SAN JOSÉ/ACAN-EFE
El presidente de Costa Rica, Oscar Arias, viajó hoy a México para asistir a la Cumbre de Río, en dónde hará un nuevo llamado a sus colegas americanos para reconocer al nuevo Gobierno hondureño, así como para mejorar las instituciones democráticas en la región.
Arias, quien asiste a la Cumbre acompañado por la presidenta electa, Laura Chinchilla, declaró a Acan-Efe que insistirá sobre el tema de Honduras pues precisamente el eje central de la cita es la unión entre los países latinoamericanos.
El mandatario costarricense, que dejará el poder el próximo 8 de mayo, afirmó que “es muy difícil aspirar a una mayor unidad entre la comunidad latinoamericana si se excluye a un país que recientemente eligió, en elecciones limpias y transparentes, a un presidente como Porfirio Lobo”.
Arias subrayó que no se puede culpar a Lobo por el golpe de Estado que sacó a Manuel Zelaya del poder en junio del año pasado.
“Me parece que lo lógico es pasar esa página y analizar las posibilidades de todos los países del continente reinicien sus relaciones con el nuevo Gobierno lo más pronto posible”, insistió.
Sobre otros temas de la Cumbre, Arias resaltó que habrá una “reunión de los presidentes solos donde podremos hablar con franqueza sobre como vemos el futuro de América Latina”.
“Mi pensamiento todos lo conocen: es que el siglo XXI es el siglo de los asiáticos, no de los latinoamericanos. Este es un continente donde las desigualdades están ahí, donde los requisitos básicos de la democracia no se dan en muchos países: igualdad de oportunidades e igualdad ante la ley”, manifestó.
“Hemos visto como a veces se ganan elecciones y se utiliza el poder para restringir libertades individuales. La tarea por perfeccionar las instituciones democráticas es todavía una tarea que tenemos por delante. Pienso decir todo esto porque esta será mi última cumbre con los presidentes latinoamericanos y del Caribe”, enfatizó el gobernante costarricense y Premio Nobel de la Paz 1987.
Arias invitó a Chinchilla, ganadora de las elecciones del pasado 7 de febrero, para, según él, “introducirla como mi sucesora” ante el resto de gobernantes americanos.