Al preguntarle a Óscar Sobalvarro, ex miembro del Estado Mayor de la Resistencia Nicaragüense (RN), si recordaba el número de bajas mortales durante la guerra dentro de sus filas, afirmó que había sido un poco más de 13 mil guerrilleros.
Según reportes de espionaje a los operadores de radio del Ejército durante la guerra y los recuentos visuales, los Contras calculaban que las bajas mortales del Ejército Popular Sandinista (EPS) pudieran estar entre 15 mil y 20 mil. “Fue un conflicto que duró diez años”, recordó Sobalvarro.
La desaparecida Stasi alemana reportó casi 19 mil muertos entre militares, campesinos y otros civiles hasta diciembre de 1986, tal como publicó ayer LA PRENSA.
Sin embargo el actual jefe de las fuerzas armadas, General Omar Hallesleven, aseguró en octubre que no será hasta el próximo año cuando den una información “veraz” sobre los muertos del Servicio Militar Patriótico. “Somos una institución seria, no vamos a emitir opiniones a medias”, dijo.
EL TRAGO AMARGO DEL RÉGIMEN SANDINISTA
Hallesleven pasará a retiro el 21 de febrero del 2010. Será el nuevo comandante en jefe quien asuma esa promesa que resulta en un “trago amargo” para el Ejército constitucional que casi 20 años después de la abolición del Servicio Militar impuesto por el primer régimen de Daniel Ortega Saavedra, aún no presenta datos claros sobre la magnitud del reclutamiento ni de sus víctimas.
- Otro documento inédito de la Stasi, fechado en abril de 1986 y con signatura ZAIG MfS 5817 adquiridos por LA PRENSA, sostiene que el grueso de la Fuerza Armada Sandinista (FAS) era de 64 mil hombres, habiendo sido formada en 1979 por sólo 6 mil soldados.
Los datos revelados por una fuente de los Estados Unidos explica que entre 1981 y febrero de 1985, la Unión Soviética entregó 486 millones de dólares en ayudas y equipo militar al EPS, en cambio el Estado tenía un déficit fiscal de 500 millones.
La revista Envío en su número 138 de junio de 1993 sostenía que la prolongada guerra que asoló Nicaragua durante la década de los 80 dejó más de 150 mil víctimas, incluyendo muertos, discapacitados, viudas y huérfanos.
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Por eso, desde ahora en la opinión pública hay dudas si los datos de la armada serán verídicos. Debe tomarse en cuenta que el anuario del Instituto Nicaragüense de Estadísticas y Censos (INEC) de 1986 registró apenas el 41 por ciento de las probables defunciones para ese año, mientras en los libros los nacimientos representaban un 78 por ciento del estimado.
CARNE DE CAÑÓN MANDADOS POR LOS ORTEGA
El también ex comandante de la Resistencia, Luis Fley, explica que el EPS necesitaba “masa” y no le importaba la calidad del soldado, calcula que los sandinistas perdieron en una proporción de 3 a 1, porque la Contra tenía la iniciativa de combate y estaban mejor capacitados que los reclutas.
La mayoría de contras eran campesinos que estaban física y sicológicamente preparados para vivir en la montaña, mientras los del Ejército eran muchachos de las ciudades, “estudiantes de los últimos años de secundaria que llegaron a un lugar inhóspito para ellos”, afirma Sobalvarro.
El consultor del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (IEEPP), Roberto Orozco, explica que el personal permanente del Ejército pudo ser del 10 por ciento, contando con cocineras, conductores y administrativos, la mayoría eran reclutas del Servicio Militar Obligatorio.
En las zonas de combate la proporción era todavía menor, ahí los denominados Batallones de Lucha Irregular (BLI) estaban en la primera línea de combate, pero sólo eran permanentes unos 17 puestos para batallones de 600 hombres, eso representa apenas el 3 por ciento de la tropa.
REGISTROS DEL EPS
La Contra, por su parte, tuvo control de sus miembros con nombre, apellido, seudónimo, nombre del padre y madre, es decir tenían completas sus listas de personal, con excepción de los llamados “correos”, siempre y cuando no fueran asesinados, en ese caso escribían un reporte y los anotaban entre las bajas.
El EPS tenía un padrón de reclutamiento, también sabía quiénes regresaban o no, según sus registros de alistamiento. Como institución nacional llevaban “Libros de Personal”, cuadernos de registros contables con nombres y apellidos de los reclutas, en manos de los jefes de personal y cuadro, oficiales permanentes de la armada, también había nóminas de pago, los reclutas recibían mensualmente una “ayuda” económica.
Orozco explica que los batallones irregulares eran unidades móviles, por eso enviaban un parte diario al EPS, con información de bajas, heridos y situación operacional. Aunque probablemente mucha información se perdió en la montaña, había datos guardados a nivel regional y central.
LA PRENSA consultó al general retirado Hugo Torres, jefe de Personal en la década del noventa, pero admitió que no podía precisar la cantidad de bajas del EPS, aunque manifestó que efectivamente el mayor número de fallecidos vinieron de las tropas, no del personal fijo.
Jefes de Personal fueron en los ochenta el general retirado Álvaro Baltodano, muy cercano en la actualidad al presidente Ortega y también Marisol Castillo, esposa del entonces Jefe de la Seguridad del Estado, Lenín Cerna.
Torres sostiene además que las cifras de la RN “no tienen pies ni cabeza”, el EPS estaba mejor armado, incluso contaba con aviación, tenía mayor número de miembros que la Contra y experiencia en la guerra de guerrillas por su pasado en la insurrección. La Contra perdió hombres en proporción de tres a uno, calcula el general retirado.
Tanto Fley como Sobalvarro creen que el Ejército de Nicaragua tiene los datos de víctimas del reclutamiento obligatorio y aunque no esperan un dato exacto, al menos piden la verdad.
“El Ejército tiene una deuda moral con la gente que contra su voluntad fue llevada a la guerra, aunque cambien cada cinco años de comandante, eso dura toda la vida. Todos los generales de ahora estuvieron al mando de tropas y tienen una obligación con muchos soldados que murieron”, dijo Fley.
Torres en cambio sostiene que el reclutamiento era parte de la legislación para un Ejército constitucional, como lo tienen otros países en la actualidad, por ejemplo Israel. Sin embargo, Torres admite como error considerar a la revolución como fuente de Derecho y hacer relativa la ley, lo cual llevó a la confusión Estado-Ejército-Partido.
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