Fotos de La Prensa/Uriel Molina
Se escucha un saxofón. El sonido del instrumento combina con la brisa que se estrella en los tejados de una escuela, que no lo aparenta.
Niños de diversas edades, la gran mayoría de piel blanca y cabello rubio, se pasean, estudian, conversan entre sí, mientras otros mucho más grandes buscan un espacio entre el jardín para rotular a las plantas.
La tranquilidad aparenta ser la invitada especial un martes a las diez de la mañana y escuchar diversos idiomas en un mismo salón de clases, la peculiaridad del Colegio Nórdico Internacional.
Anne Sofie Person es la directora del colegio y asegura que la enseñanza nórdica “es peculiar y por eso queremos enseñar a la sociedad nicaragüense que aquí sus hijos tendrán un aprendizaje individual, organizado y multicultural. Estamos abiertos a recibir niños de cualquier país del mundo. Aquí además del inglés, el español se continúa la enseñanza en el idioma materno”.
El Colegio Nórdico Internacional nació bajo el nombre de Colegio Sueco en 1988. Cooperantes originarios de este país fundaron el centro con el fin de que sus hijos pudieran seguir formándose en la enseñanza nórdica, mientras ellos laboraban en Nicaragua.
Sin embargo, el interés de otros padres en formar a sus hijos bajo una metodología europea, amplió la población estudiantil. En la actualidad, a lo interno del centro se reciben clases en español, inglés, danés, finlandés, noruego y sueco, según la lengua materna del estudiante.
Además se imparten clases de música (guitarra, saxofón, piano), costura y carpintería.
Maren Gregersen arribó a Nicaragua hace cinco años. Originaria de Suecia no hablaba español y conocía muy poco de la cultura nicaragüense. Sin embargo, asegura que todo este tiempo le ha servido para intercambiar experiencia y organizar sola su tiempo y lo que desea aprender.
“Me gusta el ambiente de este colegio. Me siento en Dinamarca y en Suecia cuando estoy aquí. A la semana estoy 36 horas, me organizo sola, pero un profesor me coordina y me enseña”, asegura Gregersen de 11 años de edad.
En el Colegio Sueco, a partir de agosto Colegio Nórdico Internacional, están inscritos dos adolescentes en secundaria quienes están temporalmente en Nicaragua y mientras tanto envían sus tareas académicas vía internet bajo la tutoría de una docente del colegio. Además 16 niños de diferentes nacionalidades, entre éstas nicaragüense, cursan su primaria y tres el pre escolar.
Sin embargo la directiva pretende ampliar la oferta educativa a 80 alumnos.
“Queremos un colegio pequeño para lograr que los alumnos se sientan en casa, en un ambiente familiar. La mayoría de ellos viven Managua, encerrados en sus casas. Los más pequeños no pueden ir a la calle a jugar en el área donde viven, entonces su vida social está en el colegio. Y cuando es un espacio pequeño todos conocen a todos y ésa es la idea”, sostiene Person.
Y agrega la directora que “la metodología del aprendizaje nórdico no está en comparar a un niño con sus compañeros de estudio, sino en la superación de cada uno partiendo de sus propias capacidades y habilidades”.
“Países nórdicos” se les llama a los cinco estados soberanos de la Europa septentrional: Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia.
En Nicaragua sólo existen tres embajadas activas: Dinamarca, Finlandia y Noruega. Tras el retiro paulatino de la cooperación sueca, la Embajada se trasladó a Guatemala y tras la crisis económica que atravesaba en el 2009 Islandia anunció su retiro ante la Cancillería de la República en el 2009 y con este acontecimiento hubo temor en los pobladores residentes en este país a que cerrara el centro educativo.
Anna Mattson es sueca y madre de tres hijos. “Con la partida de la cooperación de mi país, ha sido una preocupación para nosotros que tenemos niños en el colegio, porque yo creo que esta educación es buenísima para ellos; se les enseña a organizarse, cada uno de ellos tiene su propio sistema, se respeta su idioma materno y aunque es un colegio extranjero se aprende mucho sobre Nicaragua”.
Sin embargo para la administradora del Colegio Nórdico Internacional, Tove Blom, “no dependen de la comunidad sueca” para funcionar como centro, ya que el universo se ha ampliado.
“Aquí tenemos niños nórdicos. Tenemos familias de cuatro países. Tenemos un niño de padre nicaragüense o madre y el otro progenitor es europeo. Además tenemos en estos momentos más alumnos daneses, noruegos que suecos. Dependemos de las familias que residen pero no nos alimentamos de la cooperación. Si bien nos traen más familias, no hay dependencia”.
Pero admite: “Nos afecta que se retiren las familias europeas que trabajaban en la cooperación en ese sentido si se reduce el universo de niños, de familias que residen en Nicaragua, eso sí se va a notar, todavía no se nota, pero sí se va a notar”.
embajadas, inclusive la sueca residente en Guatemala, registró que en Nicaragua viven alrededor de 100 personas de origen sueco y 50 noruegos.
Por su parte, la Embajada de Dinamarca y Finlandia informaron a La Prensa que sus registros consulares tienen inscritos a 150 daneses y a 45 finlandeses. Se desconoce sobre los residentes islandeses que viven en Nicaragua.
Comunidad nórdica en Nicaragua
Según Tove Blom, administradora del centro educativo, el número de familias nórdicas en nuestro país varía por el flujo migratorio, pero el último estudio de mercado que realizó hace seis meses la directiva del colegio con ayuda de las respectivas embajadas, inclusive la sueca residente en Guatemala, registró que en Nicaragua viven alrededor de 100 personas de origen sueco y 50 noruegos.
Por su parte, la Embajada de Dinamarca y Finlandia informaron a La Prensa que sus registros consulares tienen inscritos a 150 daneses y a 45 finlandeses. Se desconoce sobre los residentes islandeses que viven en Nicaragua.
Ver en la versión impresa las paginas: 18, 19, 20