El espíritu de las festividades se siente desde mediados de noviembre en el mercado nacional. Los tramos se llenan de artículos alusivos a la Navidad y a la fiesta mariana que año con año se celebra el 7 y 8 de diciembre.
“Nos preparamos con tiempo, pero es esta semana cuando comienza la actividad y esperamos que la venta se mantenga hasta en enero”, comenta Olga Navarrete, comerciante de dulces tradicionales en el Mercado Roberto Huembes.
Ella tiene más de 30 años de dedicarse a la venta y asegura que aunque hay tiempos malos nunca ha perdido la inversión en su negocio. Con respecto a la actividad comercial del año pasado, dice sentirse satisfecha con las ganancias y hasta ahora ha entregado un par de pedidos que auguran buenas ventas.
“Es cierto, la gente te compra menos, en el caso de quienes hacen las Purísimas gritadas, pero nosotros hacemos nuestros clientes y sobre todo nos defendemos con los encargos que hacen las empresas privadas y los instituciones del Estado”, dice Navarrete mientras empaca más cajetas en una bandeja
LAS GORRAS Y LOS PAQUETES
Un piñonate, dos cajetas de coco o una de leche, un coyolito y una leche de burra. Todos abrazados con plástico dentro de una canastita artesanal o una pequeña bandeja de poroplás. Una de estas “gorras” o paquetes con dulces tradicionales tiene un valor de cinco a diez córdobas en el Mercado Roberto Huembes. Los precios varían de acuerdo a la cantidad o tipo de dulces o al número de paquetes encargados.
En el tramo de Variedades Amanda Sofía, mientras dos personas se dedican a “enamorar” a los clientes con una muestra de rosquillas o cajetas de leche, otras tres empacan con rapidez estos paquetes que por su variedad y precio son “los que más se mueven”.
Según Erick Zepeda, trabajador del establecimiento, los promesantes que deciden gritar o rezar la
Purísima prefieren un combo de productos que ya esté armado y que sea variado por que es más práctico a la hora de repartir. De igual manera, sostiene que cada año buscan nuevas maneras de presentar el producto y mantener la calidad para mantener al cliente y contrarrestar el consumo de dulces y productos internacionales
“Actualmente tenemos varios encargos de mil y hasta uno de cuatro mil”, asegura Zepeda, “aquí hacés el nombre de Dios y vos sabés que en nombre de la Virgencita la gente siempre tiene para cumplir sus promesas”.
El cien de gofios desde 150 a 200 córdobas, las cajetas a peso, y los coyolitos, huevos chimbo y leches de burra de 130 hasta 90 córdobas el cien.
Todavía se encuentran en el mercado los tradicionales y coloridos “indios” que adornan las cabezas de los que salen a cantar las melodías marianas. El cien de estos simpáticos accesorios vale 250 córdobas.
Hay promociones, incluso, en la compra de “chicha”, la bebida de maíz tradicional de esta fiesta, un paquete de cuarenta córdobas, según el vendedor de un establecimiento, pueden rendir hasta cuarenta vasos.
LO NUEVO PARA LA PURÍSIMA
Cada año la tradición se combina con la necesidad, la utilidad, el presupuesto y el ingenio. En el mercado Oriental se ofrece una infinidad de posibilidades para armar paquetes “modernos”.
Desde las económicas bolsitas plásticas con la imagen de la Virgen de 50 a 100 córdobas, hasta panas, picheles y baldes plásticos que son de los artículos más cotizados por los que deciden salir a cantar a la Concepción de la Virgen María.
Jessenya Hernández, vendedora del sector de artículos de celebraciones, dice que las ventas van a paso lento pero seguro, que este año la mercadería ha entrado variada y aunque hay artículos más caros, otros han mantenido su precio.
“La gente busca siempre lo más barato, pero hay que tomar el cuenta la calidad, utilidad y cantidad del producto”, sugiere.
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