México/EFE
Un total de 249 soldados mexicanos han muerto en la campaña contra el crimen organizado emprendida por el presidente de México, Felipe Calderón, desde que asumió el poder en diciembre de 2006, aunque menos de la mitad falleció en situaciones de combate, reveló hoy la Secretaría de la Defensa Nacional.
De las muertes, “101 decesos ocurrieron a causa de agresiones y el resto (148) se suscitaron por accidentes automovilísticos, aéreos y otros incidentes relacionados con operaciones en contra del crimen organizado”, reveló el Ejército mexicano en una carta publicada en el diario El Universal.
La misiva, firmada por el subdirector de relaciones públicas la Secretaría de Defensa, el teniente coronel, Francisco Antonio Enríquez, fue enviada en respuesta a un artículo de la periodista Denise Maerker, en el que acusó al Ejército de supuestamente mentir en los datos que revela sobre las muertes en acción de uniformados.
El Ejecutivo mexicano mantiene desplegados en el país cerca de 40.000 soldados en operaciones contra el narcotráfico y el crimen organizado.
Según datos oficiales, la acción del crimen organizado y el combate de las autoridades contra los criminales han causado la muerte de alrededor de 40.000 personas desde el inicio de la Administración de Calderón.
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) negó “categóricamente” que mienta a la opinión pública y recordó que en 2010 contestó puntualmente 42 solicitudes de información y en 2011 siete más con relación al número de uniformados muertos en acciones contra el crimen organizado.
En México los ciudadanos pueden solicitar datos a las dependencias federales a través del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI).
La Sedena explicó que sus comunicados de prensa, en los que detalla el resultado de algunas acciones contra la delincuencia, “no tienen como finalidad contabilizar o dar cuenta de los decesos de personal militar en operaciones”.
Además, indicó que por razones de seguridad y para preservar la “integridad y moral de su personal, incluyendo el de sus respectivas familias”, no da a conocer las identidades de los fallecidos en sus comunicaciones oficiales.
Asimismo, precisó que “cada comandante de mando territorial determina, de acuerdo a la situación particular de su jurisdicción, la manera de comunicar verazmente las acciones en contra de la delincuencia organizada, incluyendo las muertes de personal”.
El Ejército criticó que algunos líderes de opinión como Maerker esperen “observar más bajas militares como un indicador legítimo a los resultados de las operaciones” castrenses contra el crimen y que consideren que el número de muertos deba “ser directamente proporcional al de los agresores fallecidos para que exista credibilidad”.