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Reformas constitucionales y ambiciones personales

Por William E. Roiz Murillo

Molesta a ciertos gobernantes que la Constitución no les permita entronizarse en el poder, que les limite el período de gobierno, que no les deje continuar disfrutando las mieles del poder y de la corrupción que lleva consigo, con sus familias, parentelas y amigos.

En 188 años de la separación de Centroamérica de España hemos tenido en Nicaragua 15 constituciones políticas, además de 14 reformas constitucionales, de las cuales siete (o sea el 50 por ciento) corresponde a las hechas a la actual Constitución vigente desde enero de enero de l987. Desde la Constitución Federal de 1824, pasando por la de Nicaragua ya como República, de 1838, hasta la de enero de 1987, se han dado 14 constituciones, todas promovidas por gobernantes ambiciosos que obtuvieron el beneplácito de sus asambleas legislativas para lograr sus fines personales y familiares, pasando por Frutos Chamorro, Tomás Martínez, Emiliano Chamorro (que lo intentó), Anastasio Somoza García, Luis Somoza Debayle, Anastasio Somoza Debayle, y ahora Daniel Ortega Saavedra que quiere reelegirse por tercera vez. Los pactos políticos han estado también presentes en varias de estas reformas constitucionales.

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“Los congresos legislativos antes de 1979 y la actual Asamblea Nacional —ha dicho el constitucionalista Cairo Manuel López— se han prestado para hacer reformas constitucionales a capricho de los caudillos gobernantes y a través de los pactos”. Sin embargo reconoció, que la más profunda reforma a la Constitución de 1987 ha sido la de 1995, cuando se produce una división del FSLN surgiendo la bancada del MRS, reforma que permitió recudir poderes al Ejecutivo y dar más a la Asamblea Legislativa, más participación ciudadana, un mejor pluralismo político, la garantía de la propiedad privada, termina con las confiscaciones que es sustituida por la expropiación por utilidad pública pero con indemnización de los afectados, la posibilidad que los diputados propusieran magistrados a los otros poderes, entre otros beneficios al pueblo nicaragüense. No la actual reforma que impulsa el FSLN que es sólo para reelegir al presidente Ortega.

Sin embargo, los nuevos pactos del doctor Arnoldo Alemán por el PLC con don Daniel Ortega por el FSLN (hasta con fotos de familia) desnaturalizan los logros alcanzados con la reforma constitucional de 1995. Se reparten ambos caudillos los puestos públicos en los poderes Judicial, Electoral, Ejecutivo y en otros entes e instituciones estatales, de forma prebendaria, oportunista y mercantilista, promoviendo la corrupción pública.

La historia de nuestras constituciones y sus reformas, está cargada de violencia por el apetito desmedido casi lujuriosa de nuestros ex gobernantes por el poder más la corrupción que se entroniza en los mismos, poder que ejercen o han ejercido para satisfacer sus intereses personales y de familias, de clase, de poder de grupos sectoriales, sin tomar en cuenta que esto conlleva a provocar una especie de olla de presión, que termina por estallar más temprano que tarde, como ya ha sucedido en nuestra dramática y dolorosa historia de guerras fratricidas.

Para reformar la actual Constitución, lo que le puede dar legalidad pero no legitimidad, el FSLN orteguista necesita por lo menos 56 votos y están tratando de convencer a los diputados par varias vías: por la de los “cañonazos” o por otros métodos que ellos muy bien conocen y son expertos para amenazar, chantajear, etc…

El vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia, el magistrado Rafael Solís había dicho públicamente que “están trabajando en lograr esa reforma constitucional: la reelección”, aunque por otro lado el doctor Alemán Lacayo afirmó que el PLC no se prestaría a aprobar la reelección de Ortega. Pero en política todo es posible, “sólo los ríos no se devuelven”.

Eduardo Montealegre y su bancada también han prometido que no aceptan la reelección, pero él fue el primero en reconocer el triunfo electoral de Ortega en las pasadas elecciones nacionales y hoy disfruta de inmunidad como diputado…

Es triste: el pueblo no puede confiar en políticos desprestigiados de hoy. La esperanza es que surja un nuevo liderazgo no contaminado que realmente haga una verdadera oposición con el interés puesto en Nicaragua, en una verdadera democracia y en el futuro de nuestro país.

Opinión

COMENTARIOS

  1. elhombredelamancha
    Hace 14 años

    UNA NUEVA NICARAGUA.
    Muy bien, don William E. Roiz. En nuestras modestas
    aportaciones, cada vez que podemos, insistimos en ese”nuevo liderazgo”. Estamos iniciando la segunda decada del S. XXI. Y, donde estamos? No es posible
    que Nicaragua siga desgobernada por enfermos de
    poder y con pobre vision de patria. Los dictadores
    y los presidentes “for ever” TIENEN que ser cosas del
    triste pasado.
    La hora del fin de los demagogos que gritan: “Arriba
    los pobres”, es ahora.

  2. Doug
    Hace 14 años

    Muy bien expuesto Sr. Roiz, ademas de su util resena historica constitucional. A estas alturas nada puede esperarse de los “diputados” y los “lideres politicos”, todos estan contaminados por una pervasiva e infinita corrupcion, Ud. lo ha dicho bien. El pueblo dara repuesta popular en las calles, al igual que lo hacen los iranies contra Ahmadineyad en Iran, asi lograremos destruir este regimen corrupto, y de quienes lo apoyan con sus pactos y venta personal de sus influencias.

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