Sabia decisión la del candidato presidencial don Fabio Gadea Mantilla y la de sus asesores de suspender los encuentros con el PLC. Considero como buena suerte, que la soberbia y codicia que caracterizan a Arnoldo Alemán le impidieran declinar sus intenciones de mantener su candidatura presidencial por el PLC. La realidad es que, de haberse concretado esa negociación tal y como aseguró José Rizo que sería, los mayores perdedores habrían sido don Fabio Gadea y las miles de personas que como yo tienen puestas sus esperanzas de un cambio en la UNE. Ya que seguramente no volverían a votar por una alianza plagada de los mismos candidatos a diputados, que por años han sido serviles instrumentos del pacto Ortega- Alemán para destruir la institucionalidad democrática y abrirle paso a la dictadura orteguista.
Me pregunto: ¿Cómo hacer creíble la frase que tanto ha repetido don Fabio Gadea de hacer una “Revolución de la Honestidad”, una vez aliado a un partido cuyo máximo líder es un ex reo acusado de malversación de caudales públicos, y para colmo socio, del no menos corrupto, actual gobernante? No sería congruente un discurso que proclame la creación de un gobierno honesto; que promueva la educación y la inversión para terminar con la pobreza, desde la casilla del PLC; partido cuya dirigencia, comprobadamente, participó en el fraude de las elecciones municipales del 2008, y que de manera permanente ha avalado y ha sido cómplice, hasta el día de hoy, de todas las violaciones a la Constitución y las arbitrariedades que la dirigencia del FSLN ha cometido desde la firma del pacto en 1999.
Sin duda, la situación que enfrenta don Fabio Gadea Mantilla es sumamente complicada, puesto que él no solamente pertenece al PLC, sino que tiene además vínculos familiares con el “líder máximo” de dicho partido. Sin embargo, independientemente de estas consideraciones, siendo don Fabio la persona que es, si aceptó el reto de liderar la “Revolución de la Honestidad”, que tanto urge a Nicaragua, es porque tiene la fortaleza de espíritu, la ética y el amor por Nicaragua suficientes para jamás anteponer los intereses familiares o de partido a los intereses de la nación y de la mayoría de sus compatriotas.
En una entrevista que le hiciera el año pasado, el periodista Carlos Fernando Chamorro, al Obispo Auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez Ortega, hablando de los problemas que afectan a la sociedad nicaragüense, en términos de gobernabilidad, económicos, políticos, etc. en una de sus acertadas respuestas aseveró lo siguiente: “Yo particularmente he insistido mucho en mis intervenciones públicas que el problema de Nicaragua más que político es ético, porque lo que vemos ahora en confrontación no son tanto ideologías opuestas, o proyectos políticos, o proyectos de nación contrapuestos, sino que lo que estamos viendo es lucha de grupos defendiendo sus propios intereses, y una ambición de poder desmedida que en el fondo creemos que lo que está detrás es mantener los privilegios económicos y los intereses particulares de cada uno”. Coincido ciento por ciento con esta iluminada reflexión de monseñor Silvio Báez y qué bueno sería que asimismo coincidan y la apoyen los dirigentes políticos, los líderes de la sociedad civil y la mayoría de nicaragüenses que se oponen a la destrucción de la democracia y del estado de derecho que pretende la dictadura orteguista.
Se dice que el pacto Ortega-Alemán decidirá cuáles casillas van a ir y cuáles no a la contienda electoral 2011. Es posible que a la UNE le cierren todas las casillas para obligarlos a negociar con el PLC a sabiendas que esto provocará una inmensa abstención que le asegure el triunfo al candidato del FSLN. Por lo tanto la UNE tendrá que buscar otra casilla que brinde confianza a los miles de ciudadanos cansados del atropello del pacto Ortega-Alemán para salir a votar y de no haber casilla deberá asumir el liderazgo para tomarse las calles hasta derrocar al tirano.
Don Fabio Gadea Mantilla ha dicho que su deseo es al menos sembrar la semilla de la honestidad. Para lograrlo, le aconsejo poner esa semilla en tierra fértil, nunca en un basurero habitado por zopilotes.
La autora es sicóloga
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