Siempre han sido las reinas, pero ahora lo demuestran con una corona en la cabeza. Doña Blanca Treminio Cano, de 94 años, y doña Yelba Cuarezma, de 74, fueron coronadas ayer como las reinas de la tercera edad, durante la celebración del Día de las Madres que realizó la Asociación de Ancianos Desprotegidos Divino Niño, en el municipio de Ciudad Sandino.
Ambas abuelitas lograron imponerse sobre las otras seis concursantes de la asociación, que realizó la elección a través de una votación popular.
Esta asociación se formó hace diez años y atienden a casi 300 ancianos entre los 70 y los 104 años de edad, según indicó su presidente, Medardo Antonio Herrera.
“Tenemos una cantidad de ancianos que no tienen hijos, también tenemos ancianos cuyos hijos no están trabajando y no les pueden garantizar ayuda económica o algunos ancianos que perdieron a todos sus hijos”, explicó Herrera.
Y aunque no reciben asignación presupuestaria por parte del Ministerio de la Familia, tratan de garantizarles ropa, alimentos, calzado e incluso sillas de rueda y bastones.
“Nosotros le mandamos una carta a la licenciada Marcia Ramírez (ministra de la Familia) para ver si nos ayudaban en este evento; pero nos dijo que el presupuesto está un poco apretadito, pero que en un futuro nos va a tomar en cuenta”, apuntó Herrera.
EL ESPÍRITU NO ENVEJECE
Ser la reina la hace sonreír y Yelba Cuarezma asegura sentirse alegre porque Dios le ha permitido llegar a los 74 años. Sin embargo, no está del todo satisfecha y “a diario le pido al Señor que me siga dando unos añitos más”, dijo Cuarezma; que además de dolor en los huesos y algunas alergias, tiene en su haber nueve hijos, 15 nietos y 20 bisnietos.
“Yo les serví de padre y madre y para acabarlos de criar, yo me dediqué a lavar y a planchar, para que no me les faltara el arroz y los frijoles”, asegura con un deje de orgullo, como evidenciando que cumplió a cabalidad su papel de madre.
Blanca Treminio acaba de ajustar los 94 años y según ella hasta ahora siente los efectos de la edad; aunque tiene cierto tiempo de no bailar, es fanática de la música.
Para ella, lo único que envejece es el cuerpo, pues el alma y el espíritu los conserva jóvenes.
“Yo ahí voy caminando, haciendo los oficios de la casa, cocinando; a mí no me gusta estar sólo sentada, porque uno se tulle. Pero a mí me gusta andar siempre alegre con mis amigas quinceañeras”, señaló Treminio, refiriéndose a sus compañeras de la tercera edad que siempre la acompañan.
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