Por Josué Bravo y Wilder Pérez
COSTA RICA/NICARAGUA
El canciller costarricense René Castro criticó a la prensa independiente nicaragüense —a la cual vinculó con medios oficialistas—, a la sociedad civil y a ambientalistas, solo porque no han hecho eco a la posición de su país en el conflicto con Nicaragua.
Los señalamientos de Castro surgieron a raíz de la crítica nicaragüense sobre un cuestionado informe de la convención de humedales Ramsar, entidad que sin haber visitado el sitio y solo haber retomado la versión de este país, concluyó que la limpieza del río San Juan de Nicaragua genera daños ambientales a Costa Rica.
“Creo que es lo único que podrían decir. ¿Qué van a decir si habían dicho que iban a invitar a Ramsar a visitar su territorio y no lo hicieron? Solamente hicieron las declaraciones de prensa”, respondió Castro al ser consultado por periodistas de ADN radio, sobre la publicación de LA PRENSA de que “Ramsar emitió documento con información falsa de ticos”.
“Desgraciadamente hemos visto que en el gobierno nicaragüense están acostumbrados a lo que las viejas dictaduras allá de los años sesenta y setenta le recomendaban a las gentes. Lo que se decía lea más y viaje menos y que en otras cosas se decía lea las noticias oficiales, lea lo que digo yo el régimen, y no vaya a comprobar al sitio lo que está pasando”, prosiguió.
“Ellos están mal acostumbrados a dar instrucciones y a que un sector importante de la prensa e incluso para nuestra sorpresa de la sociedad civil, marchen al ritmo que le toquen las bandas militares del gobierno nicaragüense, ésa es una triste sorpresa aquí y no tenían más cosa que argumentar, hubiese sido interesante que ellos hubiesen permitido que la comisión Ramsar visitara la zona para que hiciera mediciones en el campo”, añadió.
Sin embargo, para el investigador de temas ambientales, Felipe Ortiz, el asunto es estrictamente técnico. El investigador confirmó que el informe final del “Asesoramiento número 69” de la Convención Ramsar, está plagado de errores, con lo cual, los ticos “les jugaron las barbas a los meros directivos de Ramsar”, dijo.
Esto se debe a que, al menos en teoría, los informes de Ramsar deben ser cuidadosos, previamente diseñados, y científicamente rigurosos, características que no se observan en el informe.
“Deben tener todos los pasos a seguir, desde la introducción, objetivos, resultados, metodología, desarrollo, conclusión y recomendaciones, debe ser in situ, pero no se dio una investigación de campo”, comentó Ortiz.
Aparte de las deficiencias anteriores, el informe “no indica quiénes son los técnicos que lo elaboraron, no hay firma de una sola persona, eso le quita legitimidad… no fue consultado con ningún técnico de Nicaragua, solamente de Costa Rica”, advierte Ortiz.
Estos errores de procesos y redacción se suman a los que apuntó el experto en áreas protegidas Milton Camacho. Recientemente, entre las que están el vocabulario, pues aclaró que si bien hay humedales transfronterizos no son compartidos por los países.
Sobre las críticas del canciller a la sociedad civil, Ortiz recordó que “los mismos organismos ambientales costarricenses no han dicho nada porque no han sabido de esto, igual los de Nicaragua”.
Esto explica por qué la sociedad civil de Costa Rica no toma parte en el asunto, a pesar de vivir en democracia.
Cabe recordar que —según estudios con rigor científico que el Gobierno costarricense no ha podido rebatir— Costa Rica es el país que más sedimentos aporta al río San Juan, en territorio nicaragüense, razón por la que Nicaragua se vio obligada a limpiar su cauce.
Castro continuó con sus críticas y comparó la posición de su país, la cual dice está bien documentada técnica y jurídicamente, con la de Nicaragua la cual considera ruda y los trabajos en el San Juan como empíricos y con métodos obsoletos de hace más de 50 años, que a su juicio no llevarán desarrollo a la zona donde se limpia.
Pero Ortiz, quien le dio seguimiento al caso de Las Crucitas por parte del Centro Humboldt, cuando Costa Rica intentó poner en riesgo el río San Juan, considerado un “sitio Ramsar”, aseguró que un estudio que pretende ser científico “pierde seriedad porque no fueron al terreno”.
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