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Carlos Garzón. (LA PRENSA/Cortesía Diario Hoy/Fotoarte: Bismark Rodríguez)

Carlos Garzón: La poesía en oro

Se le considera artista por la creatividad de diseños exclusivos en joyas para reinas de belleza e imágenes de Cristo, santos y vírgenes. Ha sido el único orfebre que ha llevado al oro las pinturas de reconocidos artistas nicaragüenses, entre ellos, Pablo Antonio Cuadra Carlos Manuel Garzón Bellanger (Chontales, 1946-2007), fue un hombre sencillo, campechano, […]

  • Se le considera artista por la creatividad de diseños exclusivos en joyas para reinas de belleza e imágenes de Cristo, santos y vírgenes. Ha sido el único orfebre que ha llevado al oro las pinturas de reconocidos artistas nicaragüenses, entre ellos, Pablo Antonio Cuadra

Carlos Manuel Garzón Bellanger (Chontales, 1946-2007), fue un hombre sencillo, campechano, hijo de minero y que disciplinadamente como orfebre se dedicó por completo a diseños de joyas exclusivas, tomando en cuenta la tradición de la cerámica precolombina y sus significados religiosos, joyas que albergan un alto valor artístico, por medio de medallas, coronas, cantoneras, brazaletes, pulseras y dijes cuyas manifestaciones estéticas son admirables.

Desde niño inició su carrera de joyero. En una entrevista cuenta que “tenía seis años, cuando mi tío Jorge, después de hacer un bolillazo, me regaló cinco tominos de oro; al tenerlos en mis manos admiré el brillo del tesoro que poseía, entonces, me prometí que cuando fuera grande, haría una joya para mi madre, desde ese momento me matriculé en el arte de la orfebrería”.

Fue así como el niño minero y orfebre Carlos Garzón creció entre la pobreza, hijo don Manuel Garzón y de doña Migdalia Bellanger que comercializaba el oro que el marido sacaba de las minas. “Desde muy pequeño me gustaba acompañar a mi padre y a mi tío Jorge, al trabajo que ellos hacían en las minas, era alegre subir y bajar las chimeneas forradas con madera de níspero, que me servían de escalera, también me gustaba correr con el candil en mano por los túneles y oír el ruido sonoro del cincel y martillo que se usaba para desprender la broza, que después era transportada en los baldes y jalado con malacate a la superficie, para luego molerlas en las rastras; estas consistían en cuatro piedras muy finas y resistentes que pendían de cuatro palos en forma de cruz y que eran movidas por las aguas cristalinas de los ríos chontaleños”, recrea el joyero en una entrevista.

Pero el orfebre alcanzó su sueño cuando fundó en 1956 la joyería que lleva su nombre, convirtiéndose así en un destacado empresario. En su carrera alcanzó los consejos de destacados orfebres latinoamericanos, en Lima con los maestros Mauro Meza y Gregorio Cachi; en México con Rodrigo Facio, Antonio Castillo y Juan Oviedo; y estudió sobre la brillantería de las joyas en Holanda, sobre los diseño en Florida, y de diamantado en Nueva York. Un chontaleño a quien los artistas respetaban y quería como artista, Genaro Lugo es uno, que expresa que en lo artístico deja un legado del trabajo de diseños lineales de la orfebrería, “los llevó a planos más altos que los mercantiles, al incorporar y renovar los trabajos de los artistas contemporáneos como Orlando Sobalvarro, Leoncio Sáenz, Miguel Ángel Abarca, Pablo Antonio Cuadra, Jorge Tablada y mi persona”.

El elogio de PAC

De igual manera, el poeta Pablo Antonio Cuadra se refirió a él cuando éste llevó a cabo una exposición de sus joyas, basado en los poemas de Cantos de Cifar y poemas de El Jaguar y la Luna, en el salón de los Cristales del Teatro Nacional Rubén Darío en noviembre del 2000: “Nuestro Garzón tiene la doble virtud: orfebre del oro, sus joyas son el sueño del indio y la técnica del Español, pero también —y sin contradicción— la técnica del indio y el sueño del español”. El poeta también manifestó en esa ocasión que Garzón lo homenajeaba en sus 88 años, que era un ejemplar único, heredero de la revolución del barroco, un vanguardista que avanzaba, “poniendo pie en piedras preciosas, para atravesar el tiempo y llegar al futuro prometido”.

Fue así como las 44 Cruces Indoamericanas pintadas por Jorge Tablada, las que llamó “Gráficos cruciformes”, llegaron a ser expuestas en una muestra sin precedentes en la Galería Epikentro, los diseños del pintor fueron expuestos en oro en un amplio recorrido por la historia de la cruz de nuestros antepasados como la imagen de Quetzalcoatl que se encuentra en los riscos de la Laguna de Tiscapa hasta la cruz romana donde fue sacrificado Jesús. Tablada dijo que cuando Garzón se dio cuenta de su recorrido por la cruz, éste lo invitó entusiasmado a imprimir sus versiones plásticas en oro. Al respecto, Garzón, en esta exposición de junio del 2003 se expresó: “son testimonios de la orfebrería y la plástica, se unen; dos disciplinas diferentes, materiales diversos… oro, lienzo, buril y pincel. Para nuestros indianos aborígenes, éstas cruces multiformes, expresan su cosmogonía y su rito sagrado”, así daba cuenta de una obra en arte, óleo y oro.

Diseños para reinas de belleza

Muchas veces, Carlos Garzón dijo: “quiero poner en sus manos el oro de mi Chontales”, y como un homenaje permanente, lo hizo diseñando joyas exclusivas para reinas de belleza, como el obsequió a Amelia Vega, una joya valorada en 3 mil dólares, la cual se destaca por ser ciento por ciento oro de 18 quilates, con un dije que representa la serpiente emplumada y en el centro una moneda de plata de un córdoba del año 1952. De igual manera, a Natalie Glebova, Miss Universo 2005, el empresario Carlos Garzón le entregó una hermosa gargantilla de la serpiente emplumada, en esa ocasión dijo: “Lo que hace que una prenda tenga la categoría de joya es el mensaje que se le imprime; por ello, esta prenda está adornada con cuatro penachos que significan las cuatro estaciones del año y en el centro se encuentra una moneda de cincuenta centavos de plata que circuló (en nuestro país) en 1912”. Otras Misses como Cristiana Frixione y Xiomara Blandino, también lucieron sus diseños.

La orden que lleva su nombre

Quizás Carlos Garzón sea el mecenas que más apoyó la cultura nacional en los últimos 30 años, ayuda que se materializó a través de patrocinios directos de su joyería o gestiones con empresas para que los artistas pudieran expresarse. Al mismo tiempo, creó la orden Carlos Garzón la cual consiste en una medalla en oro que se entrega una vez al año a personas destacadas en la cultura nacional, la cual el año pasado fue entregada al pintor Leoncio Sáenz y al poeta José (Chepito) Cuadra Vega.

A un mes de su adiós eterno, deja un amplio legado, discípulos de su arte orfebre formados en su taller, una extraordinaria colección de piezas únicas inspiradas en la poesía, la plástica nicaragüense, y el folclor, la colección de imaginería, colección de obras de arte y, sobre todo, su ejemplo de superación, amor al trabajo y solidaridad con los demás.

La Prensa Literaria

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