Educación Financiera
El buen manejo del dinero es clave para el futuro financiero de las personas. Entonces, ¿por qué se enseña tan poco de educación financiera en las escuelas y universidades?
El sistema educativo data de la era industrial, cuando la prioridad era producir empleados eficientes; trabajadores obedientes que siguieran órdenes sin cuestionar la autoridad superior.
Incluso las universidades más prestigiosas del mundo tienen un sistema educativo diseñado para producir “funcionarios de alto nivel”, para las grandes empresas. No es un sistema pensado para producir empresarios innovadores. La mayoría de los principales millonarios del mundo no terminó la universidad, y pocos profesores llegaron a millonarios.
Si el sistema produce tan pocos empresarios exitosos, debería plantearse una Nueva Visión Educativa. El sistema educativo debe evolucionar para motivar a los estudiantes a experimentar más, estimular la proactividad, actitud emprendedora y estar mejor preparados para los desafíos del siglo XXI.
En la escuela de la vida los empresarios aprenden de sus errores. En la escuela tradicional se penaliza a los estudiantes cuando se equivocan. Ponemos demasiada atención a la necesidad de sentir que estamos en “lo correcto”. El miedo a equivocarnos y sentirnos “tontos” hace que mucha gente deje de intentar y prefiera no arriesgarse, limitando su iniciativa empresarial.
En la escuela tradicional es un pecado resolver un examen en grupo. En la escuela de la vida, ninguna empresa sale adelante si no es resolviendo problemas y trabajando en equipo (grupo).
Tal vez debería enseñarse más a los alumnos por medio de experiencias prácticas, que los motiven y sean de su interés, y menos con lecturas poco entretenidas de realidades que pueden haber quedado lejanas u obsoletas.
Ajustemos el diseño curricular educativo para que dé más de lo que las personas necesitan utilizar en su día a día. Enseñémosles a manejar el arte de la duda y de la crítica constructiva, a preguntar más el por qué, cómo y para qué de las cosas.
Los estudiantes necesitan aprender habilidades útiles para sus vidas: liderazgo, estrategias de negociación, oratoria, estrategias de presentación en público. Aprender a vender (sin miedo al rechazo), a trabajar más en equipo y menos individualmente.
Es necesario “reeducar” a los profesores para que puedan “reenseñar” a los alumnos; aprendan a comunicarse mejor, a preguntar más, a escuchar activamente y manejar el arte de motivar a sus alumnos.
Motivemos más el análisis y aprendizaje a partir de la experiencia y menos la enseñanza por memorización de temas que quizás los alumnos nunca utilicen.
Reexploremos el papel de los medios de comunicación en la educación, como mecanismo de aprendizaje, interacción y educación masiva.
Una nueva visión educativa rescataría la esencia de la educación. Sería más práctica, nos motivaría a experimentar, interactuar y equivocarnos más. Nos enseñaría a aprender de nuestros errores, adaptarnos y trabajar en equipo. Sería más crítico-constructiva y de creación conjunta entre profesores y alumnos.
No daría más ni menos de lo que las personas necesitan para salir adelante en sus vidas. ¿Por qué no, hacer del aprendizaje un proceso también divertido?
El autor es director de Promifin, programa financiado por la Cooperación Suiza en América Central.
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