La doctora Ivette Icaza, coordinadora de rehabilitación de la Asociación Pro Niños Quemados de Nicaragua (Aproquen), explicó que el problema del labio leporino y paladar hendido no se resuelve con una cirugía, sino que se debe a un tratamiento multidisciplinario donde intervienen varios especialistas y que éste inicia desde el primer día de nacido afectado.
“El paciente con labio leporino es como el niño quemado, que no necesita sólo una cirugía o tratamiento quirúrgico. Necesita terapia de lenguaje, necesita tratamiento de una odontopediatra, que es una odontóloga especialista en niños, y al final necesita un ortodoncista que le ponga los frenillos”, señaló Icaza.
En la unidad de quemados del Hospital Metropolitano Vivian Pellas se están realizando operaciones gratuitas de labio leporino y paladar hendido desde hace un par de semanas. Sin embargo, a lo largo de 18 años han practicado estas cirugías a través de las 120 jornadas médicas que han llevado al interior del país.
Este nuevo proyecto se impulsa de la mano con el John Hopkins Hospital, de Baltimore, y los fondos se consiguen a través de una alianza con la empresa de telefonía Claro, que le dio a sus abonados la posibilidad de donar 25 centavos de dólar al enviar un mensaje.
DESDE EL PRIMER DÍA
Según Icaza, lo ideal es que el pequeño inicie el tratamiento desde el primer día de nacido, cuando la odontopediatra le coloca una plaquita que impedirá que la fisura en la boca se haga más ancha y facilitará la alimentación del niño, hasta que cumpla los tres meses y se pueda realizar la cirugía para cerrar el labio.
Luego, cuando cumpla el primer año, debe someterse a una segunda cirugía para rectificar el paladar (cielo de la boca)y evitar que cuando hable el aire salga por la nariz. Esto debe ir acompañado con la terapia de lenguaje, para corregir también la forma de hablar del niño.
“La terapia de lenguaje es importante, porque cuando los niños tienen la fisura abierta en el cielo de la boca, cuando habla, el aire se va por la nariz y hablan ñajitos. Entonces no basta con operar, hay que dar terapia para corregir los músculos y que el niño aprenda a hablar bien”, dijo Icaza.
Sin embargo, aunque éstas son las intervenciones de regla, en el camino de recuperación se van haciendo necesarias nuevas cirugías, dependiendo de la gravedad del caso. Por ejemplo, si el niño tenía la encía abierta, ésta debe cerrarse hasta los nueve años, que es cuando saldrán las piezas dentales caninas (colmillos). Luego vendrían las correcciones en las narices y en las cicatrices.
“Son tratamientos bastante caros, sólo una cirugía plástica es cara y lo ideal es que estos niños se pongan hasta los frenillos”, indicó Icaza, quien señaló que aunque el tratamiento es completamente gratis, aún tienen muchas necesidades para ofrecer un servicio integral.
Entre estas necesidades está la instalación de una clínica odontológica en la unidad, para que la odontopediatra le haga todas las limpiezas a los pacientes.
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