LA HABANA/AFP
La tormenta tropical Paula azotó a La Habana con fuertes lluvias y vientos que causaron una veintena de derrumbes parciales y dejaron barrios enteros sin luz ni agua. El fenómeno natural se degradó ayer a depresión en la costa noroeste de Cuba en su ruta hacia el Atlántico.
Paula, que llegó a alcanzar categoría 2 de 5 en la escala Saffir-Simpson, se debilitó aún más a sistema de baja presión al salir a las aguas del Atlántico y al mediodía se alejaba de Cuba a 15 km/h, frente a las costas de la central provincia de Villa Clara, de acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes (CNH) de Estados Unidos.
El ciclón afectó la región occidental, castigando principalmente a La Habana —de 2.2 millones de habitantes—, luego de desatar aguaceros intensos en la provincia tabacalera de Pinar del Río, extremo oeste, por donde penetró a la isla en la mañana del jueves como tormenta tropical.
Veintidós derrumbes parciales ocurrieron en el popular barrio de Centro Habana y en el casco histórico de la capital —de antiguos edificios, muchos deteriorados—, pero no se reportan hasta ahora víctimas ni en La Habana ni en el resto de la región occidental.
Algunas personas fueron rescatadas de entre escombros —entre ellas una niña de dos meses— y de crecidas de ríos, sin mayores incidentes, según Angel Díaz, teniente coronel de la Policía Nacional.
Aunque el tiempo mejoraba y La Habana retornaba a su actividad normal, muchos barrios se encontraban aún sin electricidad, pues fueron afectados 121 de los 224 circuitos eléctricos de la capital, y en amplios sectores se interrumpió también el servicio de gas, según los reportes oficiales. “Qué susto pasamos, cayeron rayos y el agua (lluvia) fue bastante, y peor con viento. Todavía no tengo ni agua ni luz, estoy preocupadísima por la comida del refrigerador que se me va echar a perder”, expresó Luisa, una ama de casa de 62 años, del barrio San Agustín, oeste de La Habana.
En Pinar del Río, donde se cultiva el tabaco cubano, considerado el mejor del mundo, cultivos de plátanos y legumbres quedaron anegados, pero las plantaciones no sufrieron grandes daños y unos 320,000 quintales de la hoja fueron resguardados en depósitos.
Paula causó daños menores en el territorio cubano, dos años después de que los huracanes Gustav, Ike y Paloma —siete muertes— asestaron un contundente golpe a la deprimida economía del país, con pérdidas de 10,000 millones de dólares.
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