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Familias asentadas en las riberas de los ríos Prinzapolka, Kukalaya, Bambana y Españolina, piden ayuda al Gobierno. LA PRENSA/ARCHIVO/G. MIRANDA

Desnutrición y hambre en comunidades de la RAAN

Miles de niños, niñas y familias costeñas que viven en las riberas de los ríos Prinzapolka, Kukalaya, Bambana y Españolina, en la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN), están padeciendo de hambre y desnutrición ante la falta de atención de programas post huracán, por parte del Gobierno central en el Caribe.

CORRESPONSAL/RAAN

Miles de niños, niñas y familias costeñas que viven en las riberas de los ríos Prinzapolka, Kukalaya, Bambana y Españolina, en la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN), están padeciendo de hambre y desnutrición ante la falta de atención de programas post huracán, por parte del Gobierno central en el Caribe.

El huracán Ida destruyó los cultivos, arrancó casas, iglesias, escuelas y se llevó las pertenencias de los pobladores miskitos, mayangnas y mestizos de la región.

María Elsa Coban, una miskita de Kukalaya Central, dice que ha llorado frente a sus hijos ante la incapacidad de poder alimentarlos. No tiene víveres para alimentarse ella y sus hijos, sus cosechas se las llevaron las fuertes corrientes provocadas por el huracán Ida.

La comunitaria detalló que la mayoría de las madres no hayan qué hacer ante el hambre que están padeciendo.

Para no dejar morir a sus familias dice que han tenido que salir a pescar para darles sopa de pescado con sal a sus pequeños.

“He tenido que llorar junto a mis hijos al verlos llorar por hambre”, reiteró Coban, quien pide al Gobierno que no los abandone y que mande ayuda para poder sobrevivir.

María Castro en una señora de la tercera edad que no tiene sábanas ni mosquitero por lo que casi no duerme debido al ataque de los zancudos. Ella también está sin utensilios domésticos, los cuales perdió durante el huracán.

Laura Flores Ponce, líder de Dos Bocas, en Kukalaya, dijo que el Gobierno no ha entregado ningún tipo de ayuda a los afectados y pide que tanto las autoridades centrales como los organismos lleguen a sus comunidades para que vean que hay hambre en esas zonas.

En Dos Bocas sólo quedaron cinco casas después del huracán, asimismo se perdieron los variados cultivos, lo cual ha incrementado la crisis de las familias de este sector de la RAAN.

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COMENTARIOS

  1. Otro Miskito
    Hace 14 años

    El pueblo presidente?Vivan los pobres del mundo?No hayo como.La Costa Atlantica(Norte y Sur)deberia de separarce del resto de Nicaragua.El gobierno solo se preocupa por la gente del Pacifico,nosotros los Miskitos siempre hemos sidos olvidados por el gobierno.Nos tratan como ciudadanos de segunda calidad en nuestro propio pais.

  2. Jose Alvarado
    Hace 14 años

    Como se pude ayudar a esta gente desde Estados Unidos?

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