Una vez más el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en pleno proceso electoral, expone su naturaleza como partido político de una izquierda corrupta.
Es un partido cuya dirigencia y sus más cercanos colaboradores se están sacando todas sus porquerías, propias de personas corruptas, atentatorias contra la vida y el bien común. Además, reflejan su desprecio por el desarrollo económico de la nación y los principios de la democracia.
Tal como ha publicado LA PRENSA, en el “palacio” de la pareja presidencial se están clavando los aguijones los “cortesanos” de ambos bandos: los que pretenden cumplir excentricidades de la primera dama y los que se aferran a la imagen del presidente de la República.
Los escándalos de corrupción por montos millonarios en instituciones como la Alcaldía de Managua, la Dirección General de Ingresos (DGI), la Dirección General de Aduanas (DGA), negocios con compra de equipos por parte de la Empresa Administradora de Aeropuertos Internacionales (EAAI) hasta por casi un millón de dólares y así sucesivamente en los distintos eslabones del Estado. Esto refleja la cultura de corrupción desde la cúpula del partido gobernante hasta el más pequeño miembro de ese partido que se cree el “presidentito” en la figura del alcalde o secretario político municipal.
A lo anterior se suman las exclusiones de procedimiento en las contrataciones del Estado, que benefician a empresas vinculadas al gobernante FSLN. En este mismo sentido, de sobra se ha demostrado en las publicaciones de LA PRENSA cómo la familia presidencial le ha sacado jugosos réditos a la ayuda venezolana que se firmó de Estado a Estado, pero que el mandatario nicaragüense ha privatizado a su favor y el de su séquito.
El clientelismo político seguro ha crecido, pero a base de corrupción. Funcionarios del Gobierno se llenan la boca “defendiendo” los derechos de los pobres, pero ellos ya tienen sus negocios y lujosas casas obtenidas de la corrupción.
Esto debe quedar claro una vez más para los nicaragüenses. El FSLN es un partido corrupto y destructor de los bienes del Estado. Enemigo del desarrollo de la nación y de la democracia. Así que, como dicen los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, hay que reflexionar antes de votar. Por eso insto a elegir entre el bien y el mal, y el mal se está reflejando en el comportamiento del partido gobernante.
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