La firma del Acuerdo de Asociación entre Centroamérica y la Unión Europea (UE) sigue generando opiniones opuestas. Roberto González, dirigente de la Central Sandinista de Trabajadores (CST) anunció ayer que si el acuerdo no garantiza el respeto al “trabajo decente”, dentro del marco establecido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y un mercado justo, no lo reconocerán.
También expresó que el fondo de compensación social debe ser parte vinculante del acuerdo. “Si quieren entrar a este mercado, les tiene que costar”, afirmó González.
En un foro organizado por el Movimiento Social Otro Mundo es Posible, los expositores demandaron la suspensión de la negociación y la no firma del acuerdo.
Por otro lado, LA PRENSA consultó al especialista en Relaciones Internacionales, Orlando López Selva, quien opina que el acuerdo debería ser aprovechado para consolidar la integración regional.
Lamenta que el esfuerzo haya surgido de afuera y advierte que dependerá de los gobernantes capitalizar la oportunidad. “Debería ser el último esfuerzo para crecer como patria… Para finalmente dar el salto para ser naciones que progresan y tienen objetivos y desafíos comunes”, dijo.
Considera que el acuerdo permitirá el crecimiento de los mercados que, ante la globalización, es la única vía para que las economías puedan crecer.
El guatemalteco Luis Padilla Vaseaux, consultor del proyecto de Apoyo al Diseño y Aplicación de Políticas Comunes Centroamericanas (ADAPCCA), aconseja no ver el acuerdo como “la varita mágica” que va a consolidar el problema, sino como un empuje a la parte económica. Considera que el impulso final a la integración dependerá de que uno de los mandatarios asuma el liderazgo.
Cree que el presidente salvadoreño Mauricio Funes, por la neutralidad ideológica que demuestra y el apoyo interno y externo que posee, podría asumir ese liderazgo y conducir a la región por el último trecho del camino integracionista que le falta.
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