La Cámara Nicaragüense de Plantas Exportadores de Carne Bovina (Canicarne) pidió a las autoridades sanitarias y de comercio de Nicaragua no retrasar más la decisión y suspender el comercio con Guatemala, como una “compensación en el daño” por mantener ese país cerradas las fronteras a las exportaciones de carne nicaragüense. Esta situación comenzó el 1 de enero y Canicarne sostiene que ha generado pérdidas por el orden de los 2 millones de dólares a los exportadores.
- Canicarne entregó a los titulares del Mific y del Magfor un listado de cada uno de los productos que Nicaragua importó en el 2009 de Guatemala, en el que aparecen los volúmenes y valores de cada producto importado.
Los mataderos solicitaron que al tomar medidas recíprocas se tenga especial cuidado con las materias primas, para que no se vaya a afectar la industria nacional, y en el caso de los productos terminados, agropecuarios e industriales, piden buscar cómo sustituirlos.
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El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentos de Guatemala (MAGA) prohibió el ingreso de la carne nicaragüense, argumentando que los mataderos no pasaron las inspecciones sanitarias. Algo que desestimó el presidente de Canicarne, Onel Pérez, quien acusa al Gobierno guatemalteco “de obedecer a intereses meramente comerciales y no de orden técnico ni de índole sanitario”.
Canicarne y los ministerios de agricultura y comercio nicaragüense concuerdan en que la prohibición viola los acuerdos comerciales porque incluso se da antes de haberse inspeccionado los mataderos. MAGA cerró las fronteras el primero de enero y las inspecciones se dan hasta el 20 de ese mes.
“Cuando un país inspecciona los mataderos y hace observaciones, le da un plazo para corregir y mientras tanto la planta puede seguir exportando, sobre todo si son observaciones menores, como fue el caso con Guatemala, sin embargo, la prohibición persiste”, afirmó Pérez.
A su criterio Guatemala no quiere competencia, “pues saben que nuestro producto está sano. Por ello solicitamos a los ministerios de Comercio y al Agropecuario de Nicaragua que suspendan las relaciones comerciales entre ambos países”, exigió.
Basado en las pérdidas económicas hasta ahora, Canicarne demanda al Magfor y Mific exhibir “una compensación en el daño, es decir, que por cada dólar que Nicaragua les deje de exportar, debe haber al menos 4 dólares de productos guatemaltecos que no se deben dejar entrar a nuestro país”.
Gobierno no quiere guerra comercial
El titular del Mific, Orlando Solórzano, reconoce el perjuicio económico a los industriales nacionales, pero la posición es agotar las negociaciones con las autoridades del vecino país antes de adoptar medidas recíprocas y entrar en una guerra comercial.
No descarta “empezar a apretar la tuerca” si Guatemala no reabre el mercado a la carne, pero van a esperar los resultados de las gestiones de una comisión creada con los exportadores de carne y el Gobierno para lograr una solución.
Solórzano es de la posición que “los problemas de comercio no se resuelven a través de guerras comerciales o represalias”, sino presentando los estudios fitosanitarios a la carne nicaragüense, para demostrar que los mataderos no tienen limitaciones.
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