Para Sergio Ramírez Mercado, quien fuera Vicepresidente de Nicaragua durante el gobierno sandinista pasado, La Piñata “es un golpe moral del cual el sandinismo en su totalidad nunca se recuperó”, pues se suponía, o al menos eso decían, que tenían “desprecio por los bienes materiales”.
“Hubo quienes corrieron detrás de automóviles, fincas, negocios, casas, sin ningún pudor, entonces esto derrumbó todo el edificio de lo que se había construido la idea de la Revolución”, expresa un sexagenario Ramírez, ya retirado de la política y dedicado al oficio de escritor.
Cuenta que el ex Presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, fue quien mostró preocupación, porque las casas donde habitaban los dirigentes sandinistas, en ese momento funcionarios de Gobierno, no eran de ellos sino del Estado, quedando “prácticamente en la calle” al terminar ese período.
“Carter dijo que había que buscar una forma de hacerle una transferencia de esas viviendas a las personas que de esta manera iban a salir perjudicadas, y ésta fue una de las ideas fundamentales que se comenzó a discutir, que el Estado le transfiriera las casas a quienes vivían, que eran funcionarios, empleados, a la Policía, gente del Ejército que vivían en ellas”, afirma Ramírez.
Asegura que al ver que a pesar de la “legitimidad” que le daba la revolución sandinista a los nuevos dueños de esas propiedades, al llegar un nuevo gobierno “todo ese entramado quedaba en el aire”, entonces las cooperativas y productores que tenían en su poder propiedades gracias a la Reforma Agraria sandinista, “no tenían ningún poder legal para retenerlas”.
De ahí nacieron las leyes 85, 86 y 88, que fueron elaboradas con el visto bueno del ex vicepresidente, aunque ahora dice ni siquiera recordar con precisión los números de esas leyes ni en qué consistían exactamente. Dichas leyes legalizaban como dueños de las propiedades confiscadas a quienes las estuvieran ocupando al 25 de febrero de 1990, y permitieron que se extendieran los títulos de las mismas.
“Qué es lo que pasa entonces, que no estamos hablando de 200 ó 300 propiedades, estamos hablando de miles de propiedades, y aquí se produjo una especie de caos organizado, es decir, mucha gente corrió a inscribir propiedades y muchos adquirieron propiedades que no eran suyas, ni siquiera vivían ahí, o hubo gente que vivía en una casa y fue a inscribir otra, gente que inscribió dos o tres propiedades. Esto es ya parte del desbarajuste moral, ése es un sálvese quien pueda”, recuerda 20 años después de ese hecho que dejó al país una deuda interna de más de 1,300 millones de dólares.
Pero, a pesar de eso, Ramírez considera que esta transferencia de propiedades “no fue lo más grave”, sino que el meollo del asunto radica en la idea de que el Frente Sandinista, una vez fuera del Gobierno, no podía quedarse sin recursos, por lo cual “era necesario darle al Frente Sandinista como partido político recursos para que pudiera vivir fuera del Gobierno”.
“Y entonces se organizó esta transferencia de propiedades supuestamente que iban a pasar a manos del Frente Sandinista como partido y que se fueron quedando en el camino y que de aquí surgieron fortunas muy importantes en el país, muchas más importantes que las que pudieran dar la transferencia de una finca o la transferencia de una casa… Eso me parece, para mí, constituye el golpe ético más rotundo”.
Usted menciona que hubo gente que hizo esto. ¿Usted no estuvo dentro de este grupo de personas?
No, porque yo no fui beneficiario… me considero responsable de lo que ocurrió, porque yo estaba en el poder, no puedo decir yo estaba sólo viendo y ahora te cuento que yo estaba viendo de lejos. De haberme beneficiado personalmente me siento muy tranquilo, pero de haber participado en el diseño político de la transferencia de los bienes sí, obviamente yo era responsable, era vicepresidente del país y manejaba los resortes del Gobierno.
¿Don Sergio, en todo el período 1979-1990 no obtuvo ningún bien expropiado?
¿En mis manos?
¿Ajá?
No. Yo vivía en una casa que era propiedad del banco de la compañía inmobiliaria, no era expropiada, sino que estaba en manos de esta compañía porque la habían ganado mediante un juicio hipotecario. Más bien los pocos recursos que tenía mi madre, herencia de mi abuelo, mi hermano y yo los entregamos, en Masatepe; porque yo estaba convencido, y Rogelio también estaba convencido, de que si estábamos del lado de la revolución pues teníamos que contribuir a la reforma agraria y teníamos que entregar estas propiedades con el consentimiento de mi madre.
¿Cuál fue su cuota de responsabilidad en este proceso?
El que tenía la cabeza del Gobierno, yo manejaba el Poder Ejecutivo y todo el trámite de las leyes, tuve que ver con todo el trámite de la Ley 84, ¿84?
85, 86 y 88…
Claro, en la preparación de las leyes, que se prepararon en el Poder Ejecutivo, se enviaron a la Asamblea Nacional.
El hecho de decidir que a través de leyes todas estas propiedades iban a pasar a manos de personas “X” ¿dónde fue gestada?
Es que no había otra manera, eso fue una recomendación de los abogados que trabajaban en la Presidencia y de la procuraduría del Ministerio de Justicia, porque no había otra manera, porque transferencia una por una era imposible hacerlo en tres meses.
¿Y por qué no regresarlas a sus legítimos dueños?
¿Regresárselas a Somoza?
No todas las propiedades eran de Somoza….
A qué hora voy a diferenciar qué era de Somoza, qué era de José Somoza, qué era de El Chigüín, qué era de los ministros de Somoza, de los miembros de la Guardia Nacional; además, estamos hablando de gente que vivía en esas casas, que no era gente rica, estamos hablando de capitanes del Ejército, viceministros o funcionarios del Estado en su inmensa mayoría. La historia de las mansiones, eso es una minoría. En el país había una minoría de mansiones, la familia Somoza no heredó aquí miles de mansiones, eran generalmente casas, casas modestas las que estaban envueltas en esta operación.
Pero hubo gente que volvió y nunca recuperó sus propiedades.
Pero eso ya fue cosa del nuevo Gobierno, este proceso que se dio de devoluciones, sí, a mucha gente les devolvieron las propiedades, y este Gobierno sigue devolviendo. La única manera que le den el waiver en el congreso de EE.UU. es seguir devolviendo, ahorita mismo el procurador acaba de anunciar que ha cerrado 50 casos más de devoluciones, es decir, tienen ya 20 años de estarse devolviendo propiedades.
Viéndolo ahora, ¿qué cree que debió hacer distinto?
Es muy difícil pensar eso, que se hubiese hecho diferente. El Gobierno tenía tres meses para resolver el problema de poner en manos de la gente que vivía en las casas y que se quedaba sin casas, esa era la idea original, estas casas, estas propiedades. Haberlo hecho de otra forma no veo cómo, la recomendación jurídica fue que mediante una ley se hiciera la transferencia de dominio y eso es lo que se hizo.
Planteándolo así, de esta forma de dárselo a las personas que las estaban ocupando, no suena mal, pero se ha señalado que La Piñata fue exclusivamente diseñada para beneficiar al Frente Sandinista.
Te estoy hablando de tres cosas diferentes, te estoy hablando de la transferencia de casas, propiedades a las personas que estaban ahí, y te estoy hablando de la operación de transferirle bienes al Frente Sandinista como partido y estamos hablando de transferir empresas, estamos hablando de fincas, haciendas, ganado, fincas arroceras, fincas de café, fábricas, y para mí eso constituye la parte central de La Piñata.
Y eso es una cosa que nunca se revisó hacia atrás, tampoco el Gobierno siguiente la revisó hacia atrás, más bien vino una tercera parte de La Piñata todavía, que me parece tan gruesa como la anterior.Y ése que cuando se vino el proceso de privatización en el gobierno de doña Violeta, porque el Fondo Monetario entre sus reglas tenía que privatizar las empresas que eran onerosas para el Estado, el Estado no podía ser propietario, no podía ser administrador de empresas, entonces se comenzó a privatizar. Se privatizaron centenares de empresas, porque éste era un Estado que tenía muchas empresas públicas.
¿Pero estamos hablando de las empresas que siempre habían sido del Estado o de las empresas que habían sido privadas y que después fueron estatizadas mediante confiscaciones?
De las empresas que habían pasado a manos del Estado en el proceso de la Revolución y que ahora tocaba privatizarlas, y entonces para poder privatizar esas empresas el Gobierno tenía que tener consentimiento de la dirigencia del Frente Sandinista, de los sindicatos, entonces se llegó a un acuerdo de que el Frente Sandinista consentía la privatización masiva de esas propiedades siempre que el 30 por ciento de esas empresas pasara a manos de los sindicatos. Ésa es otra piñata, y cuidado es una piñata más grande que las anteriores, porque ahí muchas empresas pasaron a manos de gente que todavía es dueña de esas empresas, cero sindicatos. Había gente que tenía influencia que se quedó con esas propiedades.
¿Como cuáles?
No sé, no me toca dar una lista, pero ése fue el fenómeno, y ahí entraron empresas otra vez de tabaco, de arroz, de ganado, fábricas, que estaban en manos del Estado.
¿Quiénes fueron los grandes beneficiados de La Piñata?
Una élite que ahora es muy rica, que tiene influencia, es decir constituyen una especie de nueva clase en el país que se enriqueció y se ha ido legitimando con el dinero…
Esta gente, en su gran mayoría, son del partido gobernante…
Sí, pero tienen vínculos con empresas privadas que no son del partido gobernante. Tienen vínculos con grandes consorcios, están metidos como accionistas, viene a ser un triángulo difícil de deshacer. Por qué, porque esto ocurrió hace 20 años, estas reprivatizaciones ocurrieron hace 20 años y ya se han ido legitimando. Es como que querrás sacar espagueti por espagueti de una olla, ya es bastante difícil.
¿Quién se encargó de redactar estas leyes de transferencia de propiedades?
Eso no lo recuerdo… Fueron técnicos, abogados, funcionarios del Gobierno, de la Procuraduría, la Asesoría Jurídica de la Presidencia y de la Asamblea Nacional.
Pero usted las revisó de cerca…
¿Las leyes? Claro que pasaban por mis manos. La Ley 84, 85, 86 (85, 86 y 88) Claro que pasaron por mis manos, en reuniones del Gabinete se discutieron en Gabinete pleno durante largas noches.
En la Ley 85 hay una parte donde se habla de las propiedades de más de 100 metros cuadrados de construcción, o sea, las propiedades grandes, no “sociales”, y se les pone precios, donde supuestamente los beneficiados con esas propiedades grandes pagarían cierta cantidad, pero esas cantidades eran mínimas.
Eran simbólicas, claro.
¿Alguien pagó eso en realidad?
Yo creo que todo el mundo pagó lo que decía la Ley, hay que buscar en los archivos, pero no creo que a nadie le hayan dado una propiedad sin presentar su boleta al fisco de lo que hubiera sido.
La ley da plazos de hasta 20 años. Si esto hubiese sido así habría gente aún pagando…
Es que eran cantidades tan pequeñas, conforme al tipo de cambio de entonces, que yo creo que mucha gente tiene que haber pagado de una sola vez con tal que le dieran sus escrituras.
¿Por qué valorar en cantidades tan mínimas un bien tan valioso, por qué se decidió eso?
Porque eran las condiciones, es que era una cosa política, yo no lo puedo defender de otra manera que como una cosa política; cobrarle a la gente por las propiedades lo que verdaderamente valía hubiera significado cobrarles en dólares, y el país estaba quebrado, entonces se fijaron los precios en córdobas.
Recientemente el poeta Ernesto Cardenal dijo en Viena que le parecía, haciendo referencia a La Piñata, que había sido un robo y que había acabado con la Revolución.
Es lo que te estoy diciendo.
¿Le parece un robo también?
Sí, es un acto indebido. No lo que proviene de las leyes 84, 85 y 86 (85, 86 y 88), porque vuelvo a hacer la diferencia… creo que si te concentrás en irte sobre las leyes éstas, que fueron públicas, que se debatieron, que las aprobó la Asamblea y no te fijás en la verdadera “Piñata”, de los que verdaderamente se hicieron ricos, no por una mansión o una casa que le hayan dado, se hicieron ricos porque les quedaron fincas, les quedaron haciendas, les quedaron fábricas y después se volvieron a beneficiar con el Gobierno de doña Violeta con las reprivatizaciones que se hicieron. A eso se refiere Ernesto Cardenal y eso yo estoy de acuerdo, que se trató de actos indebidos, ilícitos, robos, como le querrás llamar. Eso para mí es la verdadera gruesa “Piñata”.
Si La Piñata vino de las privatizaciones ¿por qué se señala entonces más bien vino a raíz de estas leyes, que dejaron deuda al Estado?
Porque yo creo que es una cuestión de enfoque, una cuestión de apreciación, y que oculta lo demás, oculta lo más grave, porque como te digo, con la Ley 84, 85, 86…
La 85, 86 y 88…
Lo que sea. Con las leyes 80 nadie se pudo haber hecho millonario. Puede ser que alguien se quedó con una casa demasiado grande, se quedó con alguna finca, lo que sea, pero no para crear fortunas, que es a lo que la Revolución siempre se opuso, ver grandes fortunas. Ése me parece que es el verdadero trasfondo y que es lo que me parece más complicado de investigar…
En 1991 hubo un intento de la Asamblea mediante la Ley 133, de revocar las leyes 85, 86 y 88.
Eso era imposible porque era introducir más caos todavía. No pasó esa ley, ¿no?
¿Entonces qué debió haberse hecho?
El enriquecimiento que yo te hablo era cuestión de voluntades políticas, no era cuestión de leyes. La verdadera “Piñata” nada tiene que ver con las leyes… Las leyes ochenta y tantas pudieron estar mal hechas, mal dadas, pero eran leyes, aprobadas por la Asamblea Nacional, puestas en ejecución. Estos actos ocultos de la fortuna que se hicieron, te repito, no se hicieron a través de estas leyes. Fueron a través de dos fases: la primera “Piñata” en nombre de que el partido sandinista tuviera suficiente para sobrevivir y luego la piñata de las privatizaciones del famoso 30 por ciento (de los sindicatos). Eso para mí es lo que drenó una enorme cantidad de recursos de los bienes del Estado, ése es el verdadero robo, como dice el padre Cardenal. Eso no lo vas a encontrar en una ley, no se puede perfeccionar, ésa es una cosa que desde su origen está viciada.
¿No cree que se pudo aprovechar el contexto de esas leyes para estas transferencias?
Sería bueno que lo fueras a preguntar a la gente de clase media baja que recibió propiedades, esa gente te va a decir que las leyes están correctas. El hecho que algunas personas se hubieran aprovechado mal de esas leyes, se hubieran quedado con dos o tres casas, o con una finca de más, eso no invalida que mucha gente se hubiera sentido realmente recompensada.
Pero la ley no permitía que nadie se quedara con más de una propiedad…
Pero hubo gente que no hizo… Vos decís gente que vivía en una casa y se quedó con otras.
La ley dice que uno de los requisitos para ser beneficiario de ésta era no tener otra propiedad…
Sí, pero vos sabés como es todo, buscaban otra persona, buscaban un intermediario, cómo se llama, un testaferro, y se quedaba con otra propiedad. Pero bueno, hay gente que se quedó con dos casas, pero eso, te repito, eso no es el gran descalabro. Creo que enfocarlo así más bien es beneficiar a los que realmente se hicieron ricos al margen de la ley. Ese para mí es el problema…
Ajá, pero ¿quiénes debieron encargarse que las leyes se cumplieran, se aplicaran tal como se debía y no se aprovecharan de ellas?
De las leyes 80 el Estado cuando publicó La Gaceta el decreto y automáticamente se ordenaba a los registradores inscribir estas propiedades. Como te decía, era un proceso de por sí bastante caótico porque era un proceso simultáneo y multitudinario, donde se iban a transferir por el ministerio de la ley miles de propiedades. Ésa es responsabilidad del Estado. Yo sobre la piñata real que te estoy hablando yo no asumo responsabilidad, que asuman responsabilidad los que se enriquecieron, lo hicieron de manera clandestina, transfirieron fondos, recursos, etcétera.
¿Cómo pudo hacer eso esa gente con los controles que debería haber habido?
Yo creo que en esos tres meses los controles se habían levantado, ahí era el que tuviera más poder, y el que pudiera hacerse rico se hizo rico, pero eso tampoco era todo el Frente Sandinista, ni todos los sandinistas. Fue una minoría.
Usted que estaba en el poder, ¿aprobó la idea de esta necesidad que planteaba el Frente Sandinista de que quedaran fondos para el partido para que operara fuera del Gobierno?
Es probable que sí, es probable que yo estuviera de acuerdo que el Frente Sandinista necesitaba de algún tipo de recursos para operar desde la oposición.
¿Es probable o sí?
Sí. Seguramente sí.
¿Esto fue correcto?
Desde la perspectiva política que yo tenía entonces a mí me pareció justificado. Desde la perspectiva política que tengo hoy obviamente no.
¿Pero en realidad estos fondos que se obtuvieron de esta forma se usaron para el partido o con fines personales?
Eso ya no te puedo responder yo, porque no estuve metido en esa operación de administrar esos fondos o lo que sea. No te puedo responder esa pregunta.
¿Cree que se está gestando una nueva piñata ahora?
Yo creo que ésta es la madre de todas las piñatas. Las demás parece que fueran juegos de niños. Ahora sí. De Venezuela vienen 400 millones de dólares al año… Y la cantidad de negocios que se hacen con eso… Yo creo que aquí hay una élite muy rica, y que se está enriqueciendo cada vez más, porque se está metiendo cada vez más a negocios que son claves en el país… Y yo creo que son más o menos las mismas personas.
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