La posibilidad real de que una persona con discapacidad severa tenga una vida independiente requiere, en parte, de voluntad. Por eso la Asociación de Personas con Discapacidad Físicomotora (Adifim) acaba de lanzar un nuevo proyecto que pretende crear colectivos de voluntarios para que apoyen a quienes lo necesitan.
“Hemos identificado colectivos de personas que tienen un estado de discapacidad severa. Hemos iniciado la búsqueda y formación de voluntarios en las universidades que puedan disponerse como asistentes personales de estas personas que requieren tanto apoyo, y que tienen el derecho de incorporarse a la comunidad”, indicó José Antonio Gutiérrez, director de proyectos de Adifim.
Sin embargo, la iniciativa, denominada Vida Independiente en Nicaragua, también pretende que el Estado asuma su responsabilidad en la atención a los discapacitados.
“La Convención internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad, en su artículo 19, establece que los Estados partes deben reconocer que las personas con discapacidad tienen derecho a vivir de forma independiente y a participar en la vida de la comunidad, incluida la asistencia personal, para no ser aislados en la comunidad”, sostuvo Gutiérrez.
Recordó que la recién aprobada Ley 763, Ley de Igualdad de las Personas con Discapacidad en Nicaragua, en sus artículos 3, 15 y 56, también indica que el Estado debe promover la vida independiente de las personas con discapacidad.
En Nicaragua la cantidad de personas con algún tipo de discapacidad ronda los 600 mil. De esta cantidad, cerca de 100 mil padecen de discapacidad severa, de acuerdo con la última encuesta oficial sobre el tema de discapacidad en el 2003.
DESDE EE. UU. A JAPÓN
El sistema de vida independiente para las personas con discapacidad surgió en los años setenta en Estados Unidos, pero se afianzó en 1993 en Japón, cuando el Gobierno asumió la responsabilidad de realizar transferencias estatales para pagar los asistentes personales de los discapacitados con más afectaciones.
“Sabemos que no tenemos una economía como Japón (que es la tercera del mundo), pero una planilla para asistentes personales que atiendan a las personas con mayores afectaciones requiere de una suma de dinero alcanzable y de mucha voluntad. Por eso vamos también a tocar las puertas de las alcaldías y del Gobierno, porque tienen una responsabilidad en este tema”, recordó Gutiérrez.
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