Lluvias como las que inundaron el fin de semana algunas zonas de Mateare, Managua, podrían continuar en los próximos días. Sin embargo, para esto se necesitan condiciones en la atmósfera que no son comunes en esta época del año.
Así lo advirtió la meteoróloga Martha Castillo, del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter), tras explicar por qué lluvias como las del pasado 27 de febrero no están descartadas en días futuros, a pesar de que marzo pertenece a la época seca del año.
Según Castillo, el sábado pasado un eje de vaguada o surco de nubes que hacen llover se desplazó por delante de un frente frío sobre el Occidente y Norte de Nicaragua, lo que coincidió con bajas presiones, altas temperaturas y vientos débiles.
“Es algo inusual, ya que estamos en la época seca del año, pero si tenemos condiciones para que se den este tipo de condiciones, se dan. El ambiente cálido ayudó a que se disparara ese cambio que se dio en el desarrollo de esa nubosidad”, comentó Castillo.
Eso fue lo que ocurrió sobre Mateare, un municipio ubicado 15 kilómetros al oeste de Managua.
Aunque zonas de Mateare se inundaron, el Ineter no encontró indicios de fuertes o torrenciales lluvias el sábado 27 de febrero, tampoco razones para que el suelo haya estado saturado, por lo que se presume que todo se debió a problemas de alcantarillado.
Castillo dijo que las lluvias más fuertes se registraron en Condega (Estelí), donde cayeron 61.0 milímetros de agua, San Isidro (Matagalpa) con 25.4 milímetros, Jinotega con 15.5, León con 11.4 y el ingenio Monte Rosa, en Chinandega, con 11.1 milímetros.
El Ineter esperaba ayer lluvias similares, sobre todo en el Norte del país y la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN), especialmente por la influencia del frente frío número 17, debido a que habían condiciones similares a las del 27 de febrero.
La especialista mencionó que las probabilidades de que estas condiciones del tiempo continúen, irán disminuyendo a medida que avance el mes de marzo, puesto que el invierno (nevadas y frente fríos, entre otros fenómenos) se acaba en el hemisferio norte de la Tierra.
La conexión entre las lluvias en Nicaragua y las nevadas en Estados Unidos está en que ambos países se encuentran en el mismo hemisferio de la Tierra, es decir el occidental.
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