Claudia ha sido maestra durante los últimos 18 años. Prefirió dar su nombre así, a secas, sin apellido, por miedo a perder el trabajo con el que sustenta a sus tres hijos.
Maestra de primaria y aunque comenzó empíricamente, con mucho esfuerzo ahora es licenciada en Pedagogía.
La educadora afirma que en estos últimos años el título académico no es tan importante como el aval político.
Como ella piensan otros maestros que se callan para mantener su empleo, confiesa.
“Para ellos es muy fácil despedir a la gente y si lo hacen con la gente que ocupan grandes puestos, porqué van a tener compasión de un maestro. Por ejemplo a los maestros que no les gusta asistir a las actividades partidarias, los castigan, y el castigo es ir a una escuela rural o donde los alumnos son indómitos”, dijo.
Según los registros de la Escuela Normal Ricardo Morales Avilés, de Jinotepe, Carazo, al año salen más de 200 maestros y solo unos cuantos logran encontrar trabajo, porque hay pocas plazas. La mayoría de los puestos es para dar clases en escuelitas rurales.
Actualmente la Normal tiene 259 alumnos de nuevo ingreso, 124 educadores comunitarios, 138 contingentes y 100 estudiantes en turnos regulares.
Félix Bravo, subdirector de la Escuela Normal, manifestó que el año pasado los estudiantes iban practicar al área rural con el objetivo de ubicarlos en una plaza, pero pocos se quedaron.
Ver en la versión impresa las páginas: 6 A