Josué Bravo
CORRESPONSAL/COSTA RICA
El mandatario costarricense Oscar Arias se defendió de las críticas que lo señalan como el principal impulsor de la minería a cielo abierto en Costa Rica, aclarando que la concesión al proyecto Las Crucitas, en el norte del país, no fue otorgada por su gobierno. A su vez defiende a la empresa desarrolladora.
“Quiero aclarar que la concesión minera en el proyecto Las Crucitas no fue otorgada por este Gobierno, ni por mi persona. Se trata de un derecho adquirido por una empresa internacional desde hace ya muchos años, que nosotros heredamos al asumir el poder. Una empresa que ha cumplido con todos los requisitos, que ha aprobado todos los pasos de nuestra legislación ambiental, y que brinda trabajo en una zona de muy bajos recursos”, explicó el mandatario en un escrito divulgado por el despacho de prensa de Casa Presidencial.
El proyecto minero Las Crucitas se ubica en Cutris de San Carlos, zona norte de Costa Rica, a unos tres kilómetros en línea recta del San Juan. La desarrolladora del proyecto es Industrias Infinito S.A, subsidiaria en Costa Rica de la empresa canadiense Vanessa Ventures.
Las obras están paralizadas, a la espera de que la Sala Cuarta Constitucional que resuelva varios recursos de amparo interpuestos principalmente por el Frente de Oposición a la Minería de Oro de la Zona Norte de Costa Rica.
El ambientalista Nicolás Boeglin, considera que la contaminación del San Juan no ocurriría solo por el arrastre de sedimentos, sino a través de mantos acuíferos internos y superficiales.
En ese sentido explicó que hay muchos nacientes que desembocan al San Juan por medio del río Infiernillo, el cual se vería contaminado por cianuro.
También manifestó que hay un manto acuífero subterráneo que Costa Rica comparte con Nicaragua, el cual también sería contaminado porque se encuentra a una profundidad de 73 metros y la empresa proyecta excavar 75 metros para extraer oro en un área de 52 hectáreas.
La contaminación en el San Juan ocurriría en tres horas, según el ambientalista, si el agua y sedimentos con cianuro llegan a este cauce producto de alguna ruptura de la represa de relave, una vez que el proyecto minero Crucitas inicie su desarrollo.
El daño ambiental en el río nicaragüense sería drástico e irreversible y dejaría expuesta a Costa Rica a una demanda internacional de parte de Nicaragua.