poco se fue la desconfianza entre nosotros hasta el punto de estar juntos, revueltos”, recuerda Antonio Treminio. Así se abrió un espacio para trabajar por la paz.
La filosofía central de la Red de Promotores es la “intervención en conflictos para analizarlos y transformarlos”. Félix López, responsable de Capacitación de la Red de Promotores, explica que al principio la red enfrentaba en cada zona una serie de problemas ligados al incumplimiento de los acuerdos de desmovilización.
En Matagalpa, Waslala, Somoto y Santo Tomás, entre otras ciudades donde operaban los oficiales de la red, los primeros conflictos estaban relacionados a la toma, la entrega o a la titulación de tierra de los ex desmovilizados y los campesinos tradicionales.
“La agenda inconclusa de los gobiernos respecto a los acuerdos de desmovilización condujo a situaciones conflictivas”, comenta Félix López. Por haber heredado de su participación en la guerra un papel de liderazgo en sus comunidades, los ex combatientes pudieron utilizar tal ventaja para convocar a la gente y provocar un diálogo constructivo.
La capacitación en temáticas de paz y de conflicto, mediante las Escuelas Comunitarias de Construcción de Paz (29 en todo el país), es la otra línea de acción de la Red de Promotores de Paz.
La capacitación en educación para la paz sirve para formar a ex combatientes, maestros, policías locales, jóvenes, líderes comunitarios y otros actores de la sociedad civil para que sean capaces de abordar los conflictos sociales sin recurrir a la violencia. Mediante talleres de capacitación, la Red de Promotores ha ampliado su acción tanto al nivel de las problemáticas abordadas como al nivel de la población involucrada.
Félix López, también director de las Escuelas Comunitarias de Construcción de Paz, explica que la intervención de los Promotores de la Paz todavía tiene que ver con problemas de propiedad, hoy los conflictos abordados tocan el ámbito laboral, el enfoque de género o la violencia urbana de las pandillas.
Por ejemplo en Sébaco, Antonio Treminio identifica prioridades de acción de los Promotores de Paz: la violencia que genera el desempleo, el problema eterno de la propiedad y la capacitación de los trabajadores de la zona franca en cuanto a sus derechos laborales y sindicales.
Por haberse ampliado a nuevos temas, la Red de Promotores involucró también a nuevos actores reflejando una realidad que iba alejándose de los tiempos de guerra. Hoy, mujeres, miembros de las iglesias católica y evangélica, miembros de comunidades indígenas conforman la Red de Promotores y ofrecen un aporte a la resolución de todos los conflictos que enfrentan las comunidades.
El cambio en el perfil de la acción de la red traduce el hecho de que la guerra está ahora atrás, hecho al que sin duda contribuyeron los Promotores de Paz.