Las inundaciones son el riesgo permanente en el Manchester, donde habitan unas 300 personas.
LA PRENSA/ R. ORTEGA.
Más de 300 personas habitan la zona que hace seis meses fue declarada como “no habitable” en el barrio Manchester, a pesar de que la comuna capitalina anunció con bombos y platillos que la cercaría y reforestaría para evitar más riesgos.
La alcaldesa designada en Managua, Daysi Torres, hasta explicó hace algunos días que en el área “donde estaba” el barrio Manchester se realizarían obras de protección al ambiente, se mejoraría el sistema de drenaje pluvial y se constituiría en parte de un cerco o “cortina verde” que albergaría flores exóticas. Sin embargo, en el lugar hay cerca de cincuenta viviendas creadas de plásticos, zinc, latas y tela.
El secretario general de la comuna capitalina, Fidel Moreno, incluso dijo a medios oficialistas que “desde la punta Manchester se está proponiendo construir un centro de investigaciones acuáticas ”.
Justo en esa zona está la vivienda de Douglas Alvarado. “La Alcaldía de Managua sólo nos dijo que nos moviéramos un poquito de lugar, entonces nos movimos unos cuantos metros (hacia el sur) del Lago (Xolotlán). Nos mejoraron la entrada al barrio, pero estamos esperando a que cumplan con el muro de contención (en los alrededores de las 42 viviendas) que nos prometieron”, comentó Alvarado, quien vive en el Manchester con sus cuatro hijos y su esposa.
A juicio de Francisco Ramírez, coordinador del barrio, la mayor dificultad es el nivel bajo del área donde están asentados. “No creo que el Distrito Dos de la Alcaldía se haya gastado todo el presupuesto con esa rampa (aplanamiento en la entrada del barrio), así que necesitamos relleno en la tierra”, dijo Ramírez.
El Manchester fue declarado como “no habitable” en mayo pasado, por el Concejo de Managua. Se suponía que la comuna debía desalojar a las familias que ahí habitasen para evitar más inundaciones como la ocurrida en octubre del 2008, cuando más de mil personas debieron ser evacuadas en colegios de la capital, donde permanecieron cuatro meses para ser trasladados a la urbanización Cristo Rey, en Tipitapa.
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