El cocodrilo que por décadas permaneció en un estanque del parque principal de Corinto está viviendo el ocaso de su vida.
Aún cuando los jóvenes no lo molestan, tiene el ánimo por el suelo. Literalmente, el cocodrilo está triste.
Así lo confirmó la alcaldía de Corinto, que junto al Club de Jóvenes Ambientalistas y el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena) están buscando alternativas para que viva de forma decente los últimos años de su vida.
Richard Martínez, de la oficina de Medio Ambiente de la alcaldía de Corinto, aseguró que un cocodrilo puede vivir entre 35 y 50 años en su hábitat natural, pero que ese promedio se reduce cuando se cría en cautiverio.
El cocodrilo de Corinto tiene más de 30 años de vivir en un estanque del parque central, según Martínez.
SU ÚLTIMA PARADA
Esto significa que el cocodrilo de Corinto ya está en la última etapa de su vida, pese a que no la disfrutó como los de su especie.
Este cocodrilo mide 2.5 metros de largo, según Jonathan Palma, del Club de Jóvenes Ambientalistas, y el espacio en el que vive es tan pequeño que no es posible que escape al estrés, especialmente cuando nunca falta alguien que lo moleste.
Un reptil como este puede llegar a medir hasta cinco metros de largo y su naturaleza es vivir en sitios como río San Juan o costas de los mares.
Palma opinó que quizá lo mejor sea enviarlo a un centro de rescate para animales, algo que sólo pueden garantizar el Marena y el Zoológico Nacional.
Martínez expresó que ahora mismo se estudia la posibilidad de liberarlo en alguna área protegida de Chinandega, pero antes hay que garantizar que pueda sobrevivir.
Por el momento el cocodrilo, de la especie cocodrylus acutus, es vitaminado, ya que supuestamente padece de desnutrición.
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