En la Arquidiócesis de Managua, dirigida por el Cardenal Miguel Obando y Bravo, se hicieron “milagros” con las tierras donadas por Margot Gutiérrez, en Ticuantepe.
Pero quizás el mayor de ellos es que con la aprobación del religioso, el presidente del Consejo Supremo Electoral (CSE), el magistrado Roberto Rivas Reyes, pagó 84 dólares en 1999 por los terrenos donde erigió su mansión.
Rivas compró 1.2 manzanas donde ya existía otra casa de habitación que contaba con dos piscinas, amplia sala, jardines, varios cuartos y una capilla que se hicieron construir los antiguos propietarios.
Para hacerse con esta propiedad, Rivas pagó el dinero a su hermana Michelle, actual rectora de la Universidad Católica y la persona clave para entender qué pasó después con la donación que hizo Gutiérrez a la Iglesia el 24 de diciembre de 1986.
Esa Navidad, la donante Gutiérrez mandó buscar al Cardenal con su administrador Leonel Bonilla. Fue él quien narró que Obando canceló todas las citas ese día y salió raudo hasta la casa para asegurar la donación del inmueble.
La escritura fue elaborada por Winston Betanco, actual fiscal de la Unica y uno de los más cercanos colaboradores de Obando desde hace décadas.
La propiedad original tenía 18 manzanas y 2,980 varas cuadras.
La historia registral se halla consignada en un relato periodístico publicado en LA PRENSA en octubre de 2002, cuando estalló la polémica por la propiedad que resurge ahora tras conocerse la existencia de un plano que confirmaba una vez más que el terreno donde vive Rivas era propiedad de “la Curia Arzobispal” en 1986, poco tiempo después de la donación.
VENTA SIMBÓLICA Y NINGÚN CONTROL DE EL VATICANO
El día de la donación, Obando y Gutiérrez fijaron una “compraventa”. El costo fue de un mil 942 dólares, un precio que, según vaticanistas, impide cualquier control del Papa.
Las normas canónicas establecen que las autoridades eclesiales nacionales deben buscar la aprobación de Roma cuando se hacen compras o ventas de propiedades que superan los 50 mil dólares de valor y el caso de Rivas obviamente no entra en esas ligas.
A partir de esa transacción y contraviniendo otros artículos del Código Canónico, el Cardenal Obando vendió 14 manzanas en 84 mil 104 dólares al Consorcio Agropecuario Sociedad Anónima (Conagra S.A.) de los hermanos Centeno Roque, famosos quiebra bancos.
Las otras 3.3 manzanas se las transfirió a Michelle Rivas Reyes, que se quedó finalmente con 2.1 manzanas por las que pagó 370 dólares el 14 de agosto de 1992.
RIVAS ESCONDIDO TRAS SOCIEDAD ANÓNIMA
Los mismos datos registrales sostienen que fue Michelle quien vendió 1.2 manzanas a una sociedad de la que su hermano era presidente: Agropecuaria Casa Blanca S.A. El dinero fue pagado el 21 de abril de 1999.
Cuando la sociedad era dueña de la propiedad, Roberto Rivas Reyes se la vendió a su esposa y ella la hipotecó en el Banco de la Producción, con lo que obtuvo un préstamo de 150 mil dólares.
En el caso de los Centeno Roque, según la investigación periodística de LA PRENSA publicada hace ocho años, ellos perdieron supuestamente la propiedad. Después de invertir 84 mil 104 dólares, la vendieron en menos de un año(el 29 de abril de 2000) al Tower Bank Limited, de Panamá, por 23 mil dólares 904 dólares.
Finalmente el banco panameño hizo un buen negocio y la vendió a Mikasa Corporation S.A que tiene domicilio en Managua. El valor fijado fue un millón 350 mil dólares. No se sabe hasta hoy quiénes son los socios de la empresa.
CÓDIGO CANÓNICO: PROHIBIDO CEDER A CERCANOS
Lo que sí está claro es que existe una serie de normativas que Obando violó para favorecer a los suyos, pese a que rigen a los miembros de la Iglesia católica.
El Código Canónico establece en el canon 1298 una prohibición estricta a los administradores de bienes eclesiales que toca a Obando por su relación directa con los Rivas Reyes, cultivada desde hace más de 40 años cuando la madre del funcionario electoral, Josefa Reyes, se convirtió en asistente del prelado en Matagalpa.
“Salvo que la cosa tenga muy poco valor, no deben venderse o arrendarse bienes eclesiásticos a los propios administradores o a sus parientes hasta el cuarto grado de consanguinidad o de afinidad, sin licencia especial de la autoridad eclesiástica competente dada por escrito”, se lee en el artículo citado en el párrafo anterior.
LOS FINES ESTABLECIDOS
El Código sostiene además que la Iglesia con la compra y venta de propiedades persigue realizar sus fines como “sostener culto divino, sustentar honestamente al Clero y demás ministros y hacer las obras de apostolado sagrado y de caridad, sobre todo con los necesitados” (canon 1255, número 2). ¿En cuál de estos aspectos se puede incluir a Rivas?
También el documento sostiene que los administradores deben rendir cuentas sobre los bienes eclesiales y deja claro en el canon número 1284 que los administradores deben “vigilar para que los bienes encomendados a su cuidado no perezcan en modo alguno, ni sufran daño, suscribiendo a tal fin, si fuese necesario, contratos de seguro”.
COMO “PADRE DE FAMILIA”
Incluso en este mismo canon aseguran que los religiosos deben ser tan celosos de los bienes de la iglesia que deben cumplir su función “con la diligencia de un buen padre de familia”.
Ni Obando ni nadie de su grupo ha querido referirse a estas indagaciones. Josefa Reyes, la madre de Rivas, acusa a los medios de calumniarlo.
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