“Le repetimos, no saldremos del internado”, “Recuerde nosotros somos muchos, usted es sólo uno”, “El 14 de febrero sabrá lo que le espera” Atte: Estudiantes UNA-UNEN.
Éstas son algunas de las leyendas que aparecen en los papelógrafos que forran el pabellón principal de la Universidad Nacional Agraria. Protestas multicolores y dibujos de denuncia en los que una parte del estudiantado se vuelca en contra de José Roberto Blandino, vicerrector.
Un comunicado emitido por la oficina de Vicerrectoría el 20 de enero del presente año parece haber sido la punta del iceberg.
“Él quiere desalojar a todos los alumnos, al ver que nos pronunciamos, autorizaron la permanencia de los becarios de cultura, pero son unos 110 en total los que están en el edificio y tienen igual necesidad”, asegura Marcio Quiñónez, presidente de la UNEN-UNA.
El conflicto mantiene tensas las relaciones entre las autoridades universitarias y la población estudiantil desde el año pasado.
“Cómo es posible que una autoridad universitaria se refiera a los alumnos como “vagos” y recurra a calificativos como “cochones”, reclama Quiñónez.
“Excusa sus ataques con el artículo 28 del reglamento de becas cuando él falta a las normas internas utilizando recursos de la universidad para uso personal”, sostiene Quiñónez mientras lo acompañan los presidentes de facultades.
“ES UN MALENTENDIDO”
Por su parte, el vicerrector Roberto Blandino asegura que se ha malinterpretado y manipulado el comunicado.
“En ningún momento se habla de desalojo, el documento menciona claramente una reorganización”, señala Blandino.
Explica que esta año hay una prematrícula de 800 estudiantes que participarán a partir del lunes en la semana de “familiarización”. De este número unos 200 han pagado por su cupo temporal en el internado, que tiene capacidad para 350 estudiantes y para él se necesita priorizar este grupo.
“Yo cumplo con mi trabajo, ellos se aprovechan de la situación”, recalca Blandino, “esto se puede solucionar con una conversación”.
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