Hace un año, Everth Cabrera se dirigió sin contratiempos hacia la sala de abordaje en el Aeropuerto de Managua. Algunos lo reconocieron y susurraron a su paso, pero no hubo ninguna agitación en torno al torpedero de Nandaime. De hecho, era sólo un prospecto más.
Ayer avanzó sobre el mismo sendero y además de ofrecer entrevistas, debió recibir una ráfaga de flashes, solicitudes de autógrafos y fotografías, mientras estrechaban su mano en demostraciones de afecto y admiración. Ahora es un big leaguer. De los pocos que tenemos.
- Es difícil encontrar críticas al juego de Everth Cabrera en nuestro país. Da la impresión que vive una luna de miel con periodistas y fanáticos.
¿Qué te preguntan tus amigos del barrio en Nandaime?
Me preguntan de todo, que cómo son los aviones, que cómo es la comida, que cómo es Adrián González y David Eckstain, que con quién me llevo mejor. En fin, de todo.
¿A veces te sorprende lo que has conseguido?
Sí, sobre todo porque sé que casi nadie creía en mí y a veces veo que otros jugadores con más talento que yo no pudieron llegar. Quizás les faltó voluntad.
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Muchas cosas han cambiado para Cabrera en un año. Pasó de ser un jugador que estaba oculto en las Ligas Menores con Colorado, a short titular de los Padres de San Diego en Ligas Mayores. Y hasta se adjudicó el premio de Atleta del Año en nuestro país.
“Todo lo que he vivido en este último año es algo que no me imaginé. Siempre tuve fe en llegar a Grandes Ligas, pero pensé que me tomaría más tiempo. Sin embargo, ahora que lo he logrado voy a trabajar más duro para mantenerme”, dice Cabrera.
El torpedero de Nandaime partió ayer hacia San Diego, California, y aunque ahora está en las Grandes Ligas, viajó con su mochila cargada de entusiasmo y deseos de saltar al próximo nivel. Así lo dijo a LA PRENSA en un diálogo en el aeropuerto.
¿Qué es lo que más te ha impresionado en este último año?
Las demostraciones de cariño de la gente y las esperanzas de que yo pueda tener una buena carrera en el beisbol. Eso me hace trabajar con determinación en las prácticas para responder a las expectativas.
¿Tenés una idea de lo que representás para este país?
Sí. Sé que hay quienes me ven como un ejemplo y no quisiera defraudar a nadie. Pero quiero dejar en claro que por eso no voy a volverme loco si no bateo .300. Yo deseo lo mejor para mí, pero tomaré lo que Dios quiera darme.
¿Qué aspecto de tu juego necesita más trabajo?
Mi bateo. Aún me afectan los lanzamientos en curva. Los lanzadores saben que puedo batear sus rectas, pero necesito más trabajo ante la curva. La defensa también necesita trabajo. Tengo que relajarme más y jugar con más calma.
Siempre que se habla de tu velocidad, se piensa en 50 robos…
Es una cifra que me gustaría alcanzar. Sé que tengo la velocidad para conseguirlo, pero también sé que debo mantenerme saludable y con buen average para lograr ese propósito. En las Menores robé 73, así que creo que lo lograré.
Como novato se dispensan algunas cosas, ahora quizá no…
Yo voy claro de eso. Sé que debo disminuir mis errores y mis ponches. Y aumentar mi average de bateo, embasarme más, robar más y anotar más. Y voy entrenado para eso. Así que espero mejorar en todo.
¿Te aprecian en San Diego?
Bastante. He recibido mucho cariño y afecto, y trabajo duro para poder conservarlo.
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