Fotos de La Prensa/ Héctor Esquivel/ Archivo
Las palabras del médico parecían tener un eco. “Pase al vestidor, se quita la ropa, póngase la bata que esta allí y se recuesta en la camilla”.
No supo a qué hora estando en el vestidor soltó aquellas palabras: ¿Me quito el calzoncillo? Y lo más vergonzoso, saber que no fue un cuestionamiento mental, sino que el médico lo escuchó y le dijo: “Sí señor, quítese todo”.
Se sentía apenado vistiendo aquella bata abierta en la espalda donde se colaba el frío aire acondicionado, disgustado por la tonta pregunta y nervioso, muy nervioso, pero el doctor parecía no percatarse mientras se colocaba los guantes y le hacía preguntas.
Comenzaron a hablar y el médico le pidió que se relajara y, si sentía alguna molestia, le dijera. No recuerda ni siquiera la frase que usa su esposa cuando lo va a inyectar de “respira profundo”.
Todo fue rápido y cuando se dio cuenta, el doctor estaba frente a él diciendo que había terminado, sólo fueron tres minutos.
“Creo que más que del examen en sí, me apena lo del calzoncillo, es más, cuando salí y mi esposa me preguntó cómo me sentía, se lo conté, no los resultados porque todo estaba bien, sólo tenía una inflamación en la próstata, me dieron tratamiento y estoy bien”, asegura don Luis M., mecánico de 56 años, quien desde hace tres años no ha vuelto al consultorio del urólogo porque según él tiene una próstata de quinceañero.
Al parecer es común que se vaya una vez y no se vuelva, señala el ingeniero agrónomo Roberto González, de 52 años, quien hace cinco años visitó al urólogo y tiene como propósito volver este año.
“Muchos hombres estamos reacios a ir porque desconocemos el proceso”, afirma González, pero a uno primero lo mandan a realizarse otros exámenes generales, a mí me salió que padecía infección en las vías urinarias, después el urólogo me explicó en qué consistía el examen dígito rectal y no deja de sentirse nervios.
“A mí me tranquilizó un poco la explicación sobre la importancia del examen. Recuerdo que el doctor me iba preguntando sobre la fuerza de mi orina, si no sentía que mis ganas de orinar eran mayores a lo que orinaba y cosas así”, señala González.
También González destaca que el someterse a la prueba implica más sobreponerse a los prejuicios, chistes y machismo que al hecho en sí.
“Es un examen médico donde no se tiene intimidad, no es algo doloroso, sino que es un chequeo profesional que es obligatorio, porque lo peor es que cuando te decidás a ir tengás un problema en la próstata o un cáncer, así que lo mejor es hacer la cita, ir y una vez allí confiar en los profesionales”, afirma.
La próstata, glándula accesoria de las vías urinarias, contribuye con su secreción a la formación de la mayor parte del volumen y de los componentes químicos del líquido seminal, por tanto está solo presente en los hombres quienes no recuerdan que existe hasta que llegan a la cuarta década.
El urólogo José Adolfo Etienne Pérez explica que la próstata se desarrolla desde la formación del feto y en los niños de ocho años pesa 8 gramos, en un hombre de 20 años pesa 20 gramos, pero a partir de los cuarenta años la próstata comienza a experimentar un crecimiento súbito en algunos hombres y en otros no.
Son tres las enfermedades frecuentes de la próstata: Hiperplasia Benigna de Próstata (HBP), las prostatitis que son infecciones agudas o crónicas y las tumorales.
“La HBP es la causante del síndrome de obstrucción urinaria baja, las prostatitis que no son enfermedades de transmisión sexual, aunque algunas se dan por el contacto pene-boca, pene-ano, pero que son más frecuentes porque los hombres no acostumbramos lavarnos las manos antes de orinar y todas las bacterias y suciedad que tenemos en las manos las transferimos a nuestro pene ocasionando infecciones”, afirmó el especialista.
El tercer grupo de enfermedades es quizás el más temido, pues son las tumorales, entre ellas el cáncer de próstata.
Las enfermedades en la próstata dan incomodidades similares que pueden ser irritativas u obstructivas. Las irritativas son ardor, dolor para orinar, orinadera frecuente y las obstructivas son aquellas en las que los hombres pujan para orinar, tienen la sensación que la vejiga no se vacía por completo, en algunos casos estreñimiento y ocasionalmente se puede presentar sangrado en la orina.
Vigilancia sin tratamiento: es una opción terapéutica sólo recomendable en pacientes con una esperanza de vida inferior a 10 años; consistirá en un seguimiento a los 3, 6 y 12 meses del diagnóstico y posteriores controles anuales.
Prostatectomía Radical: intervención quirúrgica que extrae por completo la próstata por vía abdominal o perineal; obtiene muy buenos resultados en cuanto a supervivencia. Sólo está indicada en pacientes con una esperanza de vida superior a 10 años.
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Sin embargo, aunque muchos hombres perciban estas incomodidades, no se presentan a realizarse los exámenes quizás porque desconocen que en Nicaragua la tasa de mortalidad anual por cáncer de próstata es del 50 por ciento de los casos diagnosticados.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) señala que cada año en el país son diagnosticados 375 casos de cáncer de próstata, de ellos 187 pacientes tendrán muy avanzada la enfermedad al momento de enterarse y no tienen salvación.
“El cáncer es una de las principales preocupaciones para los urólogos porque ha cambiado su forma de atacar. Antes se presentaba en hombres mayores de 50 años y ahora tenemos hombres de 40 años o menos con este tipo de cáncer, que es tan mortal o curable como cualquier otro cáncer si es detectado a tiempo”, afirmó el doctor Etienne Pérez.
Pero el 30 por ciento de los pacientes que son operados de cáncer o tumores en la próstata presentan incontinencia urinaria y alrededor del 40 por ciento problemas de disfunción eréctil.
“Al momento de la cirugía lo primordial no es salvar glándulas o áreas que estén involucradas con la función eréctil o la continencia de orina, sino extirpar el cáncer o los tumores, de forma que ésas son consecuencias que no se pueden evitar de otra forma que no sea la detección temprana para atacar la enfermedad con medicinas”, destacó el urólogo.
La tasa de incontinencia urinaria y de disfunción eréctil es menor en las cirugías que se realizan por medio de robots, las cuales aún no existen en el país.
“Aquí nosotros trabajamos las cirugías convencionales y nuestra prioridad es salvar la vida del paciente que asume las consecuencias de la misma a fin de salvaguardar su vida”, comentó el doctor Etienne Pérez.
Para detectar las enfermedades de la próstata existen diversos estudios, pero hasta la fecha no se ha inventado uno que supere el dígito rectal, que consiste en la introducción del dedo anular del doctor por el ano del hombre.
“El examen dígito rectal permite valorar el tamaño, la consistencia, la regularidad del tejido, la temperatura y la adherencia de la próstata a estructuras vecinas, algo que no permite ningún otro estudio hasta la fecha”, aseguró el doctor.
Incluso el especialista destacó que es posterior al examen dígito rectal y sobre la base de algunas anormalidades detectadas cuando se envía al paciente a realizarse la prueba de Antígeno Prostático Específico (PSA, por sus siglas en inglés), la cual se realiza en sangre y determina los niveles en sangre de esta glicoproteína.
En otras ocasiones el paciente debe someterse a ultrasonidos pélvicos y sólo se indica el ultrasonido transrectal para realizar una biopsia.
“A mi juicio el ultrasonido transrectal es mucho más traumático, pues se introduce una sonda con una cámara a fin de verla y medirla, pero si es necesario, debe hacerse porque todo paciente debe tener en mente que lo primordial es su salud y que estos exámenes no influyen en lo absoluto con su masculinidad”, destacó el urólogo.
Para realizarse el examen dígito rectal no existe ningún procedimiento previo ni ninguna recomendación que sí existe cuando se remite el PSA, donde se valora el funcionamiento de la próstata y por ello se indica al paciente que no debe tener ningún tipo de actividad sexual tres días antes del mismo y eso incluye masturbación.
No se le debe haber realizado al paciente un examen dígito rectal ni haber montado caballo o bicicleta con cinco días de anticipación, tampoco debe aguantar ganas de orinar para evitar falsos positivos.
El estrés y la herencia son reconocidos como factores determinantes en los pacientes con cáncer de próstata y no existe ninguna recomendación que evite el mismo.
Pero sí hay factores de alerta y los urólogos recomiendan que si usted es hombre y en su familia su papá, tío o abuelo padeció de cáncer de próstata, debe iniciar cuanto antes sus chequeos anuales, si no se ha presentado la enfermedad en su familia y usted se encuentra bien, el médico le recomendará los exámenes cada dos años, pero éstos serán anuales a partir de los 50 años.
Para tener una próstata saludable los médicos recomiendan una dieta sana, libre de grasas, rica en frutas, vegetales y baja en proteína animal, que protege contra el desarrollo de cáncer de cualquier tipo contrario a la dieta de fritanga que predispone la presencia de estas patologías. También se recomienda el ejercicio físico que libera toxinas y estrés.
Alrededor de la próstata y sus enfermedades hay muchos tabúes como aquel que los hombres creen que esta enfermedad se desarrolla por tener mucha o poca actividad sexual.
“Es un error creer que aquellos hombres con una vida sexual bastante activa, que liberan constantemente líquido seminal, se enferman porque la próstata es un músculo que si se usa, se mantiene sano, de forma que la actividad sexual no tiene efectos nocivos”, afirmó el urólogo.
Otra de las creencias erróneas que se tienen es que los médicos pueden causar desgarre en las paredes intestinales e infecciones al momento de introducir su dedo durante el examen dígito rectal.
“Es impensable que ocurra, se usan guantes y no hay nada más sucio que el contenido de un recto, es imposible que uno dé una infección, pues todo adentro es más infeccioso, hay personas que tienen antes del examen fisuras anales y uno la abre, pero eso no sucede con frecuencia porque si no se fisuraría cada vez que pasan las heces, que son más gruesas que un dedo”, añadió Etienne Pérez.Para concluir, tanto Luis M. como Roberto González aseguraron que los hombres al momento de hacerse un examen dígito rectal tienen más que ganar que perder.“Es tu vida sexual, la posibilidad de no tener que usar pañales desechables para la incontinencia urinaria el resto de tu vida y, en el peor de los casos, ese examen de tres minutos es la única forma de saber si seguirás con vida”, concluyó González.
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