Fotos de La Prensa/Manuel Esquivel
La cara de Wilfredo Navarro es una de las más recurrentes en el mundillo de la política criolla. Como Primer Secretario de la Junta Directiva de la Asamblea Nacional, es pieza clave para saber sobre las negociaciones entre su Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y el Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Mañana lunes se elegirá a la “nueva” Junta Directiva de la Asamblea Nacional, y esta vez no habrá mayores cambios en la correlación de fuerzas, ya que, como ha quedado demostrado, la oposición a pesar de ser mayoría, se comporta como una minoría a la hora del estira y encoje.
Éste, como todos los años, los diputados se fueron de vacaciones, pero ya habían dejado los “pollos amarrados”, como dice Navarro. El Frente Sandinista seguirá dominando el principal puesto de la Junta Directiva en la Asamblea Nacional, con René Núñez como presidente.
“Siempre antes de las elecciones (de Junta Directiva) aquí en la Asamblea no se puede ir nadie (de vacaciones) dejando los pollos sueltos porque si no van amarraditos… Este año lo que estamos buscando es mantener un estatus quo, no negociamos nombres, negociamos lugares. Van a quedar más a menos así, dos al PLC, dos al FSLN, dos a ALN y uno al BUN”.
¿Por qué el PLC permite mantener la misma estructura en la Junta Directiva de la Asamblea, bajo el dominio del Frente Sandinista?
Es que… hay que corregir eso. Me golpea cómo lo decís. No es que nosotros queramos darle la presidencia al Frente, sino que en todos los parlamentos del mundo lo que determina es la correlación de fuerzas y en la Asamblea nosotros llegamos apenas a 38 votos y no a 47, que son los que se necesitan para conseguir la presidencia; mientras que el Frente Sandinista ya demostró en la última reforma al presupuesto que puede conseguir 52 votos. Eso es lo que realmente tienen.
En el PLC, que aspiraba a la presidencia (de la Asamblea) no tenemos los votos. Vamos con Eduardo da bandazos, hoy sí, mañana no, entonces no hay confianza. Pero aunque tuviéramos los votos de Vamos con Eduardo y los votos de algunos independientes, no tendríamos los 47 porque ALN al final de cuentas votaría con el Frente… sería un desgaste que el PLC tratara de conseguir la presidencia de la Asamblea cuando no tenemos los votos para obtenerla. Es así de sencillo.
¿Qué tipo de oposición es la que está haciendo el PLC?
Somos una oposición responsable. Ya lo hemos dicho, vamos a aprobar todas las leyes que benefician al país y en el caso de esas tres leyes (Defensa Nacional, Seguridad Democrática y Régimen de Frontera) estábamos claros porque yo personalmente trabajé en esas tres leyes y pedí el apoyo de mi partido. En esas leyes metimos a uno de los hombres más inteligentes y conocedores del derecho en la Asamblea Nacional, como es José Pallais. Entonces, nuestra responsabilidad aquí es, independientemente de si es un sandinista el que mete una iniciativa, si yo miro que beneficia al país, yo voy a apoyarla. Las leyes que han sido aprobadas en la Asamblea Nacional han sido fruto del consenso.
Muchos afirman que la oposición en la Asamblea Nacional es una mayoría débil y que el Frente Sandinista ha demostrado ser un partido hábil.
La afirmación de una oposición débil es cierta por una razón, la división, los intereses, la dualidad de Eduardo Montealegre. Sí hay una oposición que pudiera ser una mayoría, pero es una oposición débil por los intereses y las disputas internas.
“Eduardo Montealegre dice que ellos son los puros, los inmaculados, los que no hacen pacto, pero la realidad demuestra que pactaron con el Frente cuando le aceptaron ser la segunda fuerza, cuando le aprobaron presupuesto y además ellos quieren que uno negocie por ellos y ahora no lo estamos haciendo. La diferencia es que nosotros lo hacemos a luz pública, yo me reúno con Edwin Castro y todo mundo lo ve, pero ellos lo hacen a escondidas, a media noche y son desleales, piden que se negocie con ellos y se saque al PLC”.
“Los medios satanizan al PLC. Cuando hace una negociación con el Frente, dicen que es pacto, pero cuando es Vamos Con Eduardo, dicen que es una negociación por Nicaragua, olvidando que la Asamblea Nacional es por naturaleza un centro de negociación”.
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Ahora, que el Frente Sandinista pueda ser un partido inteligente, que tiene una fortaleza porque sabe negociar mejor, no. Lo que tiene el Frente Sandinista son mayores recursos económicos y ha logrado comprar una parte de diputados en esta Asamblea Nacional. No cabe duda que aquí ha habido cañonazos a diputados que han permitido que el Frente Sandinista haga su voluntad en la Asamblea Nacional, pero no es porque sean sabios en política, lo que pasa es que compran voluntades de los diputados.
Para este año continúa pendiente el nombramiento de los 25 funcionarios…
Ahora son 26 con el presidente del Banco Central. Pero el trabón aquí es el Consejo Supremo Electoral. El Frente no quiere que le cambien a sus magistrados para que ellos mismos les cuenten sus votos. Aquí no es la Asamblea la que tiene la culpa porque no nombra, el que tiene la culpa es Daniel Ortega porque no le ordena a su bancada para que nombre. Se atienen a que no van a poner sus votos para elegir y nosotros no tenemos los votos necesarios. Entonces se ponen en que nos vamos a ir a elección con los mismos funcionarios.
¿Cuánta fuerza tiene la oposición dentro de la Asamblea Nacional?
Si estuviéramos unidos, pudiéramos maniobrar correctamente. Ya ves, cuando fuimos a sesionar al (Hotel) Holiday hicimos un esfuerzo de unidad, pero al final se nos salieron algunos diputados por negociaciones con el Frente Sandinista.
Aquí hay prácticamente 40 votos firmes y hay otros 7 u 8 que siempre están fluctuando por diferentes razones y eso es lo que nos ha hecho débil. La falta de unidad y cohesión de los diputados es lo que hace que esta mayoría no se imponga en la Asamblea Nacional, pero hemos dado batallas que no nos han dado el ciento por ciento del resultado, pero que sí han dado un montón de cosas. Por ejemplo, las tres leyes de defensa nacional, frontera y seguridad nacional, aunque rozaban principios constitucionales, con el esfuerzo del PLC y otros diputados se logró modificarlas en cuanto al servicio militar, confiscaciones, el rol mismo del Ejército, del Presidente, etcétera, etcétera.
Ustedes promueven la unidad, pero en este tema Arnoldo Alemán y Eduardo Montealegre han resultado como el agua y el aceite.
El problema de Eduardo es la falta de liderazgo —el liderazgo se lo han hecho los medios—, los recursos que alguna vez manejó —en su campaña presidencial manejó 25 millones de dólares—, además, agotó su tiempo. Él pudo haber sido candidato a la presidencia con posibilidades de ganar cuando el PLC le planteó “juntémonos y va José Rizo como candidato”, y él, a sabiendas que en la división perdíamos, igual se fue por su lado. Igual está haciendo ahora. Cuando mira que no puede ganarle a Arnoldo en unas primarias y tampoco puede ganarle a Daniel Ortega en las elecciones presidenciales, se quitó la cruz de la candidatura que lo estaba matando y se la pasa a don Fabio, un señor de 80 años que aparece ahora haciendo un papel que ya no le corresponde.
Eduardo se quitó la responsabilidad de hacer perder a la oposición y se la está pasando a don Fabio. Sabe que don Fabio no gana, no crece en las encuestas, no es un candidato que tiene liderazgo, porque es un candidato de la disidencia que crea división… deja que don Fabio se queme en la elección, pero está tratando de ganar la mayor cantidad de diputados para tener la cuota política suficiente en la Asamblea Nacional para mantenerse a flote y aspirar a una candidatura presidencial después de estas elecciones.
Pero cómo queda la candidatura de Arnoldo Alemán frente a este panorama si igualmente no ganaría las elecciones presidenciales, según las últimas encuestas.
Es que divididos… ésos son otros sabios que adivinan el agua helada. Los grandes encuestadores dicen “la oposición no gana”, pues si estamos claros de eso. Todo mundo lo sabe. Mi nieto sabe que si no vamos unidos no tenemos posibilidades de ganar, y a como van las cosas, con la soberbia de Eduardo nosotros no vamos a ganar la elección. El problema es que los que no tiene nada, quieren que les demos el partido. Nosotros tenemos partido ganador, casilla ganadora, tenemos experiencia, liderazgo, organización, un tendido electoral excelente, capacidad… y qué es lo que tiene don Fabio, un montón de disidentes alrededor.
Según usted, ¿sigue siendo Arnoldo Alemán el “máximo” líder del PLC?
Es el principal. Eso de máximo líder me suena a la época de Agüero, eso es más de los conservadores. Pero él es el principal líder, pero hay otros más dentro del partido. No me incluyo, pero están Jorge Castillo Quant, Francisco Aguirre… pero ahora Arnoldo Alemán es el candidato oficial del Partido Liberal Constitucionalista y yo soy su jefe de campaña.
¿Y qué lectura hace con esto de que a nivel interno, dentro del PLC, nadie quiso medirse en unas primarias con Arnoldo Alemán?
Respetaron el liderazgo de Alemán, pero él se abrió a don Fabio para ir a unas primarias… Y don Fabio votó por Arnoldo Alemán en la convención, pero después lo entotorotaron para que fuera candidato y ahora dice que es disidente del PLC.
A finales de la semana el tema de la junta directiva quedó un poco en segundo plano tras la polémica que generó la destitución de Wilfredo Navarro como jefe de campaña de Arnoldo Alemán, su amigo.
Ya en noviembre pasado había ocurrido algo parecido, cuando Navarro se quejaba de que eran “otros” quienes tenían la última palabra en las decisiones sobre la campaña de Alemán. Y al parecer la cosa no cambió mucho.
En esta entrevista, aunque con tono resentido, el diputado dice no morirse por ser el jefe de campaña de Alemán, que tiene bastante cosas que hacer en la Primer Secretaría de la Asamblea Nacional, pero que además dice que se va a concentrar en su campaña como candidato a diputado.
“Él es el que se lo pierde”, le dice a Alemán. “Yo estoy preparado para la compaña, pero si el candidato, Alemán, decide, yo no me estoy muriendo por ser su jefe de campaña. Yo tengo demasiadas responsabilidades en la Asamblea como diputado y en mis negocios. No me están haciendo ningún daño. Más bien el daño se lo hacen quienes se privan de mi servicio”.
Ser jefe de campaña suena a agenda llena, ¿cómo quedaría su tiempo para cumplir con las tareas en la Primera Secretaría de la Asamblea?
Me haría dos, tres… lo que pasa es que el hecho de estar en la jefatura de la campaña dimensiona mi candidatura como diputado.
¿Vale la pena ser diputado otra vez?
Esto es como un noviciado. Cuando comencé en política, era 95 por ciento empresario, trabajador y 5 por ciento político. Poco a poco me he ido transformando. La política es como una enfermedad que te absorbe, es un trabajo muy bonito, te relacionás con la gente, te transformás en un generador de bienestar para la gente y creo que me siento realizado como político.
Tomando en cuenta la confianza que dice tener en Arnoldo Alemán, si nombrara a otro como jefe de campaña, eso lo decepcionaría.
No. No, no. Yo no lo pedí. Él me solicitó que lo apoyara en su jefatura de campaña. Además, a mí lo bailado nadie me lo quita. Mi liderazgo no me lo pueden quitar y una jefatura de campaña no me va a quitar el liderazgo que tengo. En política estoy clarísimo que hay intereses, no hay amistades ni lealtades. No me voy a ofender ni molestar con Alemán. Él se lo pierde si acaso fuera cierto.
¿Por qué esta lucha de intereses?
Lo que pasa es que hay un grupo de gente que quiere tener protagonismo sin tener experiencia. Hay gente que aparece ahora, cuando no han estado en las duras del partido. Pero eso es normal, se acercan sólo cuando hay campaña y entonces comienzan los roces con nosotros que hemos estado en la trinchera.
Se menciona a Jamileth Bonilla entre ese grupo. ¿Es cierto eso?
Leonel Teller ha mencionado a Jamileth, pero yo no he tenido problemas con ella. Pero sí ha habido algunos con los que ha habido roces, el problema es que a mí me han querido “bypasear” y llegaban otros que querían tomar decisiones por mí. Yo aclaré ese asunto con Arnoldo, pero me dicen que pusieron a José Antonio Alvarado como jefe de campaña, pero bueno, el candidato es el que decide quién va a ser su jefe de campaña. A lo mejor será lo más sano para mí, cuando no estoy controlando la campaña verdaderamente.
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