Nicaragua celebra la reciente conclusión de las negociaciones para un Acuerdo de Asociación entre Centroamérica y la Unión Europea (UE). Sin embargo, podría poner en peligro al menos el siete por ciento de la biodiversidad del mundo, albergada en territorio nicaragüense, porque queda expuesta a la voluntad de los países europeos, según advirtió el Centro Humboldt, dedicado a temas ambientales.
Esto se debe a que el acuerdo cuida los derechos de propiedad intelectual para los europeos, pero Nicaragua, igual que el resto de Centroamérica, no tiene registros de la denominación de origen, lo que abre las puertas a que las transnacionales biotecnológicas de Europa adquieran organismos o semillas nacionales, y las tomen como propias, según Julio Sánchez, oficial de Biodiversidad del Centro Humboldt.
A juicio de Sánchez, esto es una clara amenaza a la biodiversidad de Nicaragua, que, según el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena), representa un siete por ciento de la diversidad biológica del mundo.
“Y tomemos en cuenta que ésa es una cifra modesta, significa que está en peligro mucho más, porque no existe un estudio exhaustivo de toda la biodiversidad en Nicaragua”, aseguró Sánchez.
El Centro Humboldt no está de acuerdo con el trato entre centroamericanos y europeos, porque “esos convenios ratifican la intención de abrirle la puerta a empresas para poder patentar variedades o genes de biodiversidad, y aquí no tenemos legislación para controlar eso”, dijo Sánchez.
POR DOS CONVENIOS INTERNACIONALES
La preocupación está en que el acuerdo con la UE es comparable al DR-Cafta que la región firmó con Estados Unidos, ya que, según el Centro Hum boldt, ambos reconocen el Convenio de la Unión para la Protección de Obtentores Vegetales y el Convenio de Budapest.
El primer convenio prácticamente reparte los derechos de la flora entre los países dueños y las empresas. El segundo otorga patentes a quienes trabajan con biotecnología.
La desventaja para Nicaragua, explicó Sánchez, es que no tiene experiencia ni leyes que protejan los recursos naturales de este tipo de actividades en las que los países desarrollados llevan la delantera.
“Queremos que se determine el origen de dónde proviene el recurso genético para que no sea biopirateado. Básicamente va a significar demanda por parte de las transnacionales a productores nacionales, incremento en costos de producción, fuga de nuestro recurso genético, porque no sólo la industria biotecnológica lo va a aprovechar, sino también la farmacéutica y la agropecuaria”, comentó el especialista del Centro Hum boldt.
El Acuerdo de Asociación entre la UE y Centroamérica podría entrar en vigencia posiblemente a más tardar en dos años.
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