El activista del orteguismo Efraín Ismael Rivas López, quien en octubre del 2008 robó una cámara de fotografía al Cenidh, aceptó la comisión del delito ante un juez y pidió disculpas públicas al organismo pro derechos humanos y a sus funcionarios.
Rivas López también entregó al Cenidh otra cámara fotográfica para reponer la robada.
El director del Cenidh, Bayardo Izabá, aceptó las disculpas públicas y explicó que lo hizo en aras del trabajo en pro de los derechos humanos y la tolerancia que se realiza desde el organismo.
Inmediatamente el juez Séptimo Distrito de lo Penal de Juicio de Managua, Octavio Rothschuh, declaró la clausura anticipada del juicio, que inició ayer. Por ello dejó libre de todo cargo a Rivas López.
El acusado leyó un pronunciamiento en el que explicó que el día de los hechos, el pasado 16 de octubre del 2008, cuando un grupo de trabajadores de la Dirección General de Ingresos (DGI) acosaba a miembros de organismos no gubernamentales que declaraban en la Fiscalía, se dejó llevar por la histeria colectiva para arrebatarle la cámara fotográfica al periodista del Cenidh, Héctor Calero.
“Me dejé llevar y ofuscar por la euforia, realizando un acto del que hoy me arrepiento. Solicito al Cenidh que acepte mis disculpas. Aprovecho esta declaración para llamar a la ciudadanía a no dejarse llevar por la ira y el odio entre nicaragüenses”, dijo Rivas López en su declaración.
“Me arrepiento, como ser humano me equivoqué”, agregó el acusado.
Bayardo Izabá señaló que con la admisión de culpa de Rivas quedó demostrado que el presidente Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo utilizan a los trabajadores del Estado como turbas, para agredir a los que no están de acuerdo con su forma de gobierno.
Rivas López señaló que la cámara que entregó al Cenidh es de mayor valor que la que arrebató al periodista Calero.
Izabá se declaró satisfecho con la declaración de Rivas López, pero señaló que el Cenidh y sus funcionarios no dejan de sentirse ofendidos por el Gobierno Ortega, ya que como Presidente es el jefe de todas las turbas que agreden a la población en las marchas.
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