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Voltaire (1694-1778), filósofo y escritor francés.

Cartas al Director

Leyes e injusticia

“El último grado de perversidad es hacer servir las leyes para la injusticia”.

Paradoja de los sandinistas

Nadie duda que los sandinistas son ele- mentos contradictorios y en sus maneras de atacar a quienes disienten de ellos lo hacen con un encono fuera de toda norma sensata. Atacaban a los Somoza, y los cuestionaban ferozmente por sus constantes prácticas de reelegirse las veces que pudieran; pero no se fijan en el ejemplo clásico de Daniel Ortega, que va camino hacia la reelección, atropellando y violando —igual que lo hacían los Somoza— la Constitución Política de la República.

En Nicaragua los vicios que son causa de la corrupción no se acaban, más bien se afianzan, y toman más fuerzas, y dan por lógica la impresión de que los males ya tienen nombre y apellido, y por consiguiente cualquier esfuerzo por sacar a la República de tanta iniquidad resulta incierto.

A ese paso, Ortega, imitando en sus ambiciones a los Somoza, consigue la reelección. Los sandinistas saben que si pierden las elecciones de noviembre del 2011 difícilmente volverán a recuperar el poder.

Las concesiones del pacto, en el sentido de permitirle a Ortega ganar únicamente con un 38 por ciento de los votos, ya no se volverán a dar.

Nicaragua está harta de tantos comerciantes de la política; esta República necesita a plazo inmediato una renovación de valores que la dignifiquen, y no de gente irredenta que nunca ha tenido en su mente ni el más leve asomo de lo que significa la transformación. Nicaragua no es un patrimonio de Ortega ni de los sandinistas para que hagan de la Nación lo que se les “ocurra”; tenemos la particular obligación de aportar meridianos esfuerzos para que el país no se pierda en su totalidad, y venga a caer bajo el dominio absurdo de los sandinistas-orteguistas, para quienes no existe el concepto de “Patria”, porque sencillamente la han destruido en todos los órdenes vitales de su existencia.

Ortega no puede seguir manejando los destinos de este país, ya que sigue demostrando ser un pésimo administrador de ellos, y la República no puede continuar abocada a un sistema de cosas que no le genera estabilidad, más bien es un obstáculo para un mejor desarrollo en el futuro, si la democracia pudiera consolidarse y diera muestras de ser una opción indicada. No es lo mismo mantenerse asistido de un espíritu guerrerista como lo ha demostrado Daniel Ortega, que ser un hábil conductor del Estado porque sabe entender la política. El pueblo de Nicaragua es lo suficientemente inteligente para escoger la mejor repuesta a los graves problemas que tiene este país, y en ese contexto de la conciencia ciudadana sabremos derrotar con los votos a quien, solamente como Ortega, ha sabido sembrar vientos, para luego cosechar tempestades.

Hugo Ramón García   
Periodista de Somoto

Todos por la unidad

Los nicaragüenses estamos plenamente conscientes de la política divisionista impuesta por el Gobierno y que se está encaminando a convertirse en un sistema monárquico dictatorial a través de una ambicionada reelección del presidente Daniel Ortega que violenta la sagrada Carta Magna. La vida nacional se ha convertido en dos sectores o bandos: los que ostentan el poder y sus seguidores, con seguridad física, económica, impuesta y obediente. Y los demócratas y pensantes que aspiran a vivir y a trabajar libremente en pro del bien común en donde se respeten las leyes y haya oportunidad vivencial para todos; en donde el erario lo manejen personas honestas y capaces. Dada esta situación imperante y anómala del sentir nacional, es necesario unirnos en un solo bloque opositor sin distingo de colores políticos y personalismos.

Ante esta iniciación patriótica que nos incumbe a todos , emerge la figura de don Fabio Gadea Mantilla, que ha sido aceptado por consenso nacional, por ser una persona honesta, capaz, honorable, trabajadora; no existiendo otra persona que se exprese con tanto sentimiento y amor por nuestra Nicaragua.

La gran unidad nacional de oposición se está solidificando cada día que pasa y su integración total se espera en un tiempo prudencial para poder rescatar la democracia y poder convertir a Nicaragua en una verdadera República, obteniendo la gran mayoría de votos en la próxima contienda presidencial del 2011, que es el sueño ide

al de todos los demócratas y pensantes.

Solamente falta por integrarse a la gran unidad al doctor Arnoldo Alemán y sus miembros del PLC. Aunque se sabe de viva voz que la mayoría de los pensantes del PLC se están cruzando a la gran unidad opositora en apoyo a la candidatura de don Fabio. No hay que ser muy perceptivo para darse cuenta de que el doctor Alemán no entiende de diálogo patriótico, sino solo de negociación: sobreentendiéndose que el doctor Alemán busca seguridad personal y cuotas de poder para él y su cúpula arnoldista.

Armando Lau Gutiérrez

¿Afectaciones o daños?

La palabra afectar es un verbo. Disponer, preparar, perder la sencillez, anexar, agregar, alterar, modificar, etc.

Afecto-ta. Adjetivo. Inclinado a alguna persona o cosa. Afectuoso-sa. Adjetivo. Amoroso, cariñoso.

Afectación. Sustantivo. Acción de afectar. Falta de sencillez y naturalidad.

Dañar. Verbo. Causar daño o perjuicio. Maltratar o echar a perder alguna cosa.

Daño. Sustantivo. Efecto de dañar o dañarse.

Las inundaciones, los terremotos, los deslizamientos de tierra, los desastres naturales, etc., producen daños, no producen afectaciones.

Lo de siempre, los letrados usan el lenguaje de los iletrados, en lugar de ser lo contrario.

Mario Alfaro Alvarado

Proyecto de ley del PSOE

Las medidas legislativas del Partido So- cialista Obrero Español (PSOE) han favorecido un incremento de divorcios, el aborto de las menores de espaldas al consentimiento paterno y la distorsión del matrimonio, abriéndolo a los homosexuales y ¿quién sabe? a la poligamia. Pero ahora se ha dado la última estocada, al eliminar de un plumazo el “libro de familia”.

La familia desaparece de la ley y el padre como cabeza de la misma, al ningunear el orden de los apellidos de los hijos, que en caso de desacuerdo de los progenitores podrá ser decidido por el funcionario de turno. Así el ciudadano obtendrá en sustitución un “código personal de ciudadanía”, en el que la desvinculación de sus raíces queda promulgada. Si nuestro presidente es incapaz de favorecer económicamente el país, no es menos cierto que su vertiente ideológica se consuma en los plazos previstos y responde a un plan establecido que prima el individualismo sobre los lazos de sangre, la sumisión al Estado sobre la disposición básica familiar. Los niños y los jóvenes son adoctrinados convenientemente para aceptar las normas “éticas“, a veces inmorales, que dictan los nuevos y malsanos educadores. Una sociedad de familias desestructuradas pasa factura, generando mayor frustración, pobreza y delincuencia y con grandes costes monetarios. Los socialistas han logrado igualar la hecatombe financiera del país con el desarme y la desprotección moral de sus ciudadanos. ¿Quién debe proteger a la familia sino la autoridad ejecutora del bien común?

Isabel Planas   
Valencia, España

Comentarios sin nombre

Ahora que se ha generalizado el uso de internet para leer los periódicos, también se ha puesto de moda hacer comentarios acerca de los artículos publicados. Todo esto está muy bien dentro del derecho a la libre expresión; con lo que no estoy de acuerdo es con que se permita el uso de seudónimos a los autores de los comentarios, ya que en su mayoría se dedican a escribir vulgaridades o a calumniar a determinadas personas que no pueden defenderse al no conocer el nombre de quien comenta.

Casualmente un día de estos estaba leyendo el diario La Nación, de Costa Rica, sobre el dragado del río San Juan, y para poder hacer un comentario tuve que registrarme con mi nombre completo y dirección de correo electrónico, ya que el periódico no acepta comentarios que vayan firmados con seudónimos, lo que a mi parecer es una buena medida.

Como una sugerencia al Diario La Prensa creo que deberían exigir el nombre completo como firma de quienes hacen comentarios, ya que esto evitaría que vulgares y calumniadores escriban lo que se les antoje sin tener el valor de escribir su verdadero nombre.

Walter F. Pineda Úbeda

Opinión
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