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Gaston Saint-fleur, poeta haítiano invitado al Festival Internacional de Poesía que se celebra en Granada. LA PRENSA/G.Flores.

Gaston Saint-fleur

Gaston Saint-fleur, es haitiano. Uno de los poetas invitados al Festival Internacional de Poesía en Granada, que la noche del martes pasado, elevó su canto a las ancestrales raíces que le unen a África, y a la tierra que hace más de un mes fue teñida con el dolor de sus hermanos, al pueblo que con rebeldía y valor ha enfrentado históricamente los males de la tierra. Uno de sus poemas hace eco de ese clamor:

Gaston Saint-fleur, es haitiano. Uno de los poetas invitados al Festival Internacional de Poesía en Granada, que la noche del martes pasado, elevó su canto a las ancestrales raíces que le unen a África, y a la tierra que hace más de un mes fue teñida con el dolor de sus hermanos, al pueblo que con rebeldía y valor ha enfrentado históricamente los males de la tierra. Uno de sus poemas hace eco de ese clamor:

Sangra la Tierra y nadie llora

La degüellan como un ovejuno en el matadero

Mezclada con el sudor de los verdugos

Y el rojinegro del hombre

Cuela y cuela… la sangre

Manchando a almas y corazones.

Del Norte al Sur

Del Este al Oeste

Se expanden víctimas y verdugos

Pronto seremos jodidos todos.

Crece el hombre

Y se reduce su humanidad

La tierra se queda huérfana

Abandonada a su suerte

Como un niño haitiano en las calles de Santo Domingo.

La poética de Gaston tiene las reminiscencias de un pueblo atávico y él lo confirma: “mis poemas se enfocas en aquellos temas de la sociopolítica, lo social que me ronda, que está ahí y no puedo estar ajeno”:

Ya no tenemos una iglesia que, beata,

Nos pueda ilusionar con el más allá.

El Estado está en mal estado.

El Mercado, ciego y desalmado,

Aun sin ser garante de nadie ni de nada,

Nuestra única guía y fuente de inspiración.

Los apellidos están desautorizados

Cada quien enfrenta con su nombre

Los retos de salir del marasmo

Y permanecer a flote.

El hombre se reduce a su pésima condición:

solo.

Saint-fleur, tiene 36 años, nació en Bois-de-Laurence, Haití. Su vida la reparte entre ser educador, poeta y ensayista. Con estudios en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra y una Maestría en Relaciones Internacionales y Servicios Diplomáticos por la Universidad Católica Santo Domingo (UCSD), así como una maestría en Educación, mención gestión y docencia universitaria por la referida Universidad.

Su trayectoria en pro de los servicios y programas humanitarios le precede, ha sido coordinador de numerosos proyectos de ayuda a jóvenes en Dominicana y Haití.

Se ha destacado como editorialista de la revista Machette en Montreal, Canadá, también es miembro del Círculo Literario El Aleph en la República Dominicana y del Grupo Literario Franklín Mieses Burgos del Ateneo Insular.

Es ganador del premio Bon Nouvèl de Poesía en el año 1998 en Haití. Sus textos han sido publicados en la Revista del Círculo Literario El Aleph, así como en diversas páginas virtuales de literatura.

Tiene dos libros de poesía publicados en el 2009; Tanbou kreyól y Atrattasis e inéditos Juancito, Vershaiti y versos bajo escombros.

De su labor como poeta dice haberla iniciado hace diez años, pero comenta que de adolescente componía canciones, era parte de un grupo de teatro y siempre le motivó expresarse en el lenguaje de las artes y las letras. El doce de enero, cuando la tierra se sacudía y muchos haitianos perecían entre los escombros de hierros retorcidos, Saint-fleur estaba en un cabo al norte del país donde no se registraron daños materiales ni humanos.

El terremoto de magnitud 7.3 grados en la escala de Richter dejó totalmente aterrorizados y atónitos a los que de cerca vieron la tragedia, uno de ellos fue Gaston, el resto del mundo se compungió viendo a través de las pantallas de los tele noticieros y las fotografías de los diarios, los cuerpos tirados como klinex entre una enorme montaña de cuerpos rescatados de entre los escombros de los más de 120 mil muertos y en ese terremoto.

La literatura de Haití

Una vez llegado a la literatura descubrió mundo paralelos.

¿Qué caracteriza a la literatura haitiana?


Una fuerte tradición de lucha, coraje y rebeldía desde los tiempos de la esclavitud, una forma de lucha natural. Hemos sido un pueblo de luchas y eso está reflejado en la obra de todos aquellos artistas que han sentido la necesidad de decirlo.

¿Hacia qué autores tendríamos que dirigir la mirada?


Hay muchos, pero uno de los principales es Jacques Roumain con su novela Gobernadores del Rocío, publicada en 1944. De un escritor y etnólogo,  emblemático de la cultura haitiana moderna.  Fue perseguido por sus ideas. También están otros autores como; Oswald Durand,  Félix Morrison, René Depestre, luchador contra la dictadura y además de la diáspora, defensora de la negritud.

¿Qué tanto reconocimiento ha tenido esta literatura?


Existe una pléyade de autores que mantiene viva la literatura haitiana y acabamos de tener una cosecha bastante abundante de premios y reconocimientos en los países franco parlantes en el 2009. Fue un  año de gloria   para esta literatura, en total fueron doce premios, eso es una señal de una literatura viva y con un reconocimiento hacia afuera. Haití el país más pobre del hemisferio occidental, tiene la cultura más rica de este  hemisferio, al lado de la brasileña o norteamericana con una larga tradición.

¿Cambiará la poesía o el cuento haitiano después del terremoto?

¿La tragedia del doce de enero marcara profundamente la literatura, habrá cambios?


Definitivamente sí. Habrá un antes y un después, si bien es poco prudente o trazar las pautas de como será esta literatura, si establecerá un antes y un después, porque las palabras se han quedado cortas y emocionalmente nos ha afectado profundamente.

¿Cómo ve el mundo después de estos eventos?


Es un mundo muy humano, a pesar de lo que se diga y haga. Nosotros hemos sido apoyado por el mundo, estoy muy agradecido con todos aquellos que nos han dado su mano. Hay una solidaridad mundial con mi país, eso es profundamente humano. Yo tengo una amiga que se ha negado a tener hijos, me decía que ella no regalaría al mundo un fruto de sus entrañas, porque éste es tan malo e injusto, pero lo que yo veo ahora con la solidaridad internacional, es un mundo  humano. Esa movilización internacional para mí país me lo dice.

Vienen momentos más difíciles, como el de la reconstrucción. ¿Cuál será el mayor reto?


Hay que encausar al país hacia sus verdaderos rumbos. Por tanto, en cuanto se refiere a mi poesía la va afectar grandemente, no la afectará sobre mis enfoques del lado patético del mundo. El  nobel de literatura portuguesa, ha  mencionado que hay muchos Haití en el mundo y hay muchas vidas bajo escombros, no solo en Haití, en el mundo las hay y necesitan ser salvadas, ser rescatadas. Es trascendente la situación del país,  esperamos  que esa movilización se dé igual  en favor de los demás países que están en situación de desastre, es lo que esperamos, que podamos hacer esa junta de solidaridad para ir sacando bajo los escombros a vidas muy prometedoras que están bajo riesgos.

Gaston Saint-fleur, no sale del asombro, del dolor, una pesadumbre que lo inunda cuando habla de Haití, igual que sus contemporáneos, sus ojos se enrojecen, hace pausas y los silencios dicen mucho.

¿Qué poeta eres en la actualidad?


Soy un poeta de lamentación y quizás un Jeremías lamentándose sobre la destrucción del templo, la destrucción de la ciudad de Jerusalén, como Puerto Príncipe: Ahora hay que tomar en cuenta, que gracias al festival estoy muy agradecido, con Nicaragua y su gente por el calor que me hacen sentir el niño mimado, es en Nicaragua que volví a relacionarme con la literatura después del desastre que nos marcó el doce de  enero.

Estaba totalmente interrumpido ese contacto, viví una amnesia, se me olvidaron las claves de tarjetas, computadoras, estaba bloqueado, no me surgían ideas, luego de observar por la mañana del jueves la destrucción de Puerto Príncipe, quedé atónito, por tanto este ambiente me hizo volver a la poesía, aquí que vine a ponerlo por escrito, en un poema que se llama El Palacio se ha hundido.


¿Cuál es la situación de los centros culturales?


Todavía no hay estadísticas concretas. Todo desapareció. Todos los edificios quedaron afectados, pero los artistas han sobrevivido y eso garantiza que habrá en el futuro una obra, una pintura haitiana en algún lugar después del desastre.
 
Gaston, pasa la página de su libro  Tanbou  Kreyól…y lee:

Un hombre cae

Y la Tierra se va pedacito por pedacito.

Haitianos,

Haitianas,

Nos hemos vaciado de nosotros mismos,

De lo que el hombre fue,

El séptimo Hombre.

Pero vamos a volver a sembrar árboles…

El poeta reconoce, igual que el nobel José Saramago, que hay muchos Haití en el mundo, que deben ser rescatados de los escombros y ayudarlos a salir de las tragedias.

La Prensa Literaria

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