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Zona de Strikes

Los ojos de los Cardenales estaban sobre David Green en 1980, cuando decidieron entregar a un futuro integrante del Salón de la Fama como Rollie Fingers y dos peloteros establecidos como Ted Simmons y Pete Vuckovich, a cambio del nicaragüense.

Los ojos de los Cardenales estaban sobre David Green en 1980, cuando decidieron entregar a un futuro integrante del Salón de la Fama como Rollie Fingers y dos peloteros establecidos como Ted Simmons y Pete Vuckovich, a cambio del nicaragüense.

Sobre Green había unas expectativas espectaculares. Sus herramientas lo proyectaban hacia el estrellato en las Grandes Ligas y la organización de San Luis no vaciló en sacrificar su presente, pensando en el futuro brillante que estaría construyendo en torno al nica.

Pero David tenía otros planes. “Yo sólo deseaba salir en televisión y que me vieran mis amigos de la colonia Managua y lo logré”, me dijo con cierto orgullo hace unos meses. De modo que los Cardenales no salieron bien parados al final de la transacción, a pesar de los agregados de Sixto Lezcano, David LaPoint y Larry Sorensen.

Juan Carlos Ramírez no ha sido el centro de la transacción que ha intercambiado a dos ganadores del premio Cy Young como Roy Halladay y Cliff Lee, pero los Filis se aseguraron de que fuera en el paquete que recibirían desde Seattle, tras entregar a Lee.

Tampoco es que llegue arrimado. No. Ramírez es parte básica en el canje. Y para que un chavalo sin experiencia más allá de Clase A, como es su caso, sea incluido en la transacción, es que existen muy buenos reportes en los archivos de Filadelfia.

Ramírez, como lo sabemos aquí, es esencialmente un lanzador de poder, que trabaja por afinar sus pitcheos agregados, es decir, su slider y sobre todo su cambio, factor básico para el éxito cuando se tiene a la velocidad como el elemento principal en el repertorio.

Lo que se cuestiona en Juan Carlos, conocido como J. C. en las Menores, es que no es muy consistente en su mecánica y que en ocasiones advierte lo que va a lanzar porque sus movimientos varían de un disparo a otro, pero todo eso es corregible, si se trabaja.

Lo más importante es que tiene juventud (21 años) y un material exuberante. Y si a eso le agrega deseos, no habrá forma de impedir su ascenso a las Mayores, sin importar el equipo. Los Filis lo pidieron en el canje y seguro que no fue porque les pareció simpático. Es porque creen en su talento.

Deportes Edgard Rodríguez Juan Carlos Ramírez archivo

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