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Aunque la maquinaria ya inició el trabajo de limpieza, ninguno de los 195 árboles de eucalipto sería cortado. LA PRENSA/R. ORTEGA

“Casas para el Pueblo” quedarían entre los árboles

A José Luis Tábora no le gusta mucho su nueva casa. No tiene paredes y el techo está hecho con plástico negro, sostenido por algunos delgados troncos. Según él, la champa que habitaba hasta hace un par de días era más grande y más cómoda para sus tres hijos.

A José Luis Tábora no le gusta mucho su nueva casa. No tiene paredes y el techo está hecho con plástico negro, sostenido por algunos delgados troncos. Según él, la champa que habitaba hasta hace un par de días era más grande y más cómoda para sus tres hijos.

Tábora es uno de los presuntos afectados por el pesticida Nemagón que fueron reasentados esta semana al oeste de la Asamblea Nacional, ya que en el parque Pedro Joaquín Chamorro, donde se encontraban, se estarían construyendo “Casas para el Pueblo”.

Mientras acomoda juguetes y calaches viejos en su “nuevo hogar”, logra ver de frente las maquinarias de Albanisa que ya iniciaron el trabajo de limpieza en el área donde se construirían las “Casas para el Pueblo”.

Sergio Guzmán es el ingeniero que está a cargo de la obra, pero aseguró que a ellos sólo les corresponde la limpieza y la nivelación del terreno, y que el diseño y construcción de las viviendas estará a cargo de arquitectos y otros ingenieros.

Para algunos ambientalistas el avance de la obra supone el posible despale de más de 195 árboles de eucalipto que se encuentran en la zona. Sin embargo, Guzmán aseguró que no se tocará ni un solo árbol y que las casas se construirían en los espacios libres.

“(Entre los árboles) hay espacios grandes, entonces ahí se pueden ubicar unas cuatro o cinco casas. No va a llevar esa línea urbanística que normalmente tiene una urbanización, casualmente para no afectar los árboles. Se podrían hacer andenes para poder comunicarse entre las casas”, aseguró Guzmán.

Aunque no dio mayores detalles al respecto, de manera extraoficial se conoció que el terreno destinado para el proyecto habitacional es de poco más de una manzana, en el que se construirán 80 casas de 36 metros cuadrados cada una.

NADIE SABE NADA

Una señora espulga frijoles que amenazan con no suavizar, aunque pasen todo el día cociéndose en la llama que sale de una hornilla con leña.

La señora no dice su nombre y no quiere hablar de las promesas de una casa que le hizo el Gobierno; y asegura que quien maneja la información es la líder del grupo, Altagracia Solís.

“Nosotros no sabemos nada, sólo ella te puede decir”, indicó.

Al otro lado del asentamiento, Sonia Elena Betancourt observa cómo un joven arriesga su vida realizando una conexión ilegal desde un poste de alumbrado público.

Betancourt no sabe si realmente se trata de casas que se construirán o son solamente galerones para escampar la lluvia. Tampoco sabe si estas viviendas serían al crédito o si el Gobierno se las entregará en calidad de donación.

LA PRENSA buscó a Altagracia Solís, pero en la champa de plástico que funciona como oficina y sala de juntas aseguraron que se encontraba en una delegación policial resolviendo un problema, y que no sabían a qué hora regresaba.

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