Por Alberto Cabezas
México/EFE
La historia de América Latina “nunca deja de dar sorpresas por su rareza”, declaró a Efe el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, quien presenta estos días en México una nueva novela inspirada en la autora costarricense Yolanda Oreamuno (1916-1956).
El también exvicepresidente de Nicaragua eligió a esa mujer rebelde, de destino fatal, para dar vida a una novela, La Fugitiva (Alfaguara, 2011), donde tres mujeres cuentan la “muy trágica vida” de la protagonista.
“Es una historia de una mujer que se llama Amanda Solano, costarricense, que emigra finalmente a México, muere en 1956, y que tiene una vida muy trágica, muy compleja, que es narrada por otras tres contemporáneas suyas”, explica en entrevista Ramírez (Masatepe, 1942).
“Era una figura polémica, conflictiva para la gente, porque había roto los moldes de la sociedad de su época, se había plantado frente al cerco de la sociedad patriarcal reclamando su perfil como mujer”, señala.
“Eso le atrajo muchos rencores, muchas inquinas. Tuvo que irse del país, primero a Guatemala, luego a México”, donde moriría “en la pobreza y el abandono”.
La novela ensalza el carácter rebelde de la protagonista, que se enfrentó a convencionalismos propios de una sociedad machista y anquilosada que con el tiempo ha ido cambiando.
Según Ramírez, en muchas grandes mujeres de la historia “hay un espíritu intrínseco que les lleva a ser rebeldes, muchas veces en minoría, mujeres que son reconocidas hasta que se mueren”.
Ello sucede en América Latina, de donde salieron Oreamuno o las hermanas dominicanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, pero también en continentes como Asia, con la líder opositora birmana Aung San Suu Kyi, que “ha marcado grandes pautas en la lucha por la democracia” de su país, recuerda.
El exvicepresidente sandinista (1984-1990) sostiene que uno de los cambios de fondo durante las últimas décadas en América Latina ha sido el mayor protagonismo de la mujer, “sobre todo en términos políticos”.
DOÑA VIOLETA, UN EJEMPLO
El escritor mencionó la implantación generalizada del voto femenino y la llegada a la Presidencia de mujeres como la nicaragüense Violeta Chamorro, la brasileña Dilma Rouseff, la costarricense Laura Chinchilla y la argentina Cristina Fernández.
Ramírez cree que esos “son signos de una nueva sociedad”, pero no está tan seguro de que haya desaparecido la “sociedad patriarcal” dominante en muchos países de la región.
Latinoamérica sigue marcada por “grandes rezagos derivados de esa sociedad machista” y “masculina” como queda de manifiesto en el maltrato a mujeres o el asesinato masivo de mujeres en Ciudad Juárez y Guatemala, ambas “formas de venganza en contra del sexo femenino”, recuerda.
EL CAUDILLISMO
Otra muestra del arcaísmo existente es el caudillismo, la tendencia de los gobernantes a mantener el poder, “aunque sea revisando las leyes, rompiendo las constituciones”.
Ramírez ironiza cuando se le recuerda que, con todo y cambios en el papel de la mujer, hay países como Guatemala donde un presidente, Álvaro Colom, y su exmujer, Sandra Torres, han decidido divorciarse para que ella pueda sucederle en el poder al abrigo del oficialista partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE).
“Los novelistas vivimos de la anormalidad de la historia de América Latina, que siempre nos está dando este tipo de sorpresas”, asegura, instalado en la creencia de que de la situación podría salir un relato.
“Esos ya son bemoles de la historia latinoamericana (…) Me sorprende y, no sé… me divierte. No sé si sería la palabra adecuada”, sostiene.
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