En Nicaragua las empresas están esperanzadas por el cambio del entorno nacional. Primero nos enfrentamos ante la posibilidad de que los trámites para establecer un nuevo negocio o renovación de los mismos se agilice y reduzca de tiempo, ya que el tiempo es oro. Y segundo la claridad en las reglas del juego.
En la última década, las empresas nicaragüenses se han convertido en interdependientes y atractivas a las exportaciones como rubros no tradicionales. ¿Qué puede ofrecer una empresa de manera individual ante la globalización? ¿O requerimos aliarnos internamente para ofrecer mayor volumen y calidad a otras naciones? Conozco el caso de un comprador extranjero que requería de una gran cantidad de insumos agropecuarios que no se le pudo suplir por insuficiencia de producción. Cualquiera podría decir que eso es imposible, pero sí… sucedió en Nicaragua.
La crisis del café está afectando en cadena muchas empresas de diferentes sectores, inclusive al Gobierno. La competencia está sonando en todos los sectores de la economía, el sector primario, secundario y terciario. La privatización de las empresas públicas es ya una realidad dentro de este proceso de cambio.
Estos cambios están obligando a las empresas a ser más emprendedoras y creativas, como es característica de los nicaragüenses, por eso se está capacitando y actualizando conocimientos a los empleados en las empresas, como un recurso muy valioso.
La mayoría de las empresas tienen su planificación estratégica bien definida y enfocada en la atención al cliente. Creando la misión, visión, valores y filosofía empresarial que da el verdadero norte hacia el futuro exitoso.
Estamos preparándonos para ser más competitivos, creando competencias en los diferentes cargos dentro de la empresa, independientemente de la formación profesional del que ocupe dicho cargo. Convirtiendo al empleado en sujeto activo en la toma de decisiones, al considerar y aceptar sus aportes y sugerencias, quedando a criterio del gerente la última palabra.
La capacitación a los empleados dentro de las empresas se está realizando a través de la metodología participativa aprender haciendo, para generar “competencias”.
Y aquí quiero contarles una anécdota de una profesora muy capaz que tuve en mis clases de “Didáctica Contemporánea” en el doctorado en Ciencias de la Educación, la catedrática usó una estrategia de análisis de caso, con intencionalidad de enseñanza sobre “Valores” con una técnica de resolución de problemas en base a una hipótesis que ella presentó.
Al final del curso conversamos sobre el interesantísimo debate que se desarrolló y el efectivo resultado que se obtuvo, y decía que las personas tenemos que aprender a escuchar, compartir, sintetizar, respetar las ideas de los demás, porque además de técnicos tenemos que ser personas con formación integral.
En realidad las empresas requieren de personas con esta formación, que sean propositivas y creativas, que le den “valor agregado” a las empresas, sólo así estaremos preparados ante la esperanza de enfrentar los retos del cambio.
* Directora Instituto Gerencia y Liderazgo.