PRIMERA ENTREGA
Por *Meyling Marín Altamirano
Apiñadas en jaulas pequeñas, de un metro de alto por medio metro de ancho, diversas especies de chocoyos esperan sobrevivir, sólo para ser vendidos al mejor postor en el Mercado Oriental.
Como cualquier otra mercancía miles de especies de fauna silvestre son comercializadas al por mayor o al detalle.
Las condiciones de ese lugar son deprimentes. En el ambiente se respira una mezcla de olores a frutas podridas, estiércol, o quizás hasta algún animal muerto, en proceso de degradación.
Alrededor se escucha el canto (o llanto) desesperado de las aves. Unos cuatro pasillos del Oriental están impregnados de fauna silvestre.
Las jaulas sobrepasan su capacidad, el hacinamiento es evidente. Las aves parecen incómodas, intentan estirar sus alas pero enseguida se golpean contra la jaula o contra otro animal.
Unos 12 tramos y centenares de jaulas son ahora el hogar provisional e improvisado de especies de fauna silvestre como cusucos, iguanas, pericos, cotorras, chocoyos, entre otros.
Según lo observado durante los recorridos de esta investigación, esta zona del Mercado Oriental es el centro de acopio de fauna silvestres más grande.
Ahí se comercializan algunas especies en peligro de extinción, como la lora copete rojo, el perico verde y el chocoyo frente anaranjada, las cuales están en veda indefinida, es decir, no pueden ser comercializadas en ninguna época del año.
Los vendedores ilegales, conscientes de que la actividad que realizan es ilícita, se sintieron amenazados por la presencia de LA PRENSA y nos obligaron a abandonar la zona que todos conocen como el área de los animales contiguo al “chiquero” (área de verduras y frutas) del mercado.
Esta situación es la cruel realidad a la que son sometidas miles de especies de animales silvestres en nuestro país.
En los últimos cinco años, el comercio ilegal de especies, sobre todo de aves, se ha incrementado a tal grado que en las regiones boscosas del país es casi imposible notar la presencia de especies como loras, chocoyos, pericos y lapas.
Nicaragua ya está en el proceso de pérdida de biodiversidad por la cacería indiscriminada y el comercio no controlado, así lo demuestra el listado de especies en peligro de extinción que publica cada año el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena).
COMPENDIO DE LEYES ES PAPEL MOJADO
En materia de legislación para la protección de las especies sobresalen: el Código de Defensa y Protección de Animales, Estrategia Nacional de Biodiversidad y su plan de acción, Ley General del Medio Ambiente y los Recursos Naturales, norma técnica obligatoria nicaragüense para centros de acopio de fauna silvestre, sistema de licencias y permisos para el uso de los recursos de biodiversidad, entre otras normas y reglamentos.
No obstante, éstas forman parte del paquete de leyes de nuestro país que no se aplican.
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Por una parte, instituciones con competencia para su aplicación, como la Policía Nacional y el Marena, no están capacitadas para la identificación de las especies en peligro de extinción.
Entonces a la hora de aplicar la ley carecen de juicio para determinar por ejemplo, si los comerciantes venden tortuga paslama cuyo consumo está prohibido o tortuga sabanera que puede ser consumida en cierta época del año.
Esta situación es aprovechada por los comerciantes legales e ilegales para disfrazar entre las especies que están permitidas las que no lo están.
Por otro lado, la conservación y protección de especies en peligro de extinción no es una prioridad para las instituciones competentes, así lo demuestra la carente aplicación de la legislación.
“Tenemos suficientes leyes como para hacer una conservación efectiva, sin embargo no se aplican”, dijo Fabio Buitrago, de la organización Fondo Natura.
La venta de fauna en peligro de extinción es un delito ambiental, sin embargo las especies en los listados de veda son comercializadas en lugares como los semáforos y el Mercado Oriental, a la vista de las autoridades, señaló Buitrago.
Es común encontrar puestos de venta de especies de fauna en diferentes puntos de la Carretera Panamericana y en municipios como Sébaco, Río Blanco, Jinotega, Granada, Rivas, León e incluso en las fronteras.
“No hay ley que se aplique”, señaló decepcionada una comunitaria de uno de los diversos puntos de comercio de chocoyos, cotorras y loras, sobre el kilómetro 67.5 de la Carretera Panamericana en la comunidad San Agustín, municipio de Ciudad Darío.
Para esta comunitaria, quien prefirió omitir su nombre, el Marena y la Policía Nacional no aplican la ley, al permitir que estas personas vendan especies de aves a orillas de la carretera, a la vista de las autoridades.
Algunas especies de aves mueren cuando son sometidas a decoloración de sus plumas con agua oxigenada u otras sustancias.
Los astutos comerciantes de esta comunidad decoloran las plumas verdes de los chocoyos hasta obtener un matiz amarillento, lo que hace que tengan mejor aspecto y llame la atención de los clientes que en su mayoría son personas con buenos ingresos económicos porque viajan en buenos vehículos, agregó la señora.
Esta comunitaria admite que aunque el Marena ha llegado a esta comunidad en varias ocasiones a decomisar especies, los comerciantes al día siguiente continúan comercializando, por lo que sugiere que se dé más seguimiento a estos casos, sobre todo cuando se trata de mal trato como al que son sometidas las especies.
El comercio ilegal de las aves beneficia a unas 35 personas en esta comunidad, sin embargo, afecta miles de especies de fauna amenazadas.
“Aquí (comunidad San Agustín) viven de la venta de chocoyos, pericos y lapas unas siete familias”, expresó la señora.
VEDAS INDEFINIDAS Y PARCIALES
A través de resolución ministerial, el Marena publica anualmente un listado de especies de flora y fauna en veda. A lo largo de esta investigación periodística no se encontró evidencia del cumplimiento de esta norma.
Tampoco existe un mecanismo de divulgación de las especies en veda, por tanto la población en general (consumidores) desconoce qué especies se pueden comprar y cuándo.
En la lista se encuentran en veda 27 mamíferos, 80 aves, 11 reptiles, 3 peces y un molusco en veda indefinida, mientras los animales en veda parcial suman 84.
Este listado el Marena lo define con la ayuda de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres (Cites) y especialistas nicaragüenses.
Especies como chocoyo frente anaranjada y frente oliva, loras, cotorras, perico verde, tucanes, lapas verde y roja, lagarto, tigre, tortuga carey y paslama tienen veda indefinida, no obstante, cazadores, acopiadores y vendedores las comercializan sin ningún problema a la vista de las autoridades.
INSTITUCIONES CON COMPETENCIA
A pesar de que el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena) cuenta con una división especializada en la protección y conservación de biodiversidad, los puestos ilegales de comercio de fauna en peligro de extinción son cada vez más visibles.
Respecto a la aplicación de las leyes que protegen la fauna en veda, el Marena está supuesto a coordinar acciones con la Policía Nacional.
No obstante, la Policía Nacional no cuenta con un área especializada para la vigilancia del comercio ilegal de fauna.
La vocera de la Policía Nacional, Vilma Reyes, sostiene que acuden al llamado de los especialistas del Marena cuando se trata de decomiso de especies u otro caso de delito ambiental. “Cualquier acción relacionada con este tema tiene que ser coordinada con el Marena, no podemos actuar aisladamente”, agregó Reyes.
La ley de delitos ambientales establece que la Policía, la Procuraduría, el Marena y la Fiscalía deben realizar acciones conjuntas para detener, multar y procesar a aquellas personas que cometan delitos ambientales, como el comercio de especies en peligro de extinción.
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