La presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, asistió a la Conferencia Internacional de Apoyo a la Estrategia de Seguridad para Centroamérica, realizada con el propósito de promover la cooperación para disminuir en alguna forma los efectos del crimen organizado internacional ligado al narcotráfico que incrementa la violencia.
Concurrieron a la reunión, entre otros, Hillary Clinton, secretaria de Estado de los Estados Unidos, los presidentes de Centroamérica; de México, Felipe Calderón y el de Colombia, Juan Manuel Santos, el Comisario de Comercio de la Unión Europea, el presidente del BID y la vicepresidenta del Banco Mundial.
Doña Laura afirmó en su presentación que “nuestra región es víctima de la brutal arremetida del crimen organizado, que compromete la seguridad de nuestra población y ataca los fundamentos de nuestras democracias”, agregando que “en el negocio de las drogas, como en cualquier otro negocio, hay una cadena de valor que se incrementa a medida que el producto le llega al consumidor. Mientras un kilogramo de cocaína saliendo de Colombia cuesta alrededor de US$1,000, en Guatemala se cotiza en US$13,000, en Estados Unidos, en US$30,000 y en Europa en más de US$160,000”. Propuso además en este foro “la creación de un fondo que obligaría a los países consumidores de drogas a pagar una especie de tributo por cada kilo de cocaína interceptado en el istmo”.
Idea interesante que otros países debían apoyarla. Esta especie de tributo debería reconocérsele a todos aquellos países que tienen pequeñas economías, que hacen grandes esfuerzos para controlar este flagelo, y que se han convertido en puentes del narcotráfico hacia los países ricos que son los que más las consumen.
Oscar Clemente Marroquín, del diario La Hora de Guatemala, refiriéndose a este tema hace un comentario en su artículo titulado “Y quien maneja el negocio de la droga en EE. UU.” que dice así: “Las voces de dirigentes latinoamericanos que han tenido experiencias directas en la desigual lucha contra el narcotráfico apuntan cada vez con más vigor a plantear un cambio profundo en las políticas diseñadas por Washington”. Pero los cambios deben venir también de nuestros gobiernos.
El año pasado escribí un artículo en el cual expuse que “si el narcotráfico tiene su principal mercado en el país del norte, entonces es bueno que sean ellos los que pongan sus recursos para combatirlo”.
De manera que la única forma de luchar contra esta lacra es con mano dura, muchos recursos —vengan de donde vengan— con instrumentos legales claros y con toda la ayuda económica posible, los narcotraficantes son despiadados, cuentan con enormes cantidades de dinero e ingenio y si no los alejamos ahora, se harán cada día más fuertes y poderosos.
El autor es consultor de bienes y raíces
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