“Si quieres saber el valor del dinero,
trata de conseguirlo prestado”.
Benjamín Franklin
En las afueras de la microfinanciera Fortaleza se reúnen ocho mujeres a celebrar un rito semanal: pagar la cuota del más reciente préstamo que recibieron. Su grupo recibió 300,000 córdobas que deben saldar en 16 semanas. Los créditos son individuales, pero la responsabilidad es compartida o solidaria, como la llaman en el lenguaje de los microcréditos. Si alguna no llega a la reunión o no tiene con qué pagar, las demás responden por ella, antes de ejecutar la garantía: por lo general parte de su menaje de casa
A Carmen, fundadora del grupo y vieja clienta, le prestaron C$$17,000 y paga C$$1,214 semanales. A Mónica, recién ingresada al grupo, le prestaron C$$5,000 y tiene que pagar C$$357 cada semana. En total, terminarán pagando un quince por ciento más de lo que recibieron, lo que, después de un complicado cálculo financiero, dados los plazos y las formas de pago, termina siendo algo cercano al ochenta por ciento de interés anual.
El truco para engañar a los usuarios es sencillo, aplican una tasa nominal de interés, obligan a firmar por la suma del principal más este interés y derivan una cuota entre el plazo que establecen, generalmente semanal o quincenal, lo que, si elaboramos una tabla de amortización nos da el verdadero interés que cobran. Los usureros se quedan reducidos a aprendices a pesar que fueron quienes descubrieron esta variante del interés flat, sistema donde se siguen cobrando los intereses como si no se abonara al principal durante todo el plazo del préstamo.
Este sistema no permite otorgar préstamos a productores agrícolas, que no pueden pagar semanal o quincenalmente, va contra su naturaleza por el uso que le dan al préstamo, donde es necesario esperar meses para la obtención de ingresos y poder pagar, por lo que el préstamo es un medio para obtener las garantías que en estos casos son las tierras de los productores.
Si el doctor Muhammad Yunus, premio Nobel de la Paz y desarrollador del concepto de microcrédito, y el doctor Akhter Hameed Khan, creador de la idea, se dieran cuenta de esta versión de sus esfuerzos se mostrarían indignados de la versión criolla del microcrédito.
Entre las definiciones de microcrédito está la desarrollada en la Cumbre de Microcrédito en Washington, que lo define de la siguiente manera: “Son programas de concesión de pequeños créditos a los más necesitados de entre los pobres para que éstos puedan poner en marcha pequeños negocios que generen ingresos con los que mejoran su nivel de vida y el de sus familias”.
Este principio no se aplica en nuestro medio debido a que se ha visto como un negocio que produce réditos más allá de los permitidos por la ley y los dueños de dichas instituciones, la mayoría, son miembros de las juntas directivas de los bancos comerciales que usan los depósitos de los clientes de sus bancos, pagan interés normales y la diferencia engrosa su patrimonio personal.
Entre los objetivos del Grameen Bank en Bangladesh fundado por el doctor Yunus podemos destacar los siguientes:
1. Facilitar el préstamo a los pobres que no tienen ahorros y a los que nadie quiere prestar dinero, es decir que, están fuera del sistema financiero tradicional o formal porque no tienen propiedades que avale esos préstamos.
2. Eliminar la explotación de las personas. Antes del GB, los prestatarios acudían a la usura para conseguir dinero pero el interés era demasiado alto, en ocasiones, alcanzaba un 100 por ciento anual.
3. Crear autoempleo. En Bangladesh es muy difícil encontrar trabajo, por este motivo el GB considera importante que sus prestatarias creen su propio empleo. Actualmente, el GB da oportunidades y trabajo a más de 5 millones de personas.
4. Sacar a los pobres de su círculo de pobreza, que se puedan dedicar a invertir, que tengan ahorros y que los ahorros puedan generar más dinero.
Ésta es la filosofía del señor Jesús expresada en la Biblia, la de nuestros empresarios se basa en el manual de matemáticas financieras de J. H.Moore [email protected]
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