Natasha Fonseca, de 9 años, escribe en su cuaderno la lección que su profesora, María Auxiliadora Palma, puso en la pizarra.
La niña cursa tercer grado de primaria en el colegio 22 de Septiembre La Viña, situado en el barrio Tierra Prometida, en Managua.
Por ahora esta escuela, que urge una reconstrucción total, precisa una reparación completa del techo “pasconeado” que permite que el agua inunde las aulas de clases cuando llueve.
“Hoy que venimos encontramos el aula de clases inundada y sucia, todo estaba mojado por la lluvia que cayó (el domingo pasado por la mañana). En la primera hora de clases (7:00 a.m.) vinieron algunos padres de familia a medio limpiar el aula para que los niños recibieran clases”, afirmó Palma.
El aula de tercer grado, donde hay unos 42 alumnos, es la más deteriorada. Sin embargo, los 445 alumnos que atiende este centro educativo se ven afectados en la temporada de invierno.
Palma recordó que durante las primeras semanas de clases una comitiva de padres de familia decidió arrancar el cielo raso que “estaba por caerles a los niños”. Sin embargo, el techo continúa “pasconeado” y a la espera del cumplimiento de la promesa de reparación, hecha por el Ministerio de Educación (Mined), según la directora Urania Ocampo.
EN MAL ESTADO
En esta situación están unas 700 aulas de clases, según el viceministro de Educación para asuntos de infraestructura escolar, Marlon Siu. En el país hay unas 26,000 aulas de clases distribuidas en 8,398 escuelas, según el diagnóstico del Mined.
Siu reconoció que por ahora algunas escuelas no están listas para enfrentar las inundaciones que podría provocar el invierno, principalmente entre septiembre y octubre, que son los meses más lluviosos, según el Instituto de Estudios Territoriales (Ineter).
Según el viceministro de Educación para asuntos académicos, José Treminio, de las 16 mil aulas de clases destruidas que “recibimos de herencia neoliberal”, alrededor de nueve mil han sido restauradas.
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