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Cartas al Director

La maldad

“El mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad”.

 

Albert Einstein (1879-1955), científico alemán nacionalizado estadounidense.

Código de la Niñez

El concepto “delincuente” no está relacionado exclusivamente a los adultos, sino en general, a toda aquella persona que delinque, sea este mayor o menor de edad.

Por ello es que en esa confusión histórica en que la política criminal se fundamentaba en los adultos, por ser capaces de aceptar y reconocer sus responsabilidades, concertándose así la idea de la “mayoría de edad”, como un límite en la aplicación de las sanciones penales.

Hoy en día, los ojos se han posado en las conductas de los menores de edad.

Los adolescentes aún llevan consigo el estigma de ser tratados diferentes por ser menores de edad. He aquí la disyuntiva entre el espíritu de la ley, y la realidad.

Los jóvenes inician a temprana edad su actividad sexual; se embarazan; ingieren licor, fuman cigarros, y hasta consumen todo tipo de drogas, pero la ley, aún los etiqueta como relativamente responsables. En Nicaragua, incluso, a los 16 años, pueden votar, sin embargo, según la norma legal que les rige, no pueden asumir absolutamente las consecuencias de sus propios actos. Se les permite por ley cierta indulgencia que les permite mentir, engañar, y dañar a otros, por la flexibilidad legal.

Finalmente, lo que se debería estar discutiendo no es endurecer las penas, sino, que los padres de familia asuman la responsabilidad en la crianza de sus hijos.

Recientemente asistí a ver una película protagonizada por el actor Nicolas Cage, cuyo contenido de violencia y sexo explícito era el denominador común desde el inicio, y en la función habían dos menores de 12 años, con sus padres, y delante de mí dos chicas de aproximadamente 16 años. Además, unos señores entrados en edad, incómodos, salieron a la mitad de la proyección. Hay falta de controles en los cinemas; un fácil acceso a las películas pirateadas y a los ciber cafés.

Entonces, no es un asunto de sanciones sino de educación que empieza en la familia, donde el Estado debe apoyarlos; y por último la aceptación actual sobre el estatus de los jóvenes, a quienes no se les puede seguir encasillando en un formato retrógrado, ya que se les estaría negando su indubitable evolución intelectiva y cognoscitiva, que nos impone abrir los ojos y reconocer la realidad; sino al final los adultos serían quienes se estarían comportando como menores de edad; y estos como verdaderos adultos.

María Fernanda Hernández

Costeña

Nací, crecí y viví la mayor parte de mi vida en Bluefields, y con mucho orgullo expreso: “Yo soy costeña”.

Crecí y fui a la escuela y al colegio junto con criollos y miskitos y aunque yo soy española, nunca existió ninguna diferencia, absolutamente ninguna diferencia.

Podría referirme a los numerosos motivos que nos hacen sentir tan orgullosos y afirmar: Yo soy costeño o yo soy costeña pero en la actualidad existe una causa más poderosa, la cual debemos oponernos y protestar: por la pretendida desmembración de los municipios de El Rama, Nueva Guinea y Muelles de los Bueyes para agregarlos a Chontales.

Así de fácil se pueden obsequiar: nuestros ríos, zonas agrícolas y ganaderas, madera, montañas, tierra, bellezas naturales y habitantes.

Estamos retrocediendo a pasos agigantados.

Costeños: recuerden nuestra historia y todo lo que nos une. Recuerden nuestros derechos.

Fíjense bien por quien van a votar.

 

Sara Sandoval Avellán

Vidas opuestas

A principios de mayo, separadas por unas horas, se produjeron dos noticias de alcance mundial. De un lado la beatificación de Juan Pablo II, y de otro la muerte de Bin Laden. Siendo muy distintos, ambos tienen muchos seguidores.

Juan Pablo II, un hombre de oración y pacífico, realizó 104 viajes y visitó 130 países con su doctrina.

Bin Laden, de los tachados de halcones, jefe político del islamismo mundial más radical, que representa la violencia y los atentados, y que en una entrevista en 1999 manifestó: “Ustedes aman la vida, nosotros la muerte”.

Mucho se ha escrito de sus vidas porque son dos iconos del siglo XX y principios del que estamos, pero yo aquí solo quiero destacar el trabajo en pro de la paz de uno, o el carácter belicoso del otro.

Juan Pablo II, que dirigió la Iglesia católica desde 1978, Papa de la reconciliación, perdonó a Ali Agca que atentó contra su vida, rezó mucho para que el mundo se salvara de las guerras y del terrorismo, denunciando la convulsión por la “sangre derramada y los conflictos”; condenó el ataque a Irak, y participó en Asís por la paz, con los líderes de las confesiones religiosas, afirmando que la familia tenía una misión de importancia primordial para su consecución, y clamó por “¡nunca más la guerra!, porque destruye la vida de los inocentes, enseña a matar y trastorna igualmente la vida de los que matan, deja tras de sí una secuela de rencores y odios, y hace más difícil la justa solución de los mismos problemas que han provocado”.

Y de otro lado Bin Laden, cuya biografía está llena de atentados, la mayor parte de ellos en países islámicos, dirigiendo Al Qaeda para extender la “yihad” por el mundo, con matanzas en las embajadas de EE. UU., en Kenia y Tanzania; el atentado del 11-9-2001 contra las Torres Gemelas y el Pentágono, que lo convirtieron en el símbolo del terrorismo global; el ataque suicida contra el buque de guerra USS Cole; secuestros, etc.

Hamas calificó su muerte como “asesinato” de “un guerrero santo árabe”; Abbottabad, la pequeña ciudad paquistaní, puede convertirse en lugar de peregrinación, su panadero, Mohamed Asif, se muestra “orgulloso, porque fue un héroe que desafió a Estados Unidos”, y Al Qaeda ha manifestado venganza para continuar su cadena de atentados, en un mundo que necesita más la paz que la guerra.

Y en estas dos conductas que podrían estar tan claras para la mayoría de los habitantes del orbe con demasiadas desgracias, para apoyar a uno que representa los valores de altruismo, amistad, bondad, caridad, comprensión, paz, etc., y condenar a otro por sus contravalores de odio, guerra, enemistad, intolerancia, etc., hay muchos que no cesan de atacar a la Iglesia cuando discrepan de sus mandamientos, mientras los belicosos protegen, esconden, justifican y lamentan la muerte de Bin Laden.

 

Ricardo Gutiérrez Ballarín

Diversión nocturna

Actualmente la norteña ciudad de Matagalpa está teniendo bastante vida nocturna, en la que están abriendo una gran cantidad de negocios que atienden a sus clientes hasta altas horas de la noche con música en vivo.

Así también podemos observar en los céntricos parques Rubén Darío y Francisco Morazán a un sinnúmero de músicos amenizando y ofreciendo sus servicios para serenatas cuando ya entra la noche.

Con este ambiente de vida nocturna que hoy se vive en Matagalpa están llegando muchos visitantes de los diferentes departamentos del norte del país, particularmente los fines de semana.

 

Salvador Pérez González

Opinión

COMENTARIOS

  1. nica made in usa
    Hace 13 años

    Hey Ricardo,esta interesante tu articulo;referente a Bin Laden con su tal guerra santa[yihad],los que mas mato,fue a su misma gente,como dice el dicho ,no me defiendas compadre,porque hasta la mujer le estaba quitando,je,je,je,lastima que tardaron tanto en matarlo

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