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Chuno Blandón. LA PRENSA/ARCHIVO

Entre Sandino y Fonseca

Chuno Blandón, como es su “nom de plume” o mejor aún “nom de guerre” como dicen los franceses, ha escrito ciertamente una obra maestra “chef d´ ouvre” y no creo exagerar aunque me tilden de hiperbólico. En realidad no dudo en afirmar que es la obra histórica más relevante de la mitad del siglo XX, […]

Chuno Blandón, como es su “nom de plume” o mejor aún “nom de guerre” como dicen los franceses, ha escrito ciertamente una obra maestra “chef d´ ouvre” y no creo exagerar aunque me tilden de hiperbólico.

En realidad no dudo en afirmar que es la obra histórica más relevante de la mitad del siglo XX, a la par de su maestro y mentor José Coronel Urtecho, la una por decirlo aún más tucididianala de Coronel o sea más cerebral y reflexiva y la otra la del discípulo Chuno, más si se quiere herodotiana, o sea más vital y anecdótica. Más homérica la de Herodoto señalan algunos autores usando esos dos modelos eternos. La de Chuno es la historia épica —realmente— de un pueblo que ama su libertad hasta el extremo, como lo ha demostrado tantas y repetidas veces en toda la historia, pero particularmente contra la infame estirpe sangrienta de los Somoza en frase ya lapidaria de Pedro Joaquín Chamorro, que resume magistralmente esa nefasta época que esperamos fervientemente no se repita nunca jamás.

Etapa entre dos héroes: Sandino y Fonseca 1934-1963 y en la que emergen tres figuras principales: Rosendo Argüello, Julio Alonso y Rigoberto López Pérez. Rosendo (Chendo) tal vez el héroe más arrojado de nuestra historia reciente un verdadero capitán intrépido, quien siendo un médico naturista de fama mundial, rechazó indignado la oferta que le hiciera el mismo Führer nazi, de encargarse de su salud personal después de curar a la esposa del embajador alemán en Costa Rica y luego dirigiera él mismo la defensa antiaérea de Madrid en la Guerra Civil Española 1936-1939. Un verdadero héroe de leyenda.

El autor utiliza copiosísimas fuentes de libros, revistas, periódicos y entrevistas personales, lo que le da a la obra una consistencia difícilmente igualable. Pero Chendo no es sólo un héroe de leyenda sino el alma y nervio de la célebre Legión del Caribe, sin duda alguna clave en el desarrollo democrático de esta región y clave también para la comprensión histórica de la misma en relación con el llamado Coloso del Norte.

Los otros dos héroes son el teniente ex GN Julio Alonso, figura legendaria en Las Segovias, aunque olvidado en la historia que fuera inspiración del autor y de Carlos Fonseca en sus años de juventud en el Instituto de Matagalpa y desde luego descollante la figura del ajusticiador de Somoza en frase célebre del doctor Emilio Álvarez Montalván, Rigoberto López Pérez, a quien Chuno dedica buena parte de su obra en una auténtica reivindicación política, para demostrar que no fuera como se ha creído y divulgado obra de un solo hombre, sino una conspiración de muchos.

Entre los grandes villanos descuella obviamente el mismo fundador de la dinastía y el macabro y tenebroso personaje como un Yago shakesperiano, ministro americano, como se decía entonces, Bliss Lane, ejecutor de la sentencia dictada en Washington.

La foto de Roosevelt y Lane, página 73, no puede ser más reveladora. No sé por qué razón no se publicó la foto, en mi opinión más importante de la obra, en la que aparecen juntos Franklin Delano Roosevelt y Anastasio Somoza recibido este último en un automóvil descubierto con sendos sombreros de copa y frac y festejando triunfalmente en Washington como el salvador de Nicaragua. Otras dos fotos igualmente reveladoras que aparecen en el libro son respectivamente la de la pág. 81 Pacto Somoza Cuadra-Pasos en 1948 y en la 241 Pacto de los Generales Somoza-Chamorro en 1950.

La clave de lo que digo, porque todo tiene una clave o código como dicen ahora en el argot cibernético, está en la pág. 174 en que se refiere el autor a la conferencia de Yalta, entonces URSS en febrero de 1945, poco antes del fin de la Segunda Guerra Mundial, cito Yalta haciendo relación a la obra de Daniel Yergin sobre la guerra fría en la que precisamente relaciona Yalta con Riga en el Báltico, al que fuera luego destinado Bliss Lane, tal vez en recompensa como enviado especial del presidente Roosevelt.

Pero aquí entramos en el terreno de la conjetura y la especulación, que utiliza José Coronel en su obra. El autor y yo intentamos obtener más datos sobre este personaje, pero dada la escasez de nuestros recursos y la falta de interés en nuestro medio por la investigación, no pudimos conseguirlo. Eso le tocará a los historiadores norteamericanos de LAHSA (Latin American Historical Studies Asociation), dispersa por todas las universidades de la Unión Americana, que estoy seguro se mostrarán vivamente interesados por esta trascendental obra.

En cuanto al estilo desprovisto de excesivas galanuras del autor, pero no desprovisto de gran dramatismo y siempre interesante, preciso certero minucioso, me basta citar a Menéndez y Pelayo, el gran crítico español, quien al comparar el estilo escueto de Aristóteles con el del divino Platón, dijera del primero que había mojado también su pluma en la tinta de las musas.

El libro se lee fácilmente casi de un solo tirón y va a tener una enorme aceptación entre el público lector, aunque tampoco faltarán detractores como suele acontecer en una obra como ésta.

Para terminar quiero consignar que Chuno rescata en su libro a tres personajes importantes ya casi olvidados, además de los ya mencionados: a Quintín Pino Machado, prácticamente sepultado en Cuba y que jugara un papel primordial como embajador de su país en Nicaragua y a mi entrañable amigo Rafael (Payo) Somarriba jefe de la fallida expedición de El Chaparral y su especial relación con el Che Guevara. A mí personalmente me entregó sus memorias escritas a máquina antes de morir y todavía inéditas.

Con él venía designado especialmente por el mismo Che el comandante Carlos Lugo, que luego fuera Ministro Consejero de la Embajada de Cuba y ahora está completamente relegado al olvido y hasta me han dicho que el actual gobierno le ha negado la visa de entrada al país por el que tanto hiciera.

La Prensa Literaria

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