La delincuencia no dio tregua el año pasado en las escuelas de la capital. Mientras en el colegio Los Quinchos, situado en San Judas, el número de robos a estudiantes disminuyó gracias a la presencia policial, a casi un kilómetro de distancia al menos dos estudiantes del colegio La Purísima, situado en el barrio Camilo Ortega, fueron despojados de sus pertenencias cada día, según las autoridades, que esperan el inicio del año escolar el próximo martes.
El éxito obtenido en el colegio Los Quinchos se debe a la organización de la comunidad externa e interna de este centro de enseñanza, explicaron sus autoridades.
“Nosotros tenemos el Plan Colegio, así que la Policía se encarga de vigilar la parte externa del centro y nosotros lo que hacemos son vigilancias estudiantiles internas, se está pendiente del comportamiento de los alumnos y en las clases se les insiste en la prevención de la violencia”, señaló María de los Ángeles González, coordinadora de secundaria de Los Quinchos.
En La Purísima ocurre lo contrario. Ahí la Policía Nacional no hace efectivo el Plan Colegio, según el director Jairo Pino, pese a que el Camilo Ortega es uno de los barrios más violentos de la capital, por su alta peligrosidad, según la Policía Nacional.
El “patrullaje” del centro lo hacen los delincuentes, principalmente entre las 3:00 y las 5:00 p.m., hora en que los estudiantes regresan a sus casas, según Pino.
[/doap_box]
MUCHAS DEBILIDADES
El colegio también carece de un muro perimetral en la parte de atrás. La delimitación del terreno escolar está garantizada por una cerca de alambre de púas y unas cuantas palmeras de coco secas.
Estas peculiaridades permiten que los delincuentes también ingresen al centro a la hora de recreo para vender drogas o cometer otras fechorías.
“Ya a las 3:00 p.m. estos sujetos ingresan al centro, ellos estudian bien a su víctima y siempre andan ofreciendo drogas o viendo cuál será el próximo estudiante al que le robarán su mochila”, alertó Pino.
CUANDO POLICÍA INCUMPLE
Esos despojos ocurren, a pesar de que la vocera de la Policía Nacional, comisionada mayor Vilma Reyes, dijo el miércoles pasado que la Policía garantiza la seguridad en la parte externa de los centros de enseñanza.
Aun así, “el Plan Colegio no funciona, aquí en el colegio no hacen presencia del todo. Aquí nos están agarrando a pedradas cuando hacemos los actos cívicos, llamamos a la Policía y uno revienta el teléfono y no hacen acto de presencia”.
Añadió que el jefe de sector, Eliécer Lezama “viene a levantar una hoja de informe sobre cómo estuvo el día y pide mi sello y firma. Ahora no se la voy a dar, porque la Policía no está presente”, añadió.
Ayer, a eso de las 10:40 a.m., los estudiantes del colegio, que llegaban a afinar detalles sobre el inicio del año escolar, estaban sitiados prácticamente por dos jóvenes que vestían jeans, camisetas sucias y chinelas.
“Siempre a las horas de salida hay jóvenes que están en la esquina como esperando a ver quién pasa para robar. Son como cinco los que se ponen en la esquina del colegio”, señaló Fernanda Díaz, estudiante de quinto año del colegio.
OTRA REALIDAD
El colegio Los Quinchos se sitúa en el barrio vecino de San Judas. Este centro de enseñanza está un poco más visible que el colegio La Purísima y ahí sí hay presencia policial diario.
La coordinadora de la secundaria, María de los Ángeles González, afirmó que desde el año pasado los casos de robos a estudiantes han disminuido considerablemente.
Antes se reportaba al menos un caso de robo al día, pero ahora ese caso se registra una vez cada 15 días o al mes.
Los directores de ambos centros de enseñanza denunciaron que dentro de los colegios hay alumnos que trabajan como “informantes” de los delincuentes.
“Hace dos años estudiantes pasaban información, le decían a los de afuera ‘ve, tal alumno anda un celular o una mochila Jansport’”, dijeron. En Los Quinchos estudian 1,400 niños y jóvenes. De estos, cerca de 10 tienen cierto vínculo con la delincuencia, calcula González.
Ver en la versión impresa las páginas: 5 A