CORRESPONSAL/ RIVAS
Dos jóvenes no videntes de Altagracia, Isla de Ometepe, se convirtieron en el ejemplo a seguir en ese territorio, luego de haber concluido con éxito sus estudios de primaria y secundaria, y subir orgullosamente al estrado a recibir sus diplomas de bachiller en ciencias y letras, ante el aplauso y la admiración de sus compañeros de clases, quienes, como premio a dicho esfuerzo, les dedicaron la promoción del bachillerato 2010 del Instituto Nacional Ladislao Chwalbinsky, de Altagracia.
Francisco Antonio Hernández (26) y Jimy Deiton Carrillo Avendaño (23) son los no videntes isleños que el pasado 6 de diciembre fueron homenajeados por sus compañeros de clases, padres de familias y profesores de la paradisíaca isla.
Cuando LA PRENSA llegó al hogar de Francisco, él estaba estudiando, sentado frente a un planchador que le servía como mesa, y sobre el mismo tenía una grabadora y sus instrumentos para leer y escribir con el método Braille.
Recordó que sus estudios de primaria y secundaria no fueron fáciles, puesto que en la primaria tuvo que llegar a las aulas de clases como oyente y hacer exámenes orales. Asegura que el apoyo de su familia fue muy importante para salir adelante, puesto que siempre fue tratado como una persona normal.
- Mercedes Hernández, madre de Francisco, dijo sentirse emocionada de ver cómo su hijo ha logrado salir adelante, y calificó al joven como positivo y esforzado. Recordó que desde pequeño Francisco aprendió a valerse por sí mismo. “Si hasta se subía a los árboles de guayaba y de coco, a cortar esas frutas para comérselas”, dijo doña Mercedes, como una forma de resaltar algunas de las cualidades de su hijo no vidente de nacimiento.
Mientras tanto, doña Juana Bautista González, abuela de Jimy, igualmente se mostró orgullosa del muchacho que ahora es bachiller. Ella, en medio de sus limitaciones, siempre le brindó la atención que podía a Jimy para que él nunca dejara de estudiar en los colegios públicos de su pueblo.
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EXTRAORDINARIA FIRMEZA
Dijo que la primaria la estudió en la Escuela Rubén Darío, de Altagracia, de donde es originario. “Mi primaria la hice en dos períodos, de primero a tercer grado cuando era un poco infantil, luego abandoné por tres años las aulas de clases, y regresé a finalizar cuarto, quinto y sexto grado, donde siempre estudié siendo un oyente”, precisó Hernández.
Francisco, siempre con un lenguaje claro y preciso, mostrando ser muy seguro, dijo que comenzó a practicar los estudios con el método de lectura y escritura a base de tacto, llamado Braille, pero fue hasta después de segundo año de secundaria (en el 2005) que lo capacitaron en el Centro de Rehabilitación para Ciegos y Deficientes Visuales de Estelí, donde logró mejorar esa técnica de escritura y lectura. Dicho método lo usó hasta concluir su quinto año de secundaria.
Hernández dijo que después de haber concluido sus estudios de secundaria se prematriculó en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua ( Unan -Managua) y optó por las carreras de Diplomacia como primera opción y Pedagogía como segunda, añadiendo que su meta es ser un profesional, pero indicó que si no logra clasificar, tiene un segundo plan. “Mi plan B es gestionar un terreno con el Proyecto Ometepe Alemania (POA), para establecer un local donde reunirnos (los no videntes) y exhibir productos para nuestra propia sostenibilidad”, detalló.
JIMY QUIERE ESTUDIAR SICOLOGÍA
En tanto en el hogar de Jimy Deiton Carrillo Avendaño, doña Juana Bautista González, de 73 años, era quien estaba barriendo el patio del frente de su humilde vivienda, ubicada en la polvorienta comunidad de San Silvestre, al este del centro de Altagracia. Cuando LA PRENSA llegó a su casa buscando a Jimy, ella dijo que era su abuela, que lo tenía a su cargo desde que tenía un año, y de inmediato llamó al joven para que brindara una entrevista.
Minutos después apareció Jimy, un joven que también se mostró seguro. Se sentó al lado del patio donde no era alcanzado por el humo de la basura que quemaba su abuelita, y empezó a contar que durante estudió su primaria y secundaria, siempre tuvo una buena relación con sus maestros y demás alumnos de las aulas donde recibía clases.
“Yo me siento muy agradecido de todos ellos (maestros y alumnos), me ayudaron en cualquier trabajo que ameritaba que me explicaran algo, y lo mejor, creo que hice muchas amistades”, manifestó Carrillo.
Y aunque las metas de Jimy son claras, puesto que desea clasificar y estudiar la carrera de Sicología, está seguro de que requiere de una beca para poder estudiar en la universidad, puesto que procede de una familia de escasos recursos.
Al referirse un poco a su núcleo familiar, Jimy se limitó a hablar de su hermana de 16 años, María Asunción Carrillo Avendaño, de quien dijo era no vidente como él, y aseguró que sus deseos de seguir adelante también incluyen el apoyo hacia ella, a quien espera también servirle de ejemplo.
Tanto Francisco como Jimy siempre tuvieron que hacer exámenes orales porque sólo uno de los profesores en Altagracia tenía conocimiento del método Braille.
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