El niño Ricardo Cuadra Centeno, quien recibió un balazo en la frente el pasado 23 de diciembre, se encuentra estable aunque conectado a un tubo de oxígeno en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital La Mascota.
El doctor Gerardo Mejía, director del hospital, explicó que la tomografía realizada al infante revela que éste no presentaba ningún daño cerebral y que afortunadamente el impacto no fue en la espalda, porque en caso contrario sus familiares hubieran tenido que aceptar que quedaría inválido.
El niño recibió un balazo de parte de un sujeto dedicado a la drogadicción, quien estaba “repartiendo” disparos en una de las calles del barrio Rubén Darío.
Mejía dijo que el mayor peligro para el niño es no tener orificio de salida para la bala que aún se encuentra alojada en el maxilar derecho, por lo que necesita de operación una vez que mejore su salud.
“No podemos determinar cuándo le haremos la cirugía, pero estamos trabajando en ello”, mencionó el especialista.
Mientras tanto la Policía del Distrito Cuatro anda tras Elvin Figueroa, de 22 años, principal sospechoso del acto violento y de quien presumen es consumidor de estupefacientes.
Durante la balacera, que fue realizada la noche del 23 de diciembre, también resultaron levemente heridos tres niños más de 9, 11 y 14 años, quienes en ese momento se encontraban en la calle jugando.
Familiares del pequeño Cuadra esperan que se haga justicia, ya que el autor de los disparos les ha robado la tranquilidad en sus hogares al saber que su ser querido se encuentra en una de las salas del hospital.
Según investigaciones policiales, Figueroa pertenece a una pandilla.
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