El escándalo provocado en Costa Rica por los súper autos del embajador Rivas nos confirma una vez más el trato especial de que goza la familia Rivas Reyes por parte del Gobierno, no hay un solo nicaragüense que ignore que ese beneficio se debe a la relación entre el Cardenal y esa familia. Relación que convirtió en su momento al hoy magistrado en coordinador de la Comisión de Paz y Reconciliación, en presidente de Coprosa, en asesor de la construcción de la Catedral de Managua y en tres veces magistrado del CSE, los otros hermanos, todos sin excepción, han sido funcionarios en los diferentes gobiernos del noventa a la fecha. ¿Qué une a la familia Rivas Reyes al Gobierno actual? Obviamente la relación del Cardenal con Ortega y los favores recíprocos entre el magistrado Rivas y el FSLN. Asumir que el Cardenal Obando ignora los “excesos” de sus protegidos sería como tratar de tapar el Sol con un dedo. La verdad aunque nos cueste aceptarla es que en ese triángulo el Gobierno aporta protección y jugosos puestos, Obando y Bravo aporta su título cardenalicio y su prestigio entre la población católica, los hermanos Rivas son los más favorecidos, ya que como dijera el diputado Mauricio Díaz; la familia Rivas Reyes encontró petróleo en la sacristía del cardenal Obando.
Pero volviendo al escándalo de los autos, se han preguntado qué pensará el pueblo que tiene que hacer fila para conseguir una lámina de zinc, un juguete o una bolsa de comida. Como explica el Gobierno, que uno de sus funcionarios esté siendo acusado de defraudar al Gobierno tico en beneficio de su hermano magistrado del CSE, quien a su vez se da una vida de multimillonario en ese país. Cuántas familias de los CPC pueden ser propietarias de universidades, aviones, mansiones, colecciones de autos de lujo y jugosas cuentas bancarias. Si hay algún funcionario que pueda explicárnoslo. Por favor que lo haga, pero viendo a los ojos de los miles de nicaragüenses que a diario se acuestan sin comer y se levantan sin tener un trabajo al cual asistir.
Desde el 9 de noviembre del 2008 a la fecha, los que no votamos por los candidatos oficialistas nos pasamos preguntando dónde estaba nuestro voto. Ortega y el CSE prefirieron convertirse en parias del mundo libre, pero jamás quisieron contestar, sencillamente porque no podían admitir que habían realizado el fraude mejor documentado de nuestra historia. Acción que los obligó a echar mano de las argucias del somocismo antes que aceptar que habían favorecido a sus candidatos. Se acuerdan ustedes de las tres famosas P de Somoza: plomo para los enemigos, palo para los indiferentes y plata para los amigos. Yo no sé ustedes qué pensarán, pero hoy yo sé en qué se convirtió mi voto.
El 2010 será un año crucial para el futuro de nuestra democracia, si no logramos ejercer la suficiente presión para obligar a Ortega y Alemán a deshacerse de los responsables del robo a nuestro voto, entonces tendremos sólo dos caminos. Nos convertimos en borregos del pacto o nos revelamos y nos sacudimos toda la podredumbre que representa. Esto último ya sabemos cómo hacerlo y desgraciadamente también conocemos el costo que como pueblo tendremos que volver a pagar. Mi satisfacción es saber que los nicaragüenses no nacimos para ser borregos, sino que para vivir en libertad y progresar en democracia.
El autor fue comandante de la Resistencia Nicaragüense y actualmente es miembro del MVE-PLI
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