Joel Zelaya es un típico miskito que vive en Uluwas, entre los bosques de pinares del noreste de Nicaragua. Servicial, pero prudente; delgado, pero fuerte, y de más gestos que palabras. Su piel entre oscura y mestiza no oculta el desgaste de su vida, golpeada como nunca en septiembre de 2007, cuando el huracán Félix lo dejó con vida, pero sin esperanzas.
Dos años y medio después de aquel desastre, que mató a 112 personas, provocó daños económicos superiores a los 40 millones de dólares y derribó un área boscosa casi comparable a la mitad de Bélgica, en Europa, Zelaya vuelve a sonreír. Puede cosechar arroz tres veces al año.
Sonríe tanto como Sleiky Solís, en Bilwi, tras explicar por qué los casos de malaria bajaron de 1,600 hace tres años a 437 el año pasado. O como Carlos Salmerón al ver las oportunidades que se abren a una cooperativa de miskitos, ahora que hay silos metálicos para acopiar la producción de granos en Waspam.
Ellos no se conocen entre sí, pero sus sonrisas resumen la esperanza que hay en la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN) de renacer después del huracán más violento que penetró Nicaragua en la presente década.
“Después de eso (el huracán Félix) mucha gente está luchando, usted ve como que hubo un incendio, pero en realidad es que la lluvia y el viento se llevó la tierra buena… a veces no se hacen los tres tiempos (de comida), sólo una vez el bastimento, plátano o guineo… pero ahora estamos haciendo la prueba a ver si sale algo, el trabajo ya no es sólo machete”, comenta Zelaya sobre sus esperanzas de mejorar su vida.
PARA MILES
Como Zelaya, diez mil beneficiarios del Programa de Apoyo para la Rehabilitación y Reconstrucción de las Áreas Afectadas por el Huracán Félix en la RAAN están esperanzados en garantizar sus tres tiempos de comida, independientemente de si llega otro ciclón.
El programa, financiado por la Unión Europea (UE) y ejecutado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), consiste en 24 proyectos guiados hacia el acceso al agua y saneamiento por una parte y la recuperación de medios de vida sostenibles por otro lado, en Puerto Cabezas, Waspam, Bonanza y Rosita, los municipios más impactados por el Félix.
El objetivo es que al menos diez mil familias tengan sus propios medios de subsistencia de forma sostenible, y 30 mil personas mejoren su salud por medio del servicio de agua potable y tratamiento de aguas residuales.
“Esto es primordial para mejorar la salud, sólo una población sana puede contribuir al desarrollo del país”, expresó el jefe de la Delegación de la Comisión Europa para Centroamérica y Panamá, Mendel Goldstein, durante una visita realizada a inicios de esta semana a Bilwi y Waspam.
- El gobernador de la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN), Reynaldo Francis, se sumó a quienes ven con buenos ojos los proyectos financiados por la Unión Europea (UE) en la zona.
“Sí está impactando (el apoyo directo de la Unión Europea), porque con el componente de Medios y Vida la gente ya está viendo los resultados porque ya están cosechando sus plátanos, frijoles, van a trabajar arroz, la gente ve beneficios”, dijo.
No obstante, recordó que “hay mucho que hacer en lo que respecta a viviendas, escuelas, iglesias, centros de albergue y otros programas, como el apoyo al sector pesquero, la pesca artesanal; todo eso falta, porque tenemos que entregar equipos”.
Francis mencionó que el Fondo de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) entregó trasmayos, anzuelos, atarrayas y chinchorros a los pescadores, pero el tema de la movilización, de las pangas continúa pendiente.
Además de eso, indicó que los esfuerzos para reconstruir las viviendas todavía no son suficientes, ya que se necesita transportar la madera desde Waspam hacia las zonas costeras y los llanos, de modo que quienes han levantado nuevamente sus casas son los mismos pobladores.
El gobernador espera que los 24 proyectos de la Unión Europea (UE) terminen arrastrando a los que no son beneficiados hacia mejores niveles de vida.
El Programa de Rehabilitación y Reconstrucción de la RAAN no sólo está ayudando a sus beneficiarios a diversificar su producción y mejorar su tecnología.
También intenta garantizar la sostenibilidad de los proyectos cuando se acabe el dinero de la UE.
Éste es el caso del cacao. Según Oscar Aguilar, coordinador del Programa de Rehabilitación y Reconstrucción de la RAAN, este producto ya tiene un mercado asegurado a pesar de que la primera cosecha será dentro de dos años.
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Más que a un sistema de tuberías, Goldstein se refirió al novedoso método utilizado en la RAAN para erradicar la malaria, que consiste en criar parásitos que eliminan en un 95 por ciento las larvas de los zancudos que provocan la enfermedad.
Estos parásitos se crían en la llamada “bioplanta” de Bilwi y se diseminan por todos los charcos, recipientes y estanques del municipio, para combatir al mosquito de la malaria.
Ya se aplicó en su etapa experimental, y según Lucía Lira, directora del Sistema Local de Atención Integral en Salud (Silais) de la RAAN, esto provocó que los casos de malaria bajaran de 1,600 a 437 en los últimos tres años.
“Esta región aporta la mayor cantidad de casos del país, pero la reducción es significativa”, comentó Lira.
Y la reducción en términos económicos también, ya que el Silais calcula ahorros de aproximadamente el 50 por ciento en el combate contra la malaria.
“Su producción es rápida, fácil y de bajo costo, no con químicos como el Bti que aplica el Minsa (Ministerio de Salud), que es mucho más caro”, aseguró Solís.
Aunque no están bajo el mismo programa, el proyecto de agua potable y saneamiento que auspicia la Unión Europea en el preescolar Sol de Libertad, de Bilwi, ayuda a erradicar las enfermedades en una región (RAAN) donde mueren 60 niños por cada mil nacidos.
AGUA SEGURA Y SANEAMIENTO
Ahí más de 200 pequeños en edad preescolar ahora pueden beber agua potable y estudiar en aulas limpias, gracias a un tanque donde almacenan agua y sistemas de purificación sencilla, que les permite tener una llave dentro del aula.
Elisa Martin, educadora del proyecto en el preescolar, afirmó que antes los niños estudiaban en condiciones lamentables por falta de agua. Esto los afectaba hasta para hacer sus necesidades fisiológicas, ya que no contaban con letrinas para eso, una situación difícil para maestros con alumnos que no tienen edad para cambiarse ropa interior.
No obstante, desde esta semana todo cambió, y ahora la comunidad escolar convive en un lugar limpio en el Sol de Libertad.
El saneamiento también incluye la construcción de un relleno sanitario con capacidad para dos años de vida útil para Bilwi.
PLANES EN AGENDA, PERO FALTA LA PLATA
Con una fuerza laboral en mejores condiciones de salud, el alcalde de Bilwi, el sandinista Guillermo Espinoza, se anima a gritar insistentemente que la ampliación del aeropuerto para hacerlo internacional, y la construcción de un muelle para las exportaciones e importaciones de Nicaragua en el Caribe, más la construcción de la carretera que uniría al Pacífico con el Atlántico, son suficientes para hacer del municipio un lugar próspero tan pronto como dentro de cinco años.
Espinoza calcula las inversiones del Gobierno central en un mínimo de 350 millones de dólares, y un ahorro para Nicaragua de 40 millones de dólares cada año sólo en la utilización del puerto de Bilwi.
Carlos Alemán, presidente del Consejo Regional de la RAAN (CRAAN), mostró una opinión distinta a la del alcalde, pero igual de optimista.
“Ésa es sólo la infraestructura. El comité de emergencia después del huracán Félix a nivel regional ha ido trabajando en articular, porque no se quería que en el mismo lugar se estuviera haciendo la misma cosa (duplicidad de esfuerzo), por eso se metieron (los 24 proyectos) en cada uno de los programas de inversión municipal”, comentó Alemán.
El evitar los esfuerzos repetidos es uno de los secretos del éxito de estos proyectos, según Oscar Aguilar, coordinador del Programa de Rehabilitación y Reconstrucción de la RAAN, pero también el énfasis en “atacar” las necesidades reales de los municipios.
“Queremos hacer conciencia a las alcaldías, (decimos a los alcaldes): está bien, tenés un municipio como Bonanza, con muy poca cobertura de agua, pero en tu plan de inversión anual no se miran proyectos de agua”, comentó Aguilar. “Entonces estamos tratando de que estos proyectos se ejecuten muy de cerca con las comunidades”, añadió.
Esto explica por qué los 10.5 millones de dólares aportados por la Unión Europea (UE) para ayudar a levantarse a la RAAN después del Félix parecen ser más efectivos de lo que normalmente se observa.
El mismo embajador Goldstein insistió en Bilwi y en Waspam que una de las debilidades de los cooperantes, entre los que se incluyó, es la falta de coordinación para crear un impacto real entre los beneficiarios.
A OPTIMIZAR PRODUCCIÓN
Por esto el proyecto de los silos metálicos para almacenar 16,000 quintales de granos y 1,200 quintales de semillas provocó expectativas difíciles de superar en Waspam.
Hans Hermann, responsable del complejo industrial Aikukiwal (Juntos, en miskito), donde están los silos, aseguró que con esto los miskitos ya no caerán en manos de comerciantes usureros de Honduras y del Pacífico, que compran los frijoles a precios devaluados en un 40 por ciento de su valor real y 20 libras extras por cada quintal.
La idea es que el complejo industrial compre a precios sostenibles, tanto para el centro de acopio como para los miskitos.
Hermann afirmó que tiene 72 cooperativas listas para aprovechar los silos. Y en el futuro medio o largo pretenden añadir al complejo una maquila de malanga donde trabajen sólo mujeres, ya sin el patrocinio de la Unión Europea.
Aguilar insiste en que eso es lo que el Programa de Rehabilitación quiere, que los proyectos continúen por sí solos una vez que acabe el financiamiento externo.
En parte por eso se les exige una contraparte a los beneficiarios, según Aguilar, para que se sientan comprometidos con los proyectos y sean capaces de mantenerlos en el tiempo.
“Más que desarrollo, (queremos) activar la esperanza de vivir”, mencionó Goldstein.
“Lo que hemos visto, creo que es muy positivo, gente muy motivada, gente muy concreta, no hemos visto papeles, o estudios, o planes, hemos visto bichos en el laboratorio y ya hay resultados, ya se ha bajado la incidencia de la malaria, estamos hablando de un año… hemos visto que hay resultados también de estos ensayos que hacen para convencer a los productores de mejorar la agricultura, productos sin plagas, no importados, para que tengan un rendimiento mucho mayor. Estos silos también es un resultado muy concreto en pocos meses”, valoró Goldstein.
Eso se notó en la visita del embajador a Uluwas.
Mientras el director del proyecto, Héctor Rodríguez, explicaba el proyecto de diversificación de la agricultura local, que permite sembrar arroz varias veces al año, además de plátano, café, quiquisque, maíz, cacao, entre otros, dos miskitos se divertían como niños con juguete nuevo con el segundo sistema de riego implementado en la RAAN.
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