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Momentos antes de recibir los disparos, Anastacio Somoza García baila con la novia del Club de Obreros de León.

“Rigoberto se adelantó y disparó antes que se apagaran las luces”

A 46 años del asesinato de Somoza García, Ramón Rosa Martínez Vargas, de 92 años, aún recuerda los detalles de ese hecho ocurrido la noche del 21 de septiembre de 1956. Él es el único leonés que sobrevive al operativo en el que también pereció Rigoberto López Pérez Clarissa AltamiranoCORRESPONSAL/[email protected] Ramón Rosa Martínez Vargas, a […]

  • A 46 años del asesinato de Somoza García, Ramón Rosa Martínez Vargas, de 92 años, aún recuerda los detalles de ese hecho ocurrido la noche del 21 de septiembre de 1956. Él es el único leonés que sobrevive al operativo en el que también pereció Rigoberto López Pérez

Clarissa AltamiranoCORRESPONSAL/[email protected]

Ramón Rosa Martínez Vargas, a sus 92 años, es el único leonés sobreviviente del comando que asesinó, hace 46 años, al ex presidente Anastasio Somoza García, en una fiesta en la Casa del Obrero —hoy Casa Museo Rigoberto López— durante una visita que el ex mandatario cumplía en León, con motivo de su campaña electoral en la que se postulaba para otro período presidencial.

Eso ocurrió el 21 de septiembre de 1956. Hoy, Ramón, un hombre bajo de piel morena y de hablar pausado, no deja que su edad afecte sus recuerdos, y recostado en una hamaca en su casa del barrio El Calvario, brinda sus impresiones de aquel hecho que cambió la historia del país. El complot fue organizado por 21 hombres, pero sólo Rigoberto López Pérez cumplió con el plan de matar a Somoza.

Según Martínez, aquella noche histórica tanto Edwin Castro Rodríguez como Julio Alvarado Ardila, Noel Jirón Balladares, Juan Calderón Rueda y él se encargarían de cortar el servicio de la luz eléctrica de la subestación de Sutiaba, lo que dejaría sin luz toda la ciudad de León, para facilitar la huida de Rigoberto después de disparar a Somoza.

Sin embargo, ellos no alcanzaron a cumplir su misión, porque Rigoberto se adelantó a disparar antes de la hora, obligado por la circunstancia, debido a que Somoza abandonaría el local antes de lo previsto.

“Nosotros escuchamos unos disparos cuando aún no habíamos entrado a la subestación. Una señora que pasaba por el lugar nos gritó: ‘¡Váyanse! Mataron al presidente, la guardia anda en la calle echando preso a todo el que encuentra’. Todos tomamos rumbos diferentes, yo huí a Estelí con la intención de ir a Honduras, pero por falta de reales no pude, y, además, desconocía la zona, y, por supuesto, el lógico temor de ser capturado”, revela Martínez.

Pero cuando Ramón se dio cuenta de que a su familia la había capturado la Guardia Nacional, se presentó en el comando, situado frente al costado norte del Teatro González, donde fue esposado, interrogado y torturado con chuzos eléctricos y patadas, propinadas por el oficial Oscar Morales Sotomayor, mejor conocido como “Moralitos” y “famoso” por el asesinato de los hermanos David y René Tejada Peralta y del doctor Fernando Cedeño, testigo del asesinato de David Tejada.

De las cárceles de León fue trasladado por el capitán Anastasio Ortiz —en ese entonces jefe policial— a las prisiones de Managua. Fue ubicado en los calabozos de los sótanos presidenciales, donde uno de sus compañeros de celda era, entre otros, Eloy Guerrero Santiago.

En la celda donde estuvo detenido sólo cabían tres personas de pie, su techo era de malla, por lo que tenían que soportar la lluvia de octubre, el frío de la noche y el mal olor de varios leones que estaba a escasos metros de ellos.

De las celdas presidenciales, lo trasladaron al Campo de Marte, y, por último, a la cárcel de la Aviación, donde tuvo la oportunidad de ver, antes de ser asesinados, a Edwin Castro Rodríguez y Ausberto Narváez Parajón, padre del ex ministro de Turismo, actualmente en prisión por el caso del Canal 6. Junto con Cornelio Silva Argüello, a Castro y a Narváez les aplicaron la “ley fuga”, la madrugada de un 18 de mayo un año después, según Martínez.

Juan Calderón Rueda fue el único de los reos leoneses que logró fugarse vestido de enfermero y logró asilarse en la embajada de Argentina. Los demás que participaron el 21 de septiembre de 1956 recuperaron su libertad al cumplir su condena de 5 años o más. Entre éstos estaban, además de Martínez, Noel Jirón Balladares, Herminio Larios, Benjamín Robelo Murillo, José María Barrera Sanabria y Julio Alvarado Ardila.

Por la muerte de Somoza, centenares de leoneses fueron objeto de represión o encarcelamiento.

EN LA ACTUALIDAD

Don Ramón Rosa Martínez es actualmente herrero. Para subsistir, mantiene un taller que todavía administra y donde se elaboran puertas y ventanas de hierro. Su descendencia la componen 8 hijos, 70 nietos y un número no precisado de biznietos.

-La vida para el único sobreviviente del ajusticiamiento de Somoza es difícil, debido al fracaso de la agricultura en la zona de Occidente, pero no culpa a los malos liberales de las penurias que pasa nuestro pueblo. Resiente que haya desaparecido el ferrocarril y externa frases contra el ingeniero Antonio Lacayo, yerno de la ex presidenta Violeta de Chamorro, por haber autorizado, según él, la venta del ferrocarril como chatarra.

-Pese a su avanzada edad, conserva frescos lo amargos recuerdos que le hicieron perder 5 años de su vida, pero lo admirable es que no externa resentimiento por las vejaciones y torturas de las que fue objeto, y en su conversación se transluce la admiración por Rigoberto López Pérez, el hombre que ofrendó su vida para liberar a Nicaragua de la dictadura de Somoza García.  

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